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Recortes Cero: la candidatura que defiende la unidad de España y llega donde no se atreve Podemos

"En España hay mucha riqueza, pero la acaparan un pequeño grupo de bancos, monopolios, multinacionales y grandes fortunas. Debemos redistribuir la riqueza para elevar salarios y pensiones, crear empleo y reindustrializar el paí­s de forma respetuosa con el medio ambiente", este es su mensaje de cabecera.

Invierno de 2014. Antonio López abre a la polí­tica las puertas de la ermita de su inspiración, aunque la lleva de la mano para que no se descontrole demasiado. Enemigo de los titulares y de la verborrea de promesas en campaña, el pintor acepta participar en un spot electoral. Lo hace a su manera, entre figuras de yeso y cuadros a medio imaginar. La candidatura Recortes Cero acaba de lograr lo que nunca consiguió nadie: que el pincel de López firme su propaganda.

Con barba de algunos días y encebollado en varias capas de jersey, el artista dice a la cámara: “Fuera de un mayor o menor acuerdo, me parecéis muy generosos, con muy buena voluntad y merecéis el respeto de la gente. En lo poco que pueda colaborar, estaré con vosotros. Todo mi apoyo a Recortes Cero”. El gato pasea por el salón en medio de un silencio de vértigo, ese que no le suele gustar romper a su dueño. Y menos por culpa de la política. López sube la voz y se despide: “¡Adelante!”.

DOS AÑOS DESPUÉS: 5º CANDIDATURA MÁS GRANDE

Dos años y muchas manifestaciones más tarde, Recortes Cero se ha convertido en la quinta fuerza política en España que se presenta en las 52 circunscripciones, tanto al Congreso como al Senado. Son 200 plataformas integradas en 17 coordinadoras autonómicas y a la vez aglutinadas en un ente estatal. Han pagado un peaje de más de 70.000 firmas en forma de avales. Entre ellas, sigue la de Antonio López, que ha dado un paso más: cierra las listas del movimiento en Madrid. En su programa, algunas medidas que recuerdan al Podemos más primitivo, al de los orígenes, al recién parido por el 15-M.

A su lado, otro nombre llama la atención: Manuel Galiana. El premio nacional de Teatro también empuja a esta organización que une a grupos de poetas, asociaciones de mujeres migrantes, algún que otro comunista, ecologistas, transportistas… Tienen un lema: “Redistribuir la riqueza”. Y quieren hacerlo de forma contundente, con medidas exóticas para el paladar español: un salario mínimo de 1.000 euros y uno máximo de 10.000, subir el impuesto de sociedades a los bancos hasta el 50%, crear banca pública y no pagar la deuda hasta que el paro no baje del 10% o la economía española no crezca a un 3%.

La pasarela del reconocimiento no termina con estos dos apellidos. Aunque no formen parte de las listas, Luis Eduardo Aute, Hector Alterio y Juan Goytisolo también han apadrinado la formación.

¿ANTISISTEMA?

Está claro que no quieren el sistema. Apuestan por otro radicalmente distinto. Entonces, ¿antisistema? El adjetivo no les convence. “Buscamos otro norte”, dicen con tono poético. Las reglas del juego no les gustan y quieren cambiarlas. Su camino no se acaba en romper; traen una lista de propuestas teñidas del verde del ecologismo, el asamblearismo y el intervencionismo del Estado.

Quieren reuniones donde los cargos públicos tengan que rendir cuentas ante los electores y se les pueda destituir si no lo hacen. Desean endurecer las penas a corruptos y corruptores. Que devolver lo robado sea imprescindible. Por otro lado, tienen clara una cosa: un proyecto no se puede llevar a cabo sin acuerdo. La unidad de España es condición sine qua non.

“En España hay mucha riqueza, pero la acaparan un pequeño grupo de bancos, monopolios, multinacionales y grandes fortunas. Debemos redistribuir la riqueza para elevar salarios y pensiones, crear empleo y reindustrializar el país de forma respetuosa con el medio ambiente”, este es su mensaje de cabecera.

EL APOYO DE GALIANA

Manuel Galiana acaba de bajar del escenario. Ultima los preparativos del espectáculo medieval de Hita. Prepara los amores de Rodrigo y Gimena con un texto de José Luis Escobar: “El amor es un potro desbocado”.

¿Se nos ha desbocado demasiado el potro electoral?

Las pasiones son siempre potros desbocados… Conviene subirse y tomar las riendas -dice entre risas-.

¿Qué nos ha pasado?

No hemos logrado domar el potro de la soberbia. Nadie puede arrogarse derechos de honorabilidad. El que quiera tener adeptos, que se lo gane con propuestas. Negarse a todo es absurdo.

¿Es la primera vez que apoya a un partido político?

Nunca había formado parte de unas listas. A principios de los ochenta apoyé al PSOE, pero nada más. Esta agrupación me parece la más limpia. Aquí no le piden su filiación política a nadie, da igual que seas de izquierdas que de derechas.

