Los días 25 y 26 de julio, los empleados de cuatro países de la Unión Europea, entre ellos España, se pusieron en huelga contra las condiciones laborales de la aerolínea irlandesa Ryanair. En agosto, los trabajadores volvieron a la carga con otra huelga de 24 horas.
En la huelga de julio participaron tripulantes de España, Bélgica, Italia y Portugal. Se cancelaron más de 600 vuelos, 400 de ellos relacionados con España, un 24% de los vuelos que había planificados para esos dos días. Solo en nuestro país, 75.000 pasajeros se vieron afectados por los paros.
El 10 de agosto, los trabajadores europeos volvieron a la carga. Esta vez lo hicieron los profesionales de cabina y tripulantes de Irlanda, Bélgica, Suecia, Alemania y Países Bajos. La huelga provocó la cancelación de 396 vuelos, con 67.000 pasajeros afectados.
Y eso no es todo. Los trabajadores de Ryanair de toda Europa se reunirán en Europa el 7 de septiembre, para valorar el resultado de las protestas, y decidir si se lanzan a llevar a cabo una huelga a nivel global sumando a todos los países en los que opera la compañía. Un ejemplo de unidad de los trabajadores a nivel intercontinental.
Las reivindicaciones de los trabajadores
“Las huelgas en Ryanair de este verano se están produciendo por un vacío legal” provocado por la empresa. Así lo afirman dos de los sindicatos más importantes del sector a nivel supraestatal, la ITF (Federación Internacional de Trabajadores de Transporte) y la ETF (Federación Europea de Trabajadores de Transporte).
Según las dos centrales, la legislación internacional no impide que “los contratos de trabajo de los tripulantes se rijan por las leyes nacionales del país donde están las bases”. Eso permite que Ryanair, empresa de origen irlandés, contrate a sus trabajadores con las condiciones laborales propias de Irlanda, pese a que sus empleados sean originarios de otros países, y operen mayormente en las bases que tienen en esos otros países, la mayoría con derechos y condiciones laborales mucho más ventajosas que las de Irlanda.
Hablamos de derechos laborales elementales, reconocidas en el derecho español, como el derecho a vacaciones, o a cobrar salario mientras se está de baja laboral, que Ryanair niega a sus trabajadores. Tampoco tienen mutuas por accidente de trabajo, ni asistencia médica normalizada. ¿No son razones para la huelga?
El sindicato Sitcan presentó un informe a Inspección de Trabajo denunciando fraude en la encadenación de empleos temporales (que pueden llegar a los doce años), modificaciones arbitrarias de las condiciones de trabajo, falta de regulación a la hora con permisos de boda o enfermedad y fallecimiento de familiares, etc.
Por supuesto, el tener su base social en Irlanda no solo afecta los derechos laborales. La empresa solo tributa en Irlanda, a pesar de tener repartido su negocio por todo el continente europeo. Un país conocido por ofrecer a las multinacionales ventajas tributarias propias de un paraíso fiscal. Y obliga a sus trabajadores a cotizar también allí, con la merma que eso significa para su pensión del futuro.
Los trabajadores exigen que se acabe con el agujero legal y se les reconozcan los derechos laborales de sus respectivos países. Que Ryanair sea una empresa “Low cost” no implica que los derechos de sus trabajadores deban serlo también.