SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rosa botas puestas

La victoria tiene muchos padres y madres, la derrota se llama Rosa. UPyD, el partido de los filósofos, el voto de calidad, el defensor del idioma español y de la igualdad de los ciudadanos en todo el territorio, se está deshaciendo después de su fracaso en las elecciones andaluzas. Hay desbandada en el Consejo de Dirección y la situación es desesperada porque si dimitieran tres más de los responsables, se disolvería el mando y tendría que convocar un congreso.

A primeras horas de la mañana hablo con Rosa Díez. «Somos -dice- el único partido que se ha enfrentado contra la corrupción y no nos lo han perdonado. Si nos convierten en irrelevantes la batalla por la claridad y la limpieza se habrá perdido». Habla con firmeza y denuncia la campaña de ocultamiento que ha sufrido UPyD. Piensa que han apoyado descaradamente a Ciudadanos, el nuevo partido de la burguesía catalana, como un posible aliado del futuro, aunque el empujón se les ha ido de las manos, lo han lanzado y ahora tendrán que hacer lo que hicieron con Podemos: empezar a enseñar sus casos de corrupción. O quizás se estén configurando dos derechas a la francesa.

También hablo con Irene Lozano, escritora, estrella ascendente, fiel a Rosa en sus decisiones respecto a Ciudadanos. «Han enloquecido, -responde- la actitud de Rosa y del núcleo dirigente que se aferra al poder me recuerda a la postura que adoptó Federica Montseny cuando se negaba a formar parte del Gobierno republicano en el exilio, diciendo aquello de poco pero buenos». Le pregunto por qué ha pedido la dimisión de la Díez: «Creo que dejó de entenderlo todo el día de las elecciones europeas, no notó que el suelo se movía a nuestros pies, que surgía un tiempo nuevo. Y no sólo es ella la responsable; aún hay otros que la apoyan en su postura de resistir hasta el final. Hablan de morir con las botas puestas. Pero, ¡qué cojones morir!, ¿por qué hay que morir en el año que está naciendo todo, otra vez, de nuevo?».

Al margen de la cucaña de aparato hay que meditar sobre el castigo que han impuesto a UPyD. El partido no proponía una república quimérica o platónica, sino una democracia sin corrupción y con separación de poderes. Rosa Díaz se preguntó durante la campaña electoral cómo era posible que las encuestas dijeran que se iba a votar mayoritariamente a un partido con 300 corruptos en la lista; pareciera que los andaluces no le han perdonado que fuera la primera que encendió la hoguera de las vanidades. «No hay que cambiar a los andaluces para que nos voten -piensa otro dirigente del partido- sino irlos convenciendo para que cambien desde sus propios supuestos».

El primer partido que puso en solfa el bipartidismo ya en año 2007, que defendió desde el principio la regeneración democrática, denunciando casos en los tribunales está pereciendo en su propia hoguera. Rosa Díez está segura de que UPyD es útil, necesario e insobornable y, si no cambia repentinamente de idea, seguirá firme al frente del partido.