Las subidas salariales pactadas en los convenios vigentes el pasado año están, de media, cinco puntos por debajo del incremento del IPC. En el mejor de los casos, nuestro sueldo sube bastante menos que los precios. Lo que quiere decir que ha sido recortado.
El alza de la inflación va a suponer para los trabajadores una reducción de nuestro poder de compra de hasta 30.000 millones de euros… que gracias al “recorte vía inflación” se han esfumado de nuestros bolsillos.
Como ha sucedido en otros momentos, se pretende cargar, vía inflación, el peso de las pérdidas generadas por la pandemia sobre los salarios.
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30.000 millones menos en nuestros bolsillos
La inflación media a lo largo de 2021 se ha incrementado un 3,1%. Pero este es un dato engañoso. En realidad es sensiblemente mayor. Si contamos diciembre, el último mes con datos cerrados, la inflación interanual ya escala hasta el 6,7%. Y según todas las predicciones, va a continuar a estos niveles durante varios meses, e incluso corre el riesgo de sufrir un alza todavía mayor.
No es “macroeconomía”. Significa que el precio de bienes básicos, de los que no es posible prescindir -alimentos, luz, gas, gasolina…- es mayor. Cuando esto sucede nos empobrecemos, afectando especialmente a los sectores más vulnerables.
Esta inflación desbocada no es un fenómeno económico “natural”, consecuencia únicamente de los desajustes provocados por la pandemia. El vector que más tira al alza de la inflación es la disparatada subida del precio de la luz: seis veces mayor en el mercado mayorista que el año pasado. Es un instrumento de los grandes monopolios eléctricos para imponernos nuevos y brutales tributos, que garanticen sus multimillonarios beneficios.
¿Y qué sucede con los salarios, en un escenario de subida generalizada de los precios?
Según los datos del ministerio de Trabajo, la media de la subida salarial firmada en los 2.886 convenios que afectan a 8 millones de trabajadores fue del 1,47%. Hasta 2,1 puntos menor que la media de la inflación durante todo 2021, y 5,3 puntos por debajo de la inflación interanual en diciembre.
El FMI o la Comisión Europea han lanzado las consignas: los salarios deben subir, si lo hacen, por debajo de la inflación, para que seamos los trabajadores quienes carguemos con las pérdidas
Y esta es la media. En muchos casos el recorte salarial es todavía mayor. El 30% de los trabajadores vieron congelados sus salarios, o la subida ni siquiera llegaba al 1%. Únicamente el 7% de los trabajadores disfrutaron de subidas salariales por encima del 3%… Es decir, el 93% de los trabajadores vieron cómo su sueldo o no crecía o lo hacía por debajo del incremento de la inflación.
Esto es un recorte salarial encubierto. Aunque lo que cobras en la nómina -el salario nominal- crezca, si lo hace por debajo del alza de los precios -la inflación- en realidad tu salario real -lo que puedes comprar con él- es menor.
Todos lo entendemos, sin necesidad de hacer un curso de “alta economía”, porque todos lo estamos sufriendo, y lo comprobamos cuando vamos a comprar.
No es algo nuevo. De 2007 a 2020, la subida media de los salarios estuvo 10,1 puntos por debajo del aumento de la inflación. Es decir, de media los trabajadores perdimos 10 puntos de poder adquisitivo. Pero ahora, este recorte salarial vía inflación es más brutal: en un solo año -2021- nos han quitado cinco puntos de nuestro salario real.
Y se anuncia que volverán a hacerlo en 2022: se anticipa un incremento salarial medio del 1,5%… y una subida de la inflación del 3,7%. Como algunos medios advierten, si esto sucede “la pérdida de poder adquisitivo para los más 19 millones de asalariados será intensa”.
¿Pero podemos cuantificar estas pérdidas?
Según las últimas cuentas publicadas, el alza de la inflación va a suponer para el conjunto de trabajadores una reducción del poder de compra de los salarios y del valor del ahorro de hasta 30.000 millones de euros… que gracias al “recorte vía inflación” se han esfumado de nuestros bolsillos.
Cargar las pérdidas sobre los salarios
Todos los “organismos internacionales” han coincidido en lanzar el mismo mensaje: somos los trabajadores quienes debemos cargar con las pérdidas provocadas por el alza de los precios.
El FMI llama a “rechazar subidas salariales”, bajo la excusa de que si se producen se incrementaría más la inflación. Y la Comisión Europea y el BCE han pedido a las empresas que “se mantengan firmes en las negociaciones salariales y no accedan a subir los sueldos conforme a los precios”.
La batalla de los salarios va a ser una de las claves del 2022. Hay que impedir que se empobrezca a la mayoría para aumentar las ganancias de una minoría
Es mentira que la “moderación salarial” sea una necesidad para evitar que la inflación se dispare todavía más Lo que buscan el FMI o Bruselas es proteger los beneficios de los grandes monopolios, utilizando la inflación como arma para imponer nuevas rebajas salariales.
Y para ello empuñan la reforma laboral de 2012. Por eso han puesto tanto empeño en impedir que se derogue.
En 2003 el 72% de los trabajadores tenían en su convenio cláusulas que protegían sus salarios frente a la inflación. Si los precios subían, debían incrementarse sus sueldos en la misma proporción. Ese nivel de protección bajó al 34,7% en 2013. Hoy solo 1,2 millones de trabajadores, el 15,65% del total, tienen esa cláusula de garantía salarial.
La batalla de los salarios va a ser una de las claves del 2022. Están en juego los sueldos y las condiciones de vida de muchos trabajadores. Hay que impedir que se imponga un escenario donde la “recuperación económica” se consiga empobreciendo a la mayoría para mantener o aumentar las ganancias de una minoría.