SELECCIÓN DE PRENSA NACIONAL

Rajoy no es imprescindible

Ya sabemos que Rajoy no es político propicio a tomar decisiones que impliquen riesgo y su compromiso personal. Sus adversarios externos e internos (del interior del PP) lo saben y se aprovechan de la pasividad y de falta de coraje de Rajoy, y en ello se inscribe el desafío británico en Gibraltar -ahora extendido al aumento del perímetro del Peñón-, o la ruptura por Cospedal de la cohesión de la dirección del PP al culpar ante el juez Ruz al propio Rajoy y a Javier Arenas de la firma del último contrato de Bárcenas con el Partido Popular.

Una acusación y una clara discrepancia de Cospedal con Rajoy en una decisión que debiera ser considerada colegiada y unánime de la dirección del PP, lo que debería obligarla a abandonar lo antes posible la secretaría general, o ser cesada por Rajoy por evidente deslealtad. Máxime cuando en el origen del estallido del caso de Bárcenas está el enfrentamiento personal de Cospedal con el extesorero, y los comentarios que sobre los pagos en dinero negro le hizo al diario El Mundo la secretaria general del PP, añadiendo luego lo de ‘que cada palo aguante su vela’ como si la trayectoria e historia reciente del PP no tuviera nada que ver con ella, lo que ha dejado en la peor evidencia a Rajoy, Aznar, Cascos y Arenas entre otros.

Cospedal va por libre y Rajoy se lo consiente porque no se atreve a poner orden en el partido, como en su día no lo puso cuando la expresidenta madrileña Esperanza Aguirre lo desafiaba a diario. Como no se ha atrevido a poner en su sitio a Artur Mas cuando el catalán lo amenazó en el palacio de la Moncloa diciéndole que o le daba el ‘pacto fiscal’ o que se atuviera a las consecuencias.

Rajoy está claro no es un valiente, y en ello basa su supervivencia a la espera que la economía mejore en España siguiendo la senda de Alemania y Francia, y con el argumento de que en las difíciles circunstancias españolas él no puede dimitir porque se abriría un tiempo de inestabilidad, lo que es absolutamente falso. Más bien al contrario un nuevo presidente del PP y del Gobierno podría ser bueno para el país y para el propio Partido Popular, porque nadie es imprescindible y porque lo de Rajoy es muy mejorable.

Sobre todo cuando sobre su persona planean indicios suficientes de: falta de honradez política, haber mentido y haber mantenido al frente de la tesorería del PP a personas que practicaban estrategias de financiación ilegal, pagos en dinero negro a ciertos dirigentes y una flagrante doble contabilidad. Sus SMS a Bárcenas donde le decía ‘se fuerte’ o ‘hacemos lo que podemos’, cuando se conocían sus cuentas de Suiza dejaron a Rajoy en la peor de las evidencias y en cualquier democracia de verdad semejante episodio habría sido más que suficiente para provocar su salida del poder.

Las últimas declaraciones de Martínez Pujalte pidiendo a los medios de comunicación que se ocupen de las cuentas suizas de Bárcenas y que se olviden de Cospedal y de Rajoy son la prueba de la desvergüenza política que hoy embarga al PP, porque este pintoresco diputado ha vuelto a mentir. Acusa al PSOE de estar de vacaciones -como lo está el Gobierno y la cúpula del PP, e incluso él mismo-, dijo que Rajoy fue al debate de Bárcenas con sus intervenciones escritas, cuando eso fue lo que hizo Rajoy, no dice la verdad sobre Cospedal y sobre todo olvida que Rajoy es el presidente del Gobierno de España y que ello, en plena crisis económica y social, le obliga a ser ejemplar, honrado y a decir la verdad. Motivos todos ellos por los que el tal Pujalte ha vuelto a empeorar la situación de Rajoy y del Partido Popular.