Empieza la campaña de vacunación de la gripe porcina

Recogiendo los frutos del miedo

«Nunca una vacuna tan esperada por las autoridades sanitarias habí­a sido recibida por tan poco entusiasmo por la población». Así­ describen el primer dí­a de la vacunación los principales periódicos del paí­s. La alarma mediática entorno a la gripe A se ha cerrado, no hay colas en los ambulatorios para vacunarse. Muchos médicos son reticentes a hacerlo. La consigna que emana desde los departamentos de salud es «no alarmar» y la sensación es que, como pasó en la gripe aviar, la campaña de miedo tan sólo justificaba la compra de millones de dosis de vacunas y antivirales con el dinero público.

Médicos que dicen no ¿Por qué muchos rofesionales sanitarios no quieren vacunarse? La Vanguardia responde: “por ignorancia”. Los especialistas en salud pública y los recién licenciados que han estudiado la vacuna sí lo hacen. Sin embargo, un breve repaso a los argumentos de estos médicos nos dice todo lo contrario: “el ciudadano corriente, como está alarmado, pone el brazo para que le vacunen y ya está, pero los profesionales sabemos más, somos más reticentes porque no creemos que se haya ensayado lo necesario con la vacuna, pensamos que no es un fármaco lo suficientemente probado”. Cierto es que se han acelerado los permisos administrativos para su comercialización sin haber llegado a ensayos clínicos en humanos voluntarios. Los posibles efectos secundarios, según los disidentes, pueden generar un problema mayor del que se tiene, por ejemplo en embarazadas. Por último, si el virus muta antes de diciembre la vacuna no servirá de nada. Las vacunas sin adyuvantes, menos tóxicas, están directamente vetadas para la población general¿A qué se refieren? Primero a la cuestión de los adyuvantes. De las 37 millones de dosis que ha comprado el gobierno, 22 millones son de la vacuna ‘Focetria’, del laboratorio suizo Novartis, 14,7 millones de ‘Pandemrix’, del laboratorio anglonorteamericano GlaxoSmithKline (GSK). Estas vacunas contienen, junto a los fragmentos del virus, sustancias llamadas adyuvantes (escualeno y tiomersal, derviado del mercurio, entre otros) que sobre-estimulan el sistema inmunitario. Es como sí para conseguir el efecto de quitar el hambre a una comida se le quitara alimento y se sustituyera por químicas saciantes que, en definitiva, engañan al cuerpo para que reaccione como queremos al margen de las vías naturales para ello. Para las farmacéuticas significa abaratar los costes y tener, con la misma cantidad de virus, diez veces más cantidad de dosis disponibles para su venta. Para los vacunados significa exponerse a los efectos adversos de sobre-estimular la inmunidad, efectos relacionados con alergias, enfermedades autoinmunes o neurológicas que, a pesar de ser raros, dan la cara al ser la vacunación masiva. Así ocurrió en EEUU en 1976 cuando hubo que suspender la vacunación contra la gripe A (tras 50 millones de pinchazos) ante la avalancha de cientos de demandas contra el gobierno de Nixon por su graves efectos. Adyuvantes, cuestión de clase Tal es así que el gobierno ha adquirido una reserva de vacunas sin adyuvantes para las mujeres embarazadas. Se trata de 400.000 dosis de Panenza®, de la francesa Sanofi-Pasteur que, según Trinidad Jiménez, aporta un “plus de seguridad”. En Europa circula también Celvapan®, de la norteamericana Baxter que ha levantado un revuelo tremendo en Alemania, donde se pretendía aplicar a la clase política alemana y sus familias mientras se pinchan vacunas con adyuvantes al resto de la población. Aquí están directamente vetadas. Según el Departament de Salut de la Generalitat, si una persona con factores de riesgo pide una vacuna sin adyuvantes, su médico se limitará a explicarle qué son los adyuvantes y por qué están reservadas para las embarazadas. No hay que ser un lince para adivinar qué vacuna es la que se administrarán las élites políticas y de la oligarquía