Conocí a Wida en 2022, en un viaje en bus a Viterbo con un grupo de alumnos internacionales. Éramos dos estudiantes de estancia en Roma, y por azar acabamos sentadas juntas en el autobús. Entonces no era consciente de la tremenda casualidad de haberme sentado con Wida: yo era uno de los 10.000 estudiantes españoles que ese año se movilizaron a Italia. En cambio, Wida era la única estudiante palestina a la que se le había permitido viajar al país.
El viaje de Wida está lleno de este sin fin de probabilidades imposibles, logros que podemos decir que son casualidad, pero que en realidad son el fruto de un trabajo y un esfuerzo inmenso por intentar superar muros cada vez más altos. Cuando volví a contactar con Wida tras mi Erasmus, había pasado más de un año desde los ataques del 7 de Octubre de 2023. Wida había perdido su casa, había migrado al sur de Gaza, y solo recientemente había conseguido volver al norte, al bloque de pisos de su familia (en Gaza es típico que miembros de la misma familia se instalen en distintos apartamentos de un mismo bloque de pisos). Me contó que había estado en depresión, pero que se estaba recuperando.
La siguiente vez que hablamos empezamos informalmente unas clases de español. Al parecer, Wida estaba echando becas por todo Europa para conseguir salir de Gaza bajo el aval de una universidad europea; o, a falta de becas, se dejaba una importante suma de dinero solo para acceder al proceso de solicitud de matrícula universitaria. En España veía una oportunidad, y quería aprender el idioma. Aprovechábamos las llamadas para ponernos al día, y hablábamos de todo, porque Wida es una persona extremadamente alegre y sociable, y es una alegría compartir siempre cosas con ella.
Buscando formas de ayudar a Wida en su salida de Gaza, encontré que la Universidad de Valencia había presentado este año la segunda convocatoria de la Beca Refugio, una beca con cobertura completa, pensada expresamente para estudiantes palestinos. Aunque la ayuda era un rayo de esperanza, solo rellenar la solicitud fue una gran batalla: había que traducir documentos, localizar papeles familiares, contactar a la universidad… Durante este proceso, bombardearon el piso de al lado del de Wida. Las paredes de su cuarto resistieron de casualidad. El tiempo era el factor más peligroso.
Descubrimos que de las 5 becas ofertadas, solo una se pensaba destinar a un gazatí. No os podéis imaginar las lágrimas cuando vimos, el 28 de Julio de 2025, que Wida la había conseguido.
Sin embargo, el siguiente muro a escalar fue demasiado alto: la beca de Wida no incluía una forma de salir de Gaza. En pleno agosto estuvimos intentando que el Ministerio de Exteriores escuchase su caso, con el respaldo de la Universidad de Valencia y la excelente atención de sus departamento de Relaciones Internacionales y la Vicerrectora. No hubo resultados. Llegó el 10 de septiembre y cayeron octavillas del cielo instando a los ciudadanos de Ciudad de Gaza a desplazarse al sur de la franja. Wida y su familia tuvieron que abandonar su hogar (que pasaría a convertirse en escombros) para vivir en una tienda, porque los alquileres habían aumentado a precios desorbitados. Wida ya había sido evacuada al sur antes, y aunque había sido bajo techo, me había descrito la experiencia como aterradora. Una tienda prometía ser mucho peor, ya que carecen de espacio personal, del aislamiento apropiado, de agua corriente, de baño, de electricidad, de nevera… Vienen a ser las condiciones más insalubres en las que puede subsistir el ser humano. En su caso particular, no iba a tener una conexión a internet más allá de la del trabajo, lo que iba a dificultar cualquier trámite burocrático para su beca. Fue entonces cuando Wida consiguió entrar en contacto con el programa de becas italianas IUPALS (Universidades Italianas por Palestina).
La Conferencia de Rectores de las Universidades de Italia (CRUI) creó el programa IUPALS con un total de 97 becas repartidas entre las 35 universidades italianas, en colaboración con el Ministerio de Asuntos Exteriores y Cooperación Internacional, el Ministerio de Universidad e Investigación, y el Consulado General de Italia en Jerusalén. Este sistema está encabezado por la Universidad de Milán, donde ha sido gestionado con extrema cercanía y cariño por Simonetta Stefano, Vicerrector de Servicios al Estudiantes y Derecho a Educación Superior. El Profesor Simonetta ha estado en contacto directo y estrecho con todos los gazatíes becados, y estuvo manteniendo a Wida al tanto de cada paso en el programa. La determinación y el empuje de las universidades italianas ha sido vital para lograr la proeza de abrir un corredor humanitario que ya ha conseguido sacar cerca de cien estudiantes palestinos.
La beca IUPALS daba a Wida la oportunidad de ser evacuada, pero no inmediatamente. La evacuación de la totalidad de estudiantes se realizó en tres grupos, que se formaron por orden de concesión de la beca. Wida accedió a su beca tarde, y por tanto quedó relegada al último grupo. Por suerte, se puso en marcha un sistema para que pudiese comenzar las clases online. El seguimiento fue duro. El 9 de octubre, se firmó un alto al fuego y comenzó a entrar mercancía en Gaza. Wida trabajaba en la gestión del cargo humanitario, y si bien su trabajo les reservó un alojamiento a ella y a toda su familia, sacándoles de la tienda, también tuvo que compaginarlo con las clases, que eran por las tardes. A esto hay que sumarle que por la noche no hay luz en Gaza.
Si bien Wida consiguió la beca en septiembre, no fue evacuada hasta el 19 de noviembre. Solo pudo llevarse su móvil y su cargador, las únicas pertenencias que pueden llevar los refugiados por motivos de seguridad; ni siquiera se admiten compresas o medicamentos. Tras un duro viaje de quince horas, llegó a Jordania, desde donde pudo por fin volar hasta Roma.
Estas últimas semanas han marcado el comienzo de una nueva vida para Wida, casi literalmente. En mayo de 2025, un amigo suyo le abrió un GoFundMe para que pudiera recaudar el dinero necesario para financiarse el acceso a una universidad europea. Ahora, ese dinero ha sido esencial para poder costearse todo lo necesario para asentarse en Italia. Wida está ahora mismo en la Universidad de Molise, con una beca que cubre un máster de dos años. Sigue en contacto con el profesor Stefano, al que agradece de corazón todo su trabajo y espera poder ver estas Navidades, cuando vaya a Milán con una familia Italiana que se ha ofrecido a acogerla.
El 22 de septiembre el pueblo italiano protagonizó una huelga histórica: los italianos demandaban el fin del genocidio y el necesario reconocimiento del gobierno de Meloni del Estado de Palestina. Se celebraron manifestaciones en 81 ciudades y se paralizaron los puertos de Génova, Livorno, Palermo, Trieste, Venecia y Civitavecchia, entre otros. Otra huelga nacional tuvo lugar el 2 de octubre, y el 22 de noviembre Roma asistió a una nueva manifestación encabezada por la activista Greta Thunberg y la funcionaria de la ONU Francesca Albanes, en denuncia a las constantes violaciones al alto al fuego que se están cometiendo. Sobre este último tema y su familia no me he atrevido a hablar con Wida aún.
El viaje de Wida no es único, pero es uno al que hemos podido seguir en este periódico desde muy cerca. Que Wida haya podido salir de Gaza no es nada más ni nada menos que el fruto de su búsqueda incansable de oportunidades, y la lucha igual de gigante e implacable del mundo por brindárselas.
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Lee esta otra entrevista a Wida: https://deverdaddigital.com/regrese-y-mi-casa-era-solo-escombros/
