El trumpismo ya está aquí. Vox dice que va a expulsar hasta a ocho millones de inmigrantes y a sus hijos, aunque hayan nacido en España y sean ciudadanos españoles de pleno derecho.
La xenofobia y el racismo de Vox es cada vez más groseramente evidente. Dice la portavoz de ‘emergencia demográfica’ de Vox, Rocío de Meer, que son más o menos ocho millones que “no se han adaptado a nuestras costumbres” los que serían deportados si ellos llegan a gobernar.
Pero ni Trump va a expulsar a 20 millones de inmigrantes en Estados Unidos, ni Abascal a 8 millones en España. Entonces ¿qué buscan? ¿Por qué esta ofensiva que recorre desde EEUU a Europa? ¿Por qué se les criminaliza?
La ultraderecha ‘voxista’ empieza a hacer ostentación de un trumpismo exacerbado, abducida por el clima del miedo desatado por Trump en EEUU contra las comunidades inmigrantes recurriendo al ejército para su “cacería”, detener y deportar inmigrantes a otros países o encarcelarlos rodeados de caimanes guardianes. Los de Abascal prometen aplicar la misma doctrina en versión nazifascista europea.
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Del “gran reemplazo” a la “remigración.
La propuesta de Vox para deportar a millones de inmigrantes tiene en Trump su gran padrino actual; pero sus raíces se hunden en las soluciones nazis del siglo pasado.
Según Rocío de Meer, el problema actual en España es el «reemplazo poblacional», una teoría especulativa acuñada por la extrema derecha francesa según la cual existe un complot para “sustituir a la población blanca autóctona por inmigrantes”. Lo que en España ocurriría en 2044. Y que la solución es la “remigración masiva”, idea importada de la ultraderecha ‘Alternativa por Alemania’, inspirada en las ideas de los jerarcas nazis de los años 40 que diseñaron la “solución final”, para deportar a todos los inmigrantes que viven en España y que “no se han adaptado a nuestras costumbres”.
Dice Abascal que aún no los han contado y “no saben cuántos son” pero que aplicaría las deportaciones masivas si llegara al gobierno. En el saco de sus venenosas ideas entran todos los inmigrantes: unos porque “han venido a delinquir”, otros a “vivir del esfuerzo de los demás y de las ayudas sociales”, a “quitarnos el trabajo”, porque “maltratan y menosprecian a las mujeres” o incluso los que han venido a “imponernos una religión extraña”.
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Dos fake news especialmente tóxicas
La ultraderecha, como ariete de las clases dominantes y potencias imperialistas, no busca la verdad en los hechos, vive del populismo extremo y del poder de las fake news para intoxicar y crear un clima de opinión. Ideas especialmente venenosas cuando identifican inmigración con delincuencia, y a los inmigrantes con gente que viene a “vivir del esfuerzo de los demás”.
Los datos del ministerio del Interior rebaten la conexión entre más extranjeros y más delincuencia.
En los últimos 14 años la estabilidad de las tasas de criminalidad ponen de manifiesto que la inmigración crece pero la tasa de delitos no. (*Recuadro)
Según los datos de Interior España es un país seguro, la tasa de criminalidad española, 48 infracciones penales por cada 1.000 habitantes (incluido el cibercrimen) en 2022, se mantiene baja frente a países como Reino Unido (79,5 por mil habitantes), Bélgica (74,8) o Alemania (60,7). Incluso la tasa de criminalidad convencional, la que no incluye el cibercrimen porque en su mayoría se comete desde fuera del país, tiene una tendencia a la baja o es estable desde 2011 y se sitúa en 41 delitos por cada 1.000 habitantes.
Es falso, una fake news, el estereotipo, alimentado por la ultraderecha y sectores de la derecha, de los inmigrantes como potenciales delincuentes.
Los datos del INE demuestran que la inmensa mayoría de los delitos en términos absolutos los cometen españoles. En 2022 el 74,19% de los condenados tenían nacionalidad española, frente al 25,81% de extranjeros. Y el 71% de los asesinos de las 17 mujeres y niños ocurridos entre abril y junio de este 2025 son españoles.