financiera y sus familias. ¿O no nos acordamos ya del escándalo, en plena epidemia de meningitis infantil, cuando los hijos de Federico Trillo se vacunaban discretamente por lo privado cuando se oponía a la vacunación masiva con los padres manifestándose en la calle? Si no es así, ¡que se vacunen públicamente! Sólo se deben vacunar quienes tienen un alto riesgo de padecer complicaciones Todavía hay más… En plena campaña de miedo sobre la gripe A, a principios de septiembre, el presidente del Consejo General de Colegios de Médicos, Juan José Rodríguez Sendín, afirmó que detrás del miedo siempre hay interese políticos o económicos. De los 37 millones de dosis adquiridas por Zapatero y las autonomías (cubren el 60% de la población) se calcula que sobrarán 27 millones (75%), ya que para proteger a los grupos de riesgo sólo hacen falta 10 millones. El resto irán al canal privado para ser adquiridas con receta, se guardarán o enviarán a países pobres. Pagadas ya están. Tal desproporción, producto sin duda de la enorme campaña de miedo, es la expresión del pago millonario a las farmacéuticas fruto de nuestra total dependencia en un sector estratégico, el de la fabricación de vacunas de la gripe, en el que podríamos tener plantas productivas si hubiera voluntad política. Estamos pagando chantajes en lugar de invertir en las necesidades nacionales. Un pago que no sólo es económico, también es en “cobayas”. Las empresas productoras de estas vacunas recopilarán información sobre su seguridad a medida que se utilicen y las agencias de salud la revisarán cada año. Sobre la marcha. En el caso de Celvapan, llama la atención por ser la primera vacuna contra la gripe aviar derivada de cultivos celulares (células Vero obtenidas originalmente de riñones de monos verdes africanos en 1962) reconvertida contra la gripe porcina. Novartis está desarrollando una parecida, Centura, proveniente de la “vacuna de gripe aviar” Aflunov que en 2008 tuvo que ser retirada del mercado tras causar aparentemente la muerte a 21 indigentes en Cracovia, Polonia, de los 350 sobre los que se estaba experimentando engañosamente. Centura podría estar próximamente en el mercado español por los convenios entre Sanidad y la multinacional. El miedo es rentable Una tecnología nueva con la que los monopolios farmacéuticos están tomando posición en un sector motor de su acumulación y concentración de capital y, para ello, mantienen vivo el siempre inminente peligro de pandemia letal que planea desde principios de los 2000. El desarrollo tecnológico apunta al uso de tejidos humanos y animales (frente a usar células embrionarias de pollo) para revolucionar el tiempo necesario de producción de las vacunas de la gripe. Con este adelanto, se tardarán menos de seis semanas en producir vacunas en lugar de las cosechas “una vez al año” que se consiguen actualmente usando huevos. Muchas de las nuevas líneas celulares, algunas de ellas procedentes de tumores, aún se consideran experimentales. Las enormes inversiones necesarias para crear plantas de producción de vacunas adecuadas a los cultivos celulares en lugar de huevos se resolvieron a partir de la “amenaza” de la pandemia de la gripe aviar en 2006. Miles de millones de dólares pasaron de las arcas públicas de los países productores a las cuentas de las grandes farmacéuticas para este fin. Como resultado Novartis podrá fabricar en 2012, en su nueva planta en EEUU, 150 millones de vacunas contra la gripe cada año, eso sí, conteniendo su correspondiente adyuvante MF59, llamado también escualeno, conocido durante décadas por causar graves enfermedades autoinmunes en animales de laboratorio. La investigación biomédica privada está en manos de muy pocas empresas, en las que predominan claramente los criterios de rentabilidad y beneficio. Cabe recordar que la industria farmacéutica está dentro de las más rentables del mundo, por encima de los bancos, las telecomunicaciones o los ordenadores.