Además de escritor, Raúl Guerra era doctor en Farmacia, madrileño de nacimiento (1935), de ascendencia familiar leonesa y donostiarra de adopción desde 1960.
Como escritor con una extensa obra recibió, entre otros, el Premio Nacional de las Letras y el Premio Nadal en 1976 con su novela ‘Lectura insólita de El Capital’ en la que narra el destino trágico de un industrial vasco secuestrado que solo dispone como única compañía del libro de Carlos Marx y esa lectura se convierte en la tabla a la que agarrarse.
Sin duda uno de los rasgos de Raúl Guerra Garrido es el carácter social de su obra, en coherencia con sus profundas convicciones como dijo el escritor Fernando Aramburu en el homenaje que organizó la Diputación de Gipuzkoa en 2019 con motivo del 50 aniversario de la publicación de su novela ‘Cacereño’: “Tú has dicho alguna vez que allá donde se da una situación injusta uno debe comprometerse, alzar la voz y pronunciarse, y que no hacerlo supone una forma de complicidad con el agresor”.
Ante una situación injusta uno debe comprometerse, alzar la voz y pronunciarse
Raúl Guerra no solo fue un escritor de prosa ágil y precisa e inconformista sino innovador. Fue el primero que llevó a la literatura la violencia terrorista de ETA en Euskadi. En una de sus primeras novelas, ‘Cacereño’ de 1969, en la que aborda el problema de los “otros vascos”, los inmigrantes pobres que llegaban al País Vasco de otras partes de España y sus dificultades para integrarse social y laboralmente, apareció por primera vez el “Gora ETA” en la pintada de una pared. En ‘La carta’ aborda la extorsión, el llamado “impuesto revolucionario”. Y en ‘La soledad del ángel de la guarda’ (2007) la peculiar relación de un guardaespaldas convertido en la sombra permanente de un profesor amenazado.
Pero su obra no se desarrolla únicamente en torno a los temas sociales ni la novela como único género, con incursiones en la novela negra, la novela corta, los relatos, el ensayo, la crónica de viajes y hasta un tratado de farmacología, ‘Medicamentos españoles’ en 1972. Con ‘Tantos inocentes’ ganó el Premio novela negra de la Ciudad de Gijón de 1997.
Referente intelectual frente al terrorismo
Raúl Guerra Garrido fue sin lugar a dudas uno de los primeros en la confrontación pública con el terrorismo y el nacionalismo étnico, especialmente como miembro fundador del Foro de Ermua en febrero de 1998, a raíz del vil crimen de Miguel Ángel Blanco, secuestrado y asesinado por ETA de un tiro en la nuca. Se convirtió en uno de los objetivos de ETA, acosado por el entorno etarra su farmacia en el barrio Altza de San Sebastián se convirtió en faro antiterrorista y en el centro de los ataques de la “kale borroka” hasta que un ataque con cócteles molotov acabó quemándola por completo.
Su obra no se desarrolla solo en temas sociales ni la novela como único género
Su integridad moral y su compromiso le llevaron a mantenerse en el País Vasco, en una sociedad entonces todavía encogida por el miedo, pese a las amenazas de ETA y la necesidad de llevar escolta durante bastante tiempo.
El compromiso de Raúl Guerra Garrido era como se dice popularmente “de toda la vida”, primero frente al franquismo y después frente al terrorismo de ETA y el nacionalismo del PNV de Arzallus e Ibarretxe. Marxista, amigo y suscrito de muchos años a esta revista cultural Foros 21, junto con la revista de análisis político Chispas y el periódico De Verdad que edita Unificación Comunista de España. Firmante habitual de los manifiestos impulsados por Recortes Cero, el último contra la invasión rusa de Ucrania.
Carlos dice:
Hijos de p…de los Batasunos psicópatas.Quemarle la cultura a un super-marxista. Ahí, ahí,como hacía Hitler con los libros.Creo que el mejor reconocimiento a Raúl es que todo el mundo lea sus libros,por eso os dejo un link a «Cacereño»
https://docplayer.es/3942434-Cacereno-raul-guerra-garrido.html