El «comité de expertos» insiste en la necesidad de recortar las pensiones públicas y potenciar los fondos de pensiones privados. No es casual. Detrás de los fondos de pensiones privados hay un gigantesco negocio en manos del gran capital financiero. Su objetivo es explotarlo a conciencia, y para ello deben destruir el sistema público de pensiones.
El objetivo del hegemonismo es imponer mecanismos de trasvase estructurales de la riqueza social a las manos del gran capital financiero, fundamentalmente extranjero.Y el de las pensiones es uno de los mercados más amplios y suculentos –110.000 millones de euros recauda cada año la SS por cotizaciones sociales– sobre el que abalanzarse el gran capital financiero internacional. A diferencia de los intereses de la deuda, ni corre el riesgo de impago, ni está sometido a las fluctuaciones del mercado, ni repunta unos años para descender otros.
Radiografía de un atracoSencillamente es un flujo masivo de dinero que se descuenta mensualmente de la nómina de todos y cada uno de los 17 millones de trabajadores asalariados que existen en España.«La salud del sistema público de pensiones ha paralizado en España el avance de los fondos privados» La forma de traspasar esa enorme riqueza desde nuestros bolsillos a sus cuentas de resultados es destrozar premeditadamente las pensiones públicas, y expandir el negocio de los planes de pensiones privados.Desde 1995, los fondos privados de pensiones han triplicado su montante en el conjunto del planeta. Un negocio que mueve 12,7 billones de euros, un 27% del PIB mundial.Lo que persiguen los grandes bancos extranjeros y españoles es explotar concienzudamente este nicho de negocio en España, paralizado por la robusta salud del sistema público de pensiones.Los fondos de pensiones privados en España acumulan un patrimonio del 7,5% del PIB. Muy lejos del 75% que es la media de los países de la OCDE.Holanda, con un PIB que apenas representa el 80% del español, acumula en sus fondos de pensiones privados 800.000 millones de euros, diez veces más de lo que sucede en España, donde apenas alcanzan una capitalización de 85.000 millones.Lo que quieren es incrementar la parte de los salarios que ellos también van a quedarse, aparte de la ganancia capitalista, a través de la apropiación de las cotizaciones sociales o las aportaciones forzosas a los planes de pensiones privados.En el conjunto de la UE, las familias destinan un 10% de su renta a pagar un complemento de jubilación privado. En España no llega al 3%, más de tres veces menos.Fondos de pensiones privados, estafa a los salariosNos dicen que las pensiones “están en quiebra”, “son insostenible”… Una afirmación cierta, pero no las pensiones públicas, que gozan de buena salud, sino para los fondos privados.Sólo en 2.008, primer año de la crisis, los fondos privados en el mundo perdieron el 18,3% de su valor. Sólo en el mes de abril de este año, los planes de pensiones privados españoles perdieron 906 millones, casi lo mismo que el déficit de la seguridad social en todo 2011.Las consecuencias para los futuros jubilados son catastróficas. En Holanda, los tres principales fondos de pensiones han anunciado un drástico recorte de las futuras jubilaciones. En EEUU, uno de cada cinco trabajadores deja de pagar –ante el aumento de las aportaciones exigidas- y no puede jubilarse por falta de ahorro suficiente.«Los fondos privados son un mecanismo del gran capital financiero para saquear los salarios» El incremento de los fondos privados de pensiones sólo puede producirse a partir de una imposición política desde el Estado. No son “competitivos” en términos de mercado con las pensiones públicas. El 93% de los fondos privados obtuvo una rentabilidad inferior a la inflación. Pero es que además el 77% ofrecen pérdidas o una rentabilidad inferior al 2%. Si tenemos en cuenta que la comisión media que cobran los grandes bancos que las manejan es del 2,70%, el resultado es un atraco.La única manera de ampliar su capitalización es degradar planificadamente el sistema público de pensiones. Aún a pesar de la aguda crisis, la Seguridad Social sólo ha acumulado en 2.011 