La polémica de la nueva ministra de cultura: Ángeles González-Sinde se ha disparado desde su nombramiento. Zapatero ya se había comprometido con acabar con la piratería, y el nombramiento de la ex presidenta de la Academia de Cine ha provocado ya en Internet un movimiento de recogida de firmas que ya vaya por 45.000.
Sus declaraciones contra la iratería son conocidas, de hecho la última Gala de los Goya fue dedicada en buena parte a esta cuestión. Ahora mismo, por mandato del Ejecutivo, representantes de Redtel (Telefónica, Vodaphone, Orange y Ono) y la coalición (sociedades de gestión y propiedad intelectual) llevan reunidos desde hace meses para resolver el problema de la piratería.En países como Suecia o Francia ya han regulado estas descargas P2P (son las denominadas descargas ilegales) con una ley que contempla el corte de Internet tras el aviso de hasta tres descargas. Aquí no se prevé que esas sean las medidas, La idea está más orientada a multas económicas.Desde luego las asociaciones de internautas, ni las de consumidores están representadas. Algunas de ellas replican que se explique la diferencia entra gravarte una película de un canal privado de televisión con Internet. Aparte de que la Constitución protege el secreto de las comunicaciones, el cual quedaría violado.Pero ante todo, se obvia el problema fundamental. ¿Quién son realmente los piratas? Si el Gobierno apunta en este terreno es por las presiones recibidas de la industria y comunidad internacional (España es uno de los primeros países en cantidad de “descargas ilegales”).De todos es conocido, que los altos precios de los discos de música, películas, videojuegos (una media de 50 euros) hasta de las entradas de cine, no están dedicados a los verdaderos originarios de estas obras originales. Sino que se trata de recaudaciones millonarias que engrosa la gran industria discográfica, cinematográfica etc. Incluso los contratos millonarios de las grandes estrellas podrían ser cuestionados vistos desde la cantidad que ellos mismos generan para las mismas casas.Por no hablar de un colocación monopolista que les convierte en decisivos a la hora de decidir que música está de moda y cual no, que grupo vale o no etc.Ellos son los verdaderos piratas. Por eso todo el sector del cine y de la música, incluso de los videojuegos debería enfrentarse a ellos, en vez de a la gente.La estadística presentada por la FAP plantea que de cada cinco descargas, una podría ser una compra. Pero para un artista supone que le escuchen, vean veces en vez de una. Detrás de esto no hay un problema de perdidas, ni de peligro de estas industrias. Es un problema de tener privatizado hasta el aire que respiramos, si pudieran.