El salario medio en España es un 20% inferior a la media de la UE, según un informe elaborado por Adecco y la escuela de negocios IESE sobre la evolución del salario en 14 países europeos entre 2003 y 2008. En concreto, la retribución media en el Viejo Continente alcanzó los 27.036 euros en 2008. Reino Unido encabezó el ranking de remuneraciones, con 46.058 euros para los empleados de jornada completa, seguido de Holanda, 42.720 euros, y Alemania, 40.914 euros. (CINCO DÍAS)
EL CONFIDENCIAL.- En el lado de los fuertes, es comrensible que los países europeos llamados a salvar a los más afectados por esta crisis quieran obtener algo a cambio: quizás un paso más hacia la unión económica y política que debería acompañar a la unión monetaria. Abu Dhabi ha negociado sus condiciones para salvar a Dubai y lo mismo harán los alemanes y franceses cuando les toque. Preparémonos para ello y esperemos que lo hagan antes de que aparezcamos en la primera página de los periódicos. A la banca la salvaron los estados soberanos; si se tambalean los países, ¿quién los salvará? PÚBLICO.- Ha dicho Obama que dedicará el dinero recaudado a los bancos en aligerar el déficit público. Aquí también queremos reducirlo, aunque en vez de a los bancos o a los ricos, el Gobierno pasará la factura más cuantiosa a los consumidores subiendo el IVA. Decididamente, vamos a tener que ponernos de acuerdo en eso de definir el socialismo. Informe. Cinco Días El salario medio en España, la mitad que en Reino Unido, Holanda y Alemania El salario medio en España se sitúa en los 21.500 euros brutos al año, lo que supone casi la mitad de la retribución de más de 40.000 euros de Reino Unido, Holanda y Alemania, y un 20% inferior a la media de la UE, según un informe elaborado por Adecco y la escuela de negocios IESE sobre la evolución del salario en 14 países europeos entre 2003 y 2008. En concreto, la retribución media en el Viejo Continente alcanzó los 27.036 euros en 2008. Reino Unido encabezó el ranking de remuneraciones, con 46.058 euros para los empleados de jornada completa, seguido de Holanda (42.720 euros) y Alemania (40.914 euros). En el extremo opuesto, Hungría, Eslovaquia, Rumanía y Bulgaría, los cuatro últimos miembros incorporados a la UE de los Veintisiete, no superan los 10.000 euros al año de salario. Con todo, los tres países con mayor remuneración bruta redujeron su diferencia con aquellos con los salarios más bajos, que suponía 11,9 veces más en 2003 y que ahora se sitúa en 7,8 veces. Por sectores, los servicios privados cuentan con la remuneración media más elevada, con 27.774 euros, un 2,7% más que la media y un 15,6% más que los 24.025 euros de la construcción, el sector con menor salario. Por su parte, España cuenta con una retribución mayor en las manufacturas, con 24.023 euros anuales, mientras que los servicios privados superaran los 20.000 euros y la construcción se queda en 19.910 euros. Diferencias salariales por sexo En cuanto a la brecha salarial entre hombres y mujeres, los 14 países analizados presentan mayores remuneraciones para los varones en un 28%, con 29.341 euros, cifra que mantiene las diferencias de salario por sexo desde 2003. En este sentido, España se sitúa como el cuarto país de la UE con mayor brecha salarial, al retribuir a los varones un 34,4% más que a las mujeres (24.020 y 17.866 euros, respectivamente), si bien redujo las diferencias con respecto a 2003, cuando ocupaba la segunda posición, con un 38%. Por último, los servicios privados representan el sector con mayor disparidad en Europa, con una diferencia salarial del 32,9%, al igual que en España, donde la brecha en las manufacturas asciende al 35,5%, mayor que la media pero superior a la de siete países. CINCO DÍAS. 18-1-2010 Opinión. El Confidencial ¿Y si mi país quiebra? Carlos Dexeus Tras orquestar el rescate de Bear Stearns por JP Morgan, el gobierno americano decidió hace poco más de un año dejar caer a Lehman Brothers. Fue un pulso al mercado que creó la mayor dislocación del siglo XXI. Algunos la comparan ya con la crisis de 1873 que terminó en 1893 y que conllevó el traspaso de la hegemonía económica mundial de Inglaterra a los Estados Unidos de América. El pulso duró poco y las consecuencias las sufriremos durante años. Fue un paso en falso que obligó al gobierno americano a aprobar el mayor programa de ayudas estatales nunca visto para salvar al sector financiero y en particular a la banca. El mercado financiero se sustenta en la confianza en el sistema y entre cada una de sus partes, si dejas caer un eslabón se puede venir abajo todo el castillo de naipes. Lehman era importante porque pertenecía a un selecto grupo de los cinco bancos americanos, los llamados investment banks, que intermediaban un porcentaje elevadísimo de todas las transacciones financieras mundiales. Si Lehman caía tras el rescate de Bear, ponías al borde del abismo a los tres restantes, y con ellos a todo el sistema financiero mundial. Eran contrapartida de casi todo: divisas, bonos, swaps, acciones, brokerage, etc, y su caída hubiera pillado a todos directa o indirectamente. El pánico se extendió y los inversores se apresuraron a guardar el dinero debajo del