¿Qué me dice del salario mínimo de 1.000 euros con el techo de los 10.000? ¿Y de subir el impuesto de sociedades a los bancos hasta un 50%? ¿La banca pública? ¿Las soluciones a la economía deben pasar por el intervencionismo del Estado?

Son medidas un tanto utópicas. No está mal poner el listón alto, luego las cosas van bajando… Me han parecido poco realistas. Todo es discutible. Es muy difícil. Tengo mis dudas de si el Estado es quien tiene que solucionar la Economía. Creo que hay que dejar mucho espacio a la iniciativa privada, pero conviene poner unas normas. En cualquier caso, ojalá entremos en el Congreso. Los ciudadanos necesitan una vocecita que los defienda. Creo que Recortes Cero aborda con sinceridad los temas más candentes: sanidad y pensiones.

¿Qué título le pondría a la película que vivimos?

‘La odisea espacial’ -suelta con una carcajada-.

¿QUÉ LES SEPARA DE PODEMOS?

Hace calor en Madrid. Rondan los treinta grados a pesar de que las siete de la tarde están a punto de irse para dejar paso a las ocho. Una habitación en Gran Vía, quizá una antigua clase. Hay decenas de pupitres desordenados, cajas llenas de camisetas de Recortes Cero, mecheros y panfletos. El escenario es el de una campaña ochentera.

Cada día una sede. Esta asociación de asociaciones trabaja a destajo donde le toca. Se presenta en toda España, lo que le obliga a viajar.

Nuria Suárez es la número uno por Madrid de Recortes Cero. Así lo chilla su chapa, que lleva con orgullo prendida en su camiseta sin mangas. De pelo rizado, sonrisa afable y una vida a caballo entre Cataluña, Madrid y Canarias, se sienta a responder a las preguntas de este periódico. Tiene cuidado con los términos. Se toma su tiempo cuando aparecen palabras como “comunismo”, “intervencionismo” o “antisistema”.

¿Existe espacio político a la izquierda de Podemos?

Nuestra alternativa defiende los intereses del 90% de la población, los de todos aquellos que han sido afectados por los recortes. Nuestro caudal de voto es más amplio que el de Podemos. También tenemos esperanzas puestas en los que hasta ahora se han abstenido.

¿Nacen fruto del cabreo?

Llamémoslo necesidad.

Gran parte de su programa económico pasa por no cumplir las reglas. No pagar la deuda hasta que el paro baje hasta el 10%, subir los impuestos a los bancos hasta el 50%, no pagar las obligaciones que ustedes consideren ilegítimas…

Creemos que se pueden cambiar muchas de las leyes con las que no está de acuerdo la mayoría de la población. Se puede hacer. Existe otro norte.

Pero proponen romper las reglas del juego.

Proponiendo otras.

Rompiéndolas antes.

Pero proponiendo otras.

-En este punto, la conversación entra en bucle-.

¿Contemplan no cumplir las leyes que no son justas?

Nuestro programa no habla en ningún caso de desobediencia civil. Pero es el momento de que llegue al parlamento una verdadera alternativa de redistribución de la riqueza.

¿Ahuyentaría la inversión que todos los ciudadanos en España tuvieran un salario mínimo de 1.000 euros y uno máximo de 10.000?

No, en absoluto. Hablemos del tope salarial. Sólo afectaría a 107.000 trabajadores, lo que no supera siquiera el 2% de la población. Es una ultraminoría. Es una medida de redistribución para que el dinero no se concentre en muy pocas manos. Si no hay salarios dignos, no hay consumo. Si no hay consumo, no hay desarrollo. Esta medida es vital.

¿El tope por arriba podría resultar injusto para quien haga grandes inversiones o cree muchísimos puestos de trabajo?

En absoluto. Ya le digo que afectará a muy pocos porque el dinero se concentra en muy pocas manos. Además, si uno produce un beneficio superior, podrá cobrar una comisión.

¿Eso no suena a estajanovismo? ¿Salarios muy parecidos que sólo podrían variar en función de la producción?

En absoluto. La escala salarial que contemplamos va del uno al diez. Es amplia, aunque no tanto como la actual, que va de sueldos de menos de mil hasta un millón. Queremos incentivar el consumo y reindustrializar el país.

¿Teme que subir el impuesto de sociedades a los bancos hasta el 50% pueda ahuyentarles?

Este sistema impositivo no es un invento de recortes cero. Lo han puesto en práctica los países nórdicos.

Pero ya no lo utilizan.

Pero les funcionó.

¿Los bancos se irían de España?

No se van en otros países donde se plantean estas políticas. Por ejemplo, Ecuador.

Quizá los bancos ecuatorianos no tengan la posibilidad de internacionalizarse y dejar esa sede.

Lo que sé es que no se van.

Nuria se despide a la espera de una gira por Madrid, Cataluña y Canarias, las tierras que recorren su currículum profesional. Recortes Cero no consiguió entrar al Congreso en el 20-D, pero consideran un éxito haber recogido 70.000 firmas para presentarse en toda España. A finales de este mes llega la prueba de fuego.