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Los inmigrantes son una parte cada vez mayor del pueblo trabajador.
Según la mayor encuesta laboral de Europa, más del 37% de extranjeros que llegan a España lo hacen por motivos laborales. El peso de la población inmigrante en el empleo es similar al que tiene en el conjunto de la sociedad: representan el 14 % de los trabajadores. Pero su presencia en el mercado laboral es cada vez más relevante. Según los datos de la EPA, entre 2002 y 2024, el 75% de los 5,2 millones de nuevos trabajadores eran extranjeros o con doble nacionalidad. Y en mayo de este 2025, los inmigrantes superaron por primera vez los 3 millones de afiliados a la SS.
Los inmigrantes son el 9,1% en la industria manufacturera y el 8,2% en la agricultura y ganadería. En hostelería duplican su peso, representan el 28 %. Y un 20% en la construcción. Dos sectores necesitados de trabajadores y con serios problemas de precariedad laboral y salarial. Los trabajadores inmigrantes duplican la tasa nacional de paro y temporalidad. Su salario es un 37% inferior a la media. Y hay más de medio millón de inmigrantes en condiciones de ilegalidad, obligados a aceptar cualquier trabajo y condiciones precarias para sobrevivir.
No es cierto, nos quieren intoxicar, es una fake news, que los inmigrantes vengan a “vivir de las ayudas sociales y del esfuerzo de los demás”.
El peso de la población inmigrante en el empleo, el 14%, es similar al que tiene en el conjunto de la sociedad
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Detrás del racismo, detrás de la xenofobia, siempre está la explotación
Tras esta ofensiva trumpista, xenófoba y racista, aparece con total claridad su auténtico objetivo: no es la “remigración” para expulsar a todos y eliminar el 15% de la fuerza laboral del país, sino enfrentar y dividir al pueblo trabajador, señalando a una parte por el color de su piel o sus países de origen, para crear un clima de miedo y perpetuar condiciones de superexplotación.
La ultraderecha actúa como punta de lanza de todo un modelo social impulsado por la burguesía hegemonista norteamericana y las principales burguesías europeas, que buscan separar, criminalizar e hiperexplotar a una parte cada vez mayor de la clase obrera y el pueblo trabajador. Elevar el grado de opresión sobre los inmigrantes, sometiéndolos a la presión de los aparatos estatales bajo amenaza de deportación a sus países de origen o a centros de internamiento extremo en países sometidos, limitando sus derechos laborales y sociales y endureciendo sus condiciones de vida.
El problema se agudiza cuando los grandes partidos de la derecha asumen políticamente la defensa de ese discurso. La Comisión Europea se plantea crear centros de deportación de migrantes sin papeles fuera de la UE, como los de la Italia de Meloni, a partir de 2026.
Aquí el PP ha endurecido su discurso en línea con los partidos de la derecha europea. Feijóo replica algunas de las ideas de Vox, “a quien viene a trabajar, con reglas, bienvenido. A quien viene a otras cosas, le diremos con claridad: aquí no”.Y en su congreso el PP ha puesto todo tipo de trabas a la regularización y derechos de los inmigrantes, como desligar el empadronamiento de los inmigrantes en situación irregular del acceso a las prestaciones económicas; o condicionar la residencia de larga duración a que “deben integrarse, hablar español y respetar la cultura española”.
Con todo ello se busca intervenir el mercado laboral para crear una subclase obrera inmigrante oprimida e hiperexplotada. Y por otra parte, tirar a la baja las condiciones salariales y laborales del conjunto de la clase obrera y el pueblo trabajador. Una vieja práctica capitalista que las burguesías monopolistas están adaptando a las condiciones actuales con los inmigrantes. Son expertos históricos en utilizar a los parados como “ejército de reserva” del empleo barato y ahora quieren lo mismo pero con los inmigrantes.
Por eso la defensa de los derechos de los trabajadores inmigrantes, como tantas veces con los parados, es una batalla de clase decisiva que debemos afrontar desde la unidad, ¡Española o extranjera, una misma clase obrera!
