Dos acontecimientos han sacudido en los últimos días el escenario político. Uno en la frontera Este de Europa. Un veintena de drones de guerra rusos entraban en Polonia violando el espacio aéreo de un país de la OTAN. Otro en Oriente Medio. Aviones israelíes penetraban en Qatar y bombardeaban en Doha la delegación negociadora de Hamás, matando a cinco de sus miembros. En diferentes medios se dice que estos hechos “socavan la influencia internacional de Trump” y evidencian el “fracaso de su estrategia” para acabar con las guerras en Ucrania y Palestina. ¿Esto es realmente lo que está pasando? ¿Qué dicen los hechos y cómo leer los acontecimientos que agitan el tablero mundial y sus repercusiones nacionales?
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La “guerra de los drones”
Los drones de combate se han convertido ya en un arma clave de guerra, utilizados de forma masiva por Rusia en Ucrania. Por eso la incursión de 19 drones de combate rusos en Polonia -y tres días después otro en Rumanía- ha desatado todas las alarmas elevando la tensión en la frontera este de Europa.
Por primera vez cazas de la OTAN, de Países Bajos, Italia y Alemania se activaron junto a los polacos para derribar las aeronaves rusas. Según un alto cargo de la OTAN, varios de los drones se dirigían a la base de Rzeszów, un importante centro logístico clave de la ayuda militar y humanitaria que llega a Ucrania.
El primer ministro de Polonia, Donald Tusk, calificaba los hechos de “ataque y provocación” e invocaba el artículo 4 de la OTAN que prevé consultas con los socios en caso de que uno considere amenazada su “integridad territorial” o su “seguridad”. Y la Alianza anunciaba la operación ‘Centinela Oriental’ en el flanco Este, con la participación de países como Francia, Reino Unido, Alemania y también España.
Pero lo realmente significativo es la reacción del presidente de Estados Unidos. Mientras la opinión más generalizada es que Putin está poniendo a prueba a la OTAN, la unidad europea y a Polonia, amenazando con extender la guerra, Trump minimiza la invasión de los drones y se alinea con el discurso de Putin afirmando que “Pudo haber sido un error”.
Como puso de manifiesto la reunión de agosto en Alaska,Trump asumió las condiciones de Putin con la cesión de territorio ucranio para imponer una falsa paz y atraer a Putin a una alianza imperialista que siembre la división en los BRICS y debilite su relación con China. Esta es la auténtica estrategia trumpista, que no solo pretende repartirse Ucrania con el invasor sino que utiliza la guerra para avasallar Europa.
Trump ha enviado una carta intimidatoria a todos los países de la OTAN exigiendo un mayor encuadramiento en sus relaciones internacionales y más tributos comerciales. Advierte que solo estará listo para imponer sanciones a Rusia cuando todos los países de la Alianza dejen de comprar petróleo a Rusia (la mayor parte ya lo hacen); y cuando todos impongan aranceles de hasta el 100% a China.
De nuevo los hechos “desnudan al emperador yanqui”. Lo que Trump exige a sus vasallos europeos nada tiene que ver con su presunta intención de imponer sanciones a Rusia, sino con sus exigencias para que compren su petróleo, su gas y sus armas, y aumentar las exportaciones a Europa sin aranceles.
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Bombas en Doha, más tiempo para Netanyahu
Aviones de combate israelíes lanzaron el 9 de septiembre un ataque en Qatar contra la delegación de Hamás que negociaba un alto el fuego en Gaza y la liberación de los rehenes. A la condena internacional del ataque, que viola la soberanía nacional de Qatar y el derecho internacional, se une la preocupación por la ruptura de las conversaciones de paz.
¿Es cierto como se especuló en los primeros momentos que “El ataque de Israel a Qatar coge por sorpresa a Trump” (así titulaban algunos medios)? ¿Va Natanyahu por libre en su ofensiva en Oriente Medio, como decían otros?
