La elección de Quim Torra para ocupar el cargo de president de la Generalitat ha desatado una lógica oleada de indignación. El rechazo ha sido verdaderamente transversal, ha estallado en Barcelona y en Madrid, de él han participado desde Ciudadanos a Podemos…
Se focaliza en el carácter xenófobo y excluyente de sus tuits y artículos. Y desde luego existen razones sobradas para ello. Pero conviene tener en cuenta que el pensamiento de personajes como Torra, por muy execrable que sea, no nace de ningún delirio racista abstracto, sino de un odio de clase muy concreto. Lo que verdaderamente mueve a la gente como Torra es el feroz combate a todo lo que suene a lucha obrera y popular, a cambio progresista… Por eso su pensamiento, absolutamente coherente, es ultra reaccionario en todos los aspectos, y se dirige no solo “contra España”, sino también y sobre todo contra el pueblo trabajador catalán.
El racismo y la xenofobia siempre tiene un color de clase. Se divide y enfrenta a sectores populares para mantenerlos dominados e impedir su unidad para la lucha. Se señala siempre como “inferiores” o “enemigos” precisamente a aquellas clases y sectores populares a los que se quiere explotar y oprimir.
Torra es xenófobo porque es antiobrero. No está solo en contra del “pueblo español”, sino también y sobre todo del pueblo trabajador catalán. Aquellos a los que Torra homenajea como “precursores del independentismo” -por ejemplo Daniel Cardona, que basaba la inferioridad racial española en la forma de los cráneos- mimetizaron el racismo bogante entre algunas élites europeas -sustento del nazismo, que ya sabemos a dónde condujo- para utilizarlo como arma contra los obreros.
El nuevo president de la Generalitat es un enamorado de “la Cataluña de los años veinte y treinta”. Pero no de la lucha que entonces desarrollo un movimiento obrero especialmente combativo y radicalizado en Cataluña. Sino de aquellos que lo combatieron, no solo con palabras o ideas.
El elegido por Puigdemont considera “uno de los suyos” a los hermanos Badía, líderes de Estat Català en los años treinta. Que se dedicaban a detener, torturar y asesinar a luchadores obreros. No reivindica a los sectores de izquierdas del nacionalismo, como los representados por Companys, sino a los más derechistas y antiobreros, como Estat Català, una formación de orientación filofascista, que llegó a negociar con Hitler un “acomodo de Cataluña en el nuevo orden europeo alemán”.
Estas son las referencias en las que se basa el pensamiento, no solo de Torra, sino de los sectores más reaccionarios del independentismo, encabezados por Puigdemont.
Por eso Torra aborrece de todo lo que signifique lucha popular. El 16 de junio de 2011, publicó un artículo arremetiendo contra el 15-M y el movimiento de lucha contra los recortes con una furia que convierte a Jiménez Losantos en un derechista acomplejado. Comparó la manifestación contra los recortes -que cercó el parlament y obligó a Artur Mas a huir en un helicóptero- con Tejero: “El President ha tenido que volar en helicóptero. Inmediatamente me viene la idea de Tejero […] Ahora, al lado del tricornio, debo colocar un helicóptero. He vuelto a sentir la misma náusea”. Y se refirió así respecto al 15-M: “ Esta panda de memos de los indignados nos lleva directamente al quinto mundo (..) lamento ser tan bestia, pero hoy no hay tiempo para los matices. No hay tiempo para decir que hay ideas muy bellas tras el 15M”.
Todo en el pensamiento de Quim Torra es ultrareaccionario, desde la política a la moral. Es un ultra católico, situado a la derecha del Opus Dei. Miguel Giménez, que conoce bien a Torra, pues fue editor de tres de sus novelas, confiesa que el nuevo president es “un católico a ultranza de misa semanal”, y “pretende hacer una sociedad ex novo basada en la patria, Dios y la cultura catalana”. Eligió para uno de sus diarios digitales el nombre el “El Matí”, recordando al órgano del catolicismo más extremista dentro del catalanismo en los años treinta.
En la política económica su ideario no puede ser más reaccionario. Se define orgulloso como un ultraliberal, y siempre ha estado encuadrado en los círculos más derechistas del catalanismo.
No se ha reparado en que la mujer fuerte del nuevo gobierno de Torra, ocupando previsiblemente la portavocía, será Elsa Artadi, formada en Harvard, seguidora de Sala i Martí, el economista independentista que en EEUU está encuadrado en la extrema derecha económica. Podemos imaginarnos la “política social” que Artadi i Torra van a impulsar.
Este es el hombre elegido para presidir la Generalitat. Este es el gobierno que va a formar. El más reaccionario, antiobrero y antipopular posible.