Se acabó la barra libre, ahora hay que pagar. Esta es la conclusión de las nuevas reglas fiscales aprobadas en la UE.
Desde 2020 se levantó el mandato que exigía apretarse el cinturón para reducir deuda y déficit. La pandemia requirió una enorme inyección de dinero público. Esos tiempos se han acabado.
Y las nuevas condiciones son sospechosamente parecidas al ajuste duro reclamado por los halcones alemanes.
Esta versión más dura, que se traducirá en recortes, determinará la política de los gobiernos europeos, también del español.
Vuelven las “reglas fiscales”, las tijeras que se activan bajo la bandera de reducir la deuda y el déficit. Al irrumpir la pandemia se activó la cláusula de escape, que permite suspenderlas en caso de circunstancias excepcionales. Ahora se ha alcanzado un acuerdo para reinstaurarlas.
Bajo las reglas fiscales se esconden los temidos “planes de ajuste”. Ningún país de la UE podrá tener una deuda superior al 90% del PIB, y el déficit deberá estar por debajo del 3%. Cuando se superen esos límites habrá que recortar.
La deuda española está en el 110%, y se prevé que se cierre 2023 con un déficit del 3,9%. Somos un candidato neto a aplicar esos recortes.
EEUU, a través del FMI, había exigido “un ritmo más fuerte de consolidación fiscal”, es decir más recortes. Y en una Alemania casi en recesión, los halcones llevan la batuta. Siempre que Berlín afronta problemas descarga sus pérdidas sobre el resto de la UE, imponiendo recortes a través de la UE.
¿A cuánto ascenderá el “ajuste”?
La Comisión Europea exigía un ajuste fiscal del 0,5% del PIB anual cuando se superara el límite de deuda. Alemania reclamaba el 1%. Ese ritmo más duro es el que se ha aprobado.
En España supone recortes anuales por valor de 14.000 millones de euros. Casi tres veces más que el dinero ahorrado en la factura de la luz gracias a la “excepción ibérica”.
A cambio de imponer la gama alta de ajuste en la reducción de la deuda, la UE ofrece “flexibilidad” en los recortes. Ampliando de tres a siete años el plazo para cuadrar las cuentas. Y ofreciendo que los planes de ajuste no sean impuestos unilateralmente por la Comisión Europea, sino negociados por ésta con cada país.
Lo que está claro es que las reglas han cambiado. Ya no se podrá gastar más. Pero además Bruselas exige a todos los países retirar las ayudas aprobadas para contener los efectos de la pandemia y la inflación.
Los presupuestos que se aprueben en 2024 deberán limitar los gastos para disminuir la deuda. Y Bruselas ya ha anunciado que en primavera podrá abrir procedimientos por déficit excesivo, señalando a España.
Las nuevas reglas van a condicionar la política de los gobiernos europeos, incluyendo el español. Y anuncian nuevos recortes para los próximos años.