Cine fórum: Freud, pasión secreta

Recuperando a Freud

Hay veces que las circunstancias provocan formas nuevas de hacer las cosas. Es en este sentido cómo en las condiciones que nos ha tocado estar de confinamiento nos ha llevado a inaugurar el cine fórum telemático. Dentro del ciclo de tertulias que organiza la escuela de formación del Partido, iniciamos esta forma nueva con una numerosa multi-conexión con una gran película, “Freud, pasión secreta”, visionando colectivamente la película y acompañado de un largo debate, que a algunos les pareció corto de tiempo.

Es una película de 1962 dirigida por John Huston, en el que se atreve con un tema que es muy difícil de llevar al cine por su complejidad. Interpretada por Montgomery Clift en el papel principal y con unos excelentes guionistas que permiten narrar toda la primera época de descubrimientos de Freud, en la década final del siglo XIX. Es un film que nos va a exponer los inicios de lo que va a ser el psicoanálisis. Pero sobre todo cómo, con avances y retrocesos, tiene que investigar en un duro combate a contracorriente del pensamiento científico de la época. El final de la película va a concluir con la conferencia en Viena ante un auditorio de científicos que asisten atónitos y que no dejan de patear ante la exposición de las primeras teorías de Freud. Incluso manifestará su rechazo quien fuera hasta entonces su colega y mentor, el doctor Breuer. La sexualidad infantil y la formulación del “complejo de Edipo”, conceptos que hoy ya no se cuestionan, debía ser tachada por una moral y cultura que solo puede aceptar la racionalidad del ser y su comportamiento “normal” dentro de las reglas que la sociedad impone. 

La película adopta un desarrollo muy didáctico, sin abandonar el trascurso de las vicisitudes de ese período en la vida familiar de Freud. Nos va dando el salto por el que tiene que pasar de usar la hipnosis como método de investigación a la nueva práctica del psicoanálisis y la utilización de la interpretación de los sueños como forma de acceder al contenido ignoto del subconsciente. “Es sólo un sueño” le dice Breuer ante una pesadilla de Freud. Pero esa afirmación no le apartará de su tesón en desentrañar el significado oculto de todo un material inconsciente reprimido, tanto en su autoanálisis como en el de los pacientes que tiene. El estudio de la histeria (neurosis) serán los primeros casos de tratamiento en los que utiliza el psicoanálisis y el material onírico.

  Acceder a este material reprimido del inconsciente le llevará a examinar diversas escenas del pasado provocadas por traumas infantiles. La película narra otro de los saltos del conocimiento en Freud. Puede percibir que muchas de  esas vivencias  traumáticas en el niño no provienen de situaciones agresivas externas que le impresionan profundamente. Es él mismo quien las genera (véase el “complejo de Edipo”, por ejemplo). Porque, en este caso, no es el padre quien le agrede, sino que el origen está en los deseos del niño por la madre y, por tanto, los celos para eliminar al padre, dando lugar posteriormente a la represión traumática de estos hechos (“principio de realidad”). Así, desde el nacimiento,  ya rige en el niño el “principio del placer”, es decir la obtención de placer independientemente de satisfacer sus instintos básicos. Ahí está la base de la teoría de la sexualidad infantil, y que más adelante señalará a esta fase del desarrollo en el niño como “perversos polimorfos”, escandalizando a toda la “buena” sociedad de Viena.

Ahora bien, para llegar a estas tesis se debe necesariamente establecer que la psique del individuo lo componen tres estructuras básicas, como son el consciente (ego), subconsciente (ello) y el superego, relacionadas entre sí por unas leyes determinadas. Aquí Freud tiene que romper con todas las concepciones idealistas y metafísicas anteriores: la idea de alma, o la concepción del individuo racional.

Podemos destacar, en el debate, dos conclusiones significativas, entre otras. En primer lugar el hecho de que la formulación de las tesis de Freud son ya una referencia imprescindible, tanto en sus términos como en sus concepciones.

En segundo lugar entender que Freud abre un nuevo continente científico, el Psicoanálisis, dejando atrás las visiones metafísicas sobre el individuo y posibilitando el conocimiento y práctica científica en este terreno.