Con el ingreso en la cárcel de Iñaki Urdangarín se cierra un ciclo de ocho años que ha afectado directamente a la cabecera el Estado y puesto en jaque a la Monarquía, la institución que la representa
La Audiencia de Palma ha decretado el ingreso en prisión de Iñaki Urdangarín después que el Tribunal Supremo confirmara la sentencia que le condena a 5 años y 10 meses de prisión por los delitos de malversación, prevaricación y fraude a la Administración, y por dos delitos fiscales y tráfico de influencias.
El yerno del rey emérito y cuñado del rey Felipe VI ha sido condenado a ingresar en la cárcel por su graves delitos. No podía ser de otra manera después de los hechos conocidos y juzgados por el “caso Nóos” en la Audiencia de Palma. Lo contrario hubiera desatado una auténtica alarma social y tocado seriamente a una Justicia muy necesitada también de limpieza.
Con Urdangarín entran en prisión su exsocio y cómplice Diego Torres, condenado por el tribunal a cinco años y ocho meses por malversación, prevaricación y fraude a la Administración, y el expresidente de Baleares, Jaume Matas, condenado a 3 años y 8 meses de prisión por prevaricación y fraude en el mismo “caso Nóos”.
Desde la Casa Real han manifestado su “respeto absoluto” por la independencia de la Justicia. Y el Rey Felipe VI ha mantenido su agenda oficial.
En 2010 estallaba el “caso Nóos”, descubierto cuando se investigaba el “caso Palma Arena” que puso al descubierto un agujero de más de 50 millones de euros en las cuentas de construcción del polideportivo de la capital. El juez José Castro descubrió en esos documentos motivos suficientes para abrir una nueva pieza separada, el “caso Nóos”.«Con la sentencia se cierra un ciclo de ocho años que ha afectado directamente a la cabecera el Estado y puesto en jaque a la Monarquía, la institución que la representa»
La sentencia considera probado que Iñaki Urdangarín y Diego Torres crearon una asociación para defraudar al erario público y ocultaron lo defraudado a través de un entramado de sociedades radicado en Belice y en el Reino Unido. Además Urdangarín utilizó la situación de privilegio de la que disfrutaba como consecuencia de su matrimonio con una hija de quien entonces era Jefe del Estado, para obtener contratos de diferentes administraciones públicas en Baleares y la Comunidad Valenciana.
Con la sentencia se cierra un ciclo de ocho años que ha afectado directamente a la cabecera del Estado y puesto en jaque a la Monarquía, la institución que la representa.
No solo por el “caso Nóos”, con la imputación de la Infanta Cristina, donde también apareció relacionado el Rey Juan Carlos, aunque se le mantuvo al margen de las investigaciones judiciales. Sino también por la sucesión de escándalos que en las mismas fechas afectaron directamente al entonces Jefe de la Casa Real. Las relaciones de Juan Carlos con la princesa Corinna, y sobre todo la cacería de elefantes en Botsuana, así como la divulgación del testamento de Don Juan que habría dejado una herencia de más de mil millones de pesetas en cuentas suizas.
Un ciclo de ocho años que hundió la imagen de la Monarquía y abrió una crisis que solo se cerraría con una operación de limpieza y recambio. Limpieza que empieza con el Rey Juan Carlos pidiendo “perdón, no volverá a ocurrir”, y meses después con su abdicación de la Corona. Y se cierra ahora con la entrada en la cárcel de Iñaki Urdangarín.
Y de recambio en la jefatura del Estado por el rey Felipe VI, como representante de las nuevas caras limpias de corrupción que han de poder aparecer como una nueva clase política homologable con la regeneración de la vida política.