un déficit de 995 millones –apenas un 0,09% del PIB, muy por debajo de las pérdidas de los fondos privados de pensiones-, y todavía dispone de un fondo de reserva de 66.815 millones, el 6,2% del PIB.Recortar las pensiones es la única forma de obligar a cualquier persona que prevea que en su vejez le va a quedar una pensión pública insuficiente o miserable, a dedicar en el presente una parte de su salario, sus rentas y sus ahorros para pagarse un fondo privado. Cuanto menores sean nuestras pensiones públicas, una mayor parte de nuestros salarios, rentas y ahorros dejarán de ser para nuestro consumo personal y se convertirán en capital para que los grandes bancos y aseguradoras puedan disponer de ellos.El gigantesco botín de las pensionesLos fondos de pensiones son uno de los principales mecanismos de acumulación y revalorización del capital financiero. A través de sus contribuciones, descontadas directamente de la nómina de millones de trabajadores, las grandes burguesías se apropian del ahorro individual de la población, acumulan ingentes cantidades de capital, que disponen según sus intereses de revalorizar sus ganancias.Los activos globales acumulados controlados por los fondos de pensiones representaban al cierre del pasado año el 72% del PIB mundial. Una gigantesca cifra arrancada mes a mes de la nómina de millones de trabajadores en todo el mundo.Y los fondos de pensiones están en manos del gran capital financiero y las grandes potencias imperialistasLos activos en fondos de pensiones de los 13 mayores mercados del mundo alcanzaron los 28 billones de dólares (21,3 billones de euros) en 2011.Sólo EEUU controla el 59% de las pensiones privadas en el mundo. Junto a Japón y el Reino Unido acumulan el 79%.Los activos en fondos de pensiones privados alcanzan casi los 14 billones de dólares. Una cifra similar al PIB norteamericano. Pero sólo los 300 mayores fondos de pensiones del mundo acumulan activos por valor de 8,4 billones de euros, más de ocho veces el PIB español.No sólo los bancos, los principales monopolios también participan en el atraco de las pensiones. Los fondos de pensiones de Ford, General Motors y Chrysler casi triplican la suma de todas las reservas financieras de Japón.Pero también buena parte de los fondos de pensiones públicos son, en países como EEUU, un vehículo para el gran capital financiero. Uno de los mayores fondos de pensiones del mundo es Calspers, que gestiona el dinero de los funcionarios de California. El Estado recauda el dinero, pero quien los gestiona, en función de sus intereses son grandes bancos como el Citigroup.Los grandes capitales que controlan los fondos de pensiones privados invierten el ahorro de millones de trabajadores en activos financieros de alta rentabilidad. A través de ellos se controla el 35% de las acciones mundiales, con su consiguiente apropiación de dividendos. Los fondos de pensiones son, muy cerca de los fondos de inversión y muy por encima de los fondos de alto riesgo, el principal vehículo para la exportación de capital de las grandes potencias.Por esta importancia estratégica, los fondos de pensiones son uno de los vehículos financieros con mayor crecimiento durante los últimos veinte años. Si entre 1995 y 2000 duplicaron con creces sus activos –pasando de 4,9 a 11,5 billones-, entre 2001 y 2008 volvieron a más que duplicar su patrimonio –desde los 11,4 a los 28 billones-.Pero el estallido de la crisis ha colocado al borde de la quiebra, especialmente en EEUU, a una buena parte de los fondos privados de pensiones.Desde el inicio de la crisis, los fondos privados de pensiones de los países de la OCDE han perdido un 30% de su valor. Y la mitad de esas pérdidas corresponden a EEUU. Hasta 31 estados norteamericanos están bajo la amenaza de quedarse pronto sin dinero para pagar las pensiones prometidas por su sistema de capitalización. Un agujero cuantificado en alrededor de un billón de euros.Por eso ahora tienen la extrema urgencia por apropiarse del botín de las pensiones, no ya en países del Tercer Mundo, como hicieron en los años ochenta o noventa, sino en mercados mucho más suculentos como el español.