La propia Casa Blanca se encargaría de confirmar que no son ciertas ninguna de las dos premisas: ni a Trump le cogió por sorpresa, ni “Netanyahu va por libre”.
Según la rueda de prensa ofrecida por Washington: la Casa Blanca fue notificada de antemano del ataque de Israel en Doha: “Israel comunicó por adelantado su intención de atacar la delegación de Hamás en la capital de Qatar… Y para Trump el bombardeo solo fue “un incidente desafortunado” en un país “aliado y amigo” de EEUU, que ni siquiera fue informado. Como denunció el portavoz de Exteriores catarí: «Las declaraciones que circulan de que Catar fue informado del ataque con antelación son falsas”, se avisó cuando las bombas caían en Doha.
Con el ataque en Doha, y rotos todos los puentes de paz, se da más tiempo a Netanyahu para ahondar el genocidio y culminar su objetivo de expulsar de ciudad de Gaza a más de un millón de habitantes que según la ONU hay en su interior. El ejército israelí calcula que ya ha logrado expulsar a 250.000 personas.
Es imposible desligar este ataque de los planes de Estados Unidos para Oriente Medio y el apoyo incondicional de Trump a Israel y a Netanyahu en sus planes genocidas para imponer una “solución final” en Palestina, utilizando no solo los bombardeos sino el hambre y la eliminación de todo tipo de ayuda humanitaria para imponer una limpieza étnica planificada.
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Drones en Polonia, bombas en Qatar… y la lucha de los pueblos
¿Cómo leer los acontecimientos que agitan el tablero mundial y sus repercusiones nacionales?
A la vista de los hechos, una misma línea une los dos acontecimientos que han sacudido el escenario político internacional: los agresivos planes de la línea Trump aparecen detrás de cada uno de ellos en un intento por mantener su hegemonía y detener su ocaso imperial.
Una línea ultra agresiva y violenta. En las relaciones internacionales ya no hay socios, sino vasallos, no hay acuerdos de mutuo beneficio sino el sometimiento a los intereses yanquis, imponiendo un rearme brutal, desatando la guerra comercial o demostrando un poder militar sin igual. Una “línea de dictadura hegemonista mundial”.
Pero no es posible responder a esa pregunta sin mirar qué ocurre al otro lado, el de la lucha de los pueblos y países. Al mismo tiempo que los drones rusos entraban en Polonia y los bombarderos israelíes en Qatar, en la ONU una abrumadora mayoría de 142 países votaba a favor de los dos Estados, Israel y Palestina. En Brasil, uno de los países fundadores de los BRICS, el expresidente Bolsonaro era condenado a 27 años de cárcel por su intento de golpe de Estado, pese a todos los intentos de Trump por impedirlo con amenazas y la imposición de aranceles del 50%. En Europa el Europarlamento tomaba una decisión historica, la suspensión del acuerdo comercial con Israel propuesto por Von der Leyen. En Francia se intensifican las protestas contra los recortes…
Frente a Trump, el viento de la lucha de los países y pueblos del mundo conquista nuevas victorias
En los últimos meses, el mundo asiste a la mayor ola de movilizaciones multitudinarias contra el genocidio en Palestina, como los 350.000 de Londres o los 100.000 de La Haya… Y en España el movimiento popular contra el genocidio en Gaza ha dado un salto con la Vuelta ciclista como catalizador. Después de un año de movilizaciones por todo el país en las que el movimiento pararlaguerra.es, ni terrorismo ni genocidio, ha jugado un papel destacado.
Es el viento de la lucha de los países y pueblos del mundo.
Un viento que, conquistando nuevas victorias, defendiendo su independencia y ganando cotas de autonomía, empuja un nuevo orden mundial y achica el espacio de dominio del hegemonismo.
Esta es la contradicción, entre la dictadura hegemonista mundial ejecutada por Trump y la lucha de los países y los pueblos, desde donde podemos leer los acontecimientos que mueven el mundo.