colchón. Los gobiernos, tan lentos a la hora de ponerle una venda a la herida, tuvieron después que correr para proporcionar ellos refugio a los inversores y devolver el dinero al sistema para evitar que cayera. El gobierno americano dio marcha atrás. No tuvieron alternativa. Intentó ser purista y dejar que el sistema se purgara sólo. El frágil equilibrio de confianza se rompió y el esfuerzo para parar la hemorragia fue, y sigue siendo, enorme. Veamos qué ha pasado con España. Aparte de Caja de Castilla La Mancha, intervenida, donde el depositante no parece que vaya a perder ni un céntimo, las demás entidades financieras del país van trampeando esta crisis como buenamente pueden. No es que vayan sobradas, pero no alarman al público llenando las primeras páginas de los periódicos. Gobierno y entidades han acertado en dar tranquilidad a los ciudadanos y no especular sobre la posibilidad de dejar caer ningún banco. De eso se trata, de ganar tiempo para poder sanear sus balances y fortalecer sus recursos propios lo antes posible. Ahora vamos al resto de Europa. En el lado de los débiles, el siguiente bache en el camino es Grecia. Se oyen cantos de sirena de que la Europa rica no quiere echar una mano a Grecia, y menos ahora que se acusa a los griegos de haber falseado sus cuentas. La quiebra de un país se acaba resolviendo con la devaluación de su divisa y el impago de sus bonos emitidos en moneda extranjera. Por ese camino va Venezuela. En el caso de Grecia eso no es posible, porque su divisa es el euro, salvo que la expulsen del sistema monetario europeo. Esto último sería una locura, porque si la expulsión es una opción válida, el mercado empezará a especular sobre quiénes serán los siguientes: algún país de la Europa del Este, Irlanda…y por qué no, España. Europa tiene que actuar unida para parar esta posible tormenta que asoma en el horizonte antes de que se convierta en huracán. Es como si Estados Unidos decide expulsar a California de la Unión por su situación económica. Una vez empieza la especulación es muy difícil de parar. No existe otra solución que ayudar a Grecia a solucionar sus problemas imponiendo buen hacer y rigor. En el lado de los fuertes, es comprensible que los países europeos llamados a salvar a los más afectados por esta crisis quieran obtener algo a cambio: quizás un paso más hacia la unión económica y política que debería acompañar a la unión monetaria. Abu Dhabi ha negociado sus condiciones para salvar a Dubai y lo mismo harán los alemanes y franceses cuando les toque. Preparémonos para ello y esperemos que lo hagan antes de que aparezcamos en la primera página de los periódicos. A la banca la salvaron los estados soberanos; si se tambalean los países, ¿quién los salvará? EL CONFIDENCIAL. 18-1-2010 Opinión. Público El socialismo de Obama Juan Carlos Escudier La prueba de que Obama no es socialista la ofreció hace casi un año Billy Wharton, presidente del Partido Socialista de EEUU, en un artículo publicado en The Washington Post: “Si Obama fuera socialista yo lo sabría”, dijo con más razón que un santo. Aún así, sus adversarios republicanos se han aficionado a tildarle de socialista, algo que a ambas orillas del Potomac equivale a que te mienten a la madre. La última medida del Nobel de la Paz habrá venido a reforzar la presunción de los chicos del elefante de que se la juegan con un diablo rojo vestido de Prada: aplicar un impuesto a los bancos para que el Estado recupere hasta el último centavo de los fondos que empleó en evitar su quiebra. El canon es modesto, un 0,15% aplicable a una parte de los activos totales, pero sirve para poner de relieve la pasividad de Europa, donde habita el socialismo con pedigrí, que lanzó a final de año la idea de aplicar un impuesto a las transacciones financieras, es decir a la especulación, y le pasó el muerto al FMI sin precisar cuál debía ser el gravamen y advirtiendo de antemano que sólo sería eficaz si se aplicase globalmente. El rechazo de EEUU a la tasa Tobin de Bruselas la convierte por el momento en uno más de los papeles mojados que la UE acostumbra a fabricar para demostrar que iba en serio cuando se propuso refundar el capitalismo. A la propuesta de Obama, con la que intenta castigar además la intención de las principales entidades financieras de seguir repartiendo bonos multimillonarios entre sus directivos como si nada hubiese sucedido, se ha sumado Zapatero, que sintoniza tanto con el inquilino de la Casa Blanca que ya ha confirmado que rezará con él en el tradicional desayuno de oración que organizan los cristianos de The Family en Washington el próximo mes de febrero. Se trata de una oración masiva, que tuvo su origen en el Seattle de la Gran Depresión, y que reunió a personas de diferentes confesiones para hablar con sus respetivos dioses de lo mal que estaban las cosas. Ha dicho Obama que dedicará el dinero recaudado a los bancos en aligerar el déficit público. Aquí también queremos reducirlo, aunque en vez de a los bancos o a los ricos, el Gobierno pasará la factura más cuantiosa a los consumidores subiendo el IVA. Decididamente, vamos a tener que ponernos de acuerdo en eso de definir el socialismo. PÚBLICO. 16-1-2010