No son buenos tiempos para la Naturaleza andaluza. Avanzan proyectos peligrosos para el medio ambiente, la población rural y el futuro de nuestra tierra.
La última amenaza para la biodiversidad la encabezan el Partido Popular, con el apoyo de Vox y Ciudadanos. En un giro presumiblemente oportunista en busca de nuevos apoyos electorales, han empezado los procedimientos legales para aumentar el suelo agrícola regable en mil quinientas hectáreas.
La realidad aplastante es que no hay agua para aumentar el regadío. El acuífero está bajo mínimos, catalogado como “sobreexplotado”, las reservas de los pantanos están al 28% y las perspectivas de lluvias no son muy esperanzadoras.
Las voces se han levantado en contra, desde organizaciones ecologistas hasta instituciones como la Confederación Hidrográfica del Guadalquivir, la Comisión Europea o el propio Gobierno de España, que han manifestado su desacuerdo aludiendo a los enormes perjuicios que supondrá la propuesta.
Los agricultores también se manifiestan
Si esta maniobra es una supuesta apuesta por los agricultores, parece haberles salido el tiro por la culata. La asociación de agricultores de Almonte, formada por 300 personas, ha abandonado la Plataforma de los Regadíos del Condado que defiende la legalización de las fincas de los agricultores sin permisos de riego.
Los agricultores almonteños consideran que este cambio les puede perjudicar. Estiman que la proposición de ley es inoportuna y supone poner en guerra a la agricultura intensiva con el espacio natural y los ecologistas, y más en un momento en el que el plan de la fresa está todavía en fase de regularización. En el entorno de Doñana hay 800 hectáreas de invernaderos pendientes aún de ser regularizadas y obtener permisos de riego, al margen de las 1.460 que se pretenden añadir al suelo agrícola regable de la zona.
Aunque la asociación de Almonte incluye a solo un quinto de los empresarios agrícolas que forman la plataforma, poseen la mayoría de las hectáreas de la comarca y dan empleo a muchos jornaleros de los cinco pueblos. Representan al municipio más poblado, con 25.000 habitantes. No es baladí que el propio Ayuntamiento de Almonte se haya opuesto a la iniciativa.
Lo que está en juego
El Parque Nacional de Doñana es la mayor reserva ecológica de toda Europa. La diversidad de ecosistemas la convierte en hábitat de numerosas especies, algunas en peligro de extinción, como el águila imperial ibérica y el lince ibérico. Tiene particular importancia la marisma, un ecosistema único de agua salobre, que sirve como lugar de paso, cría e invernada para miles de aves europeas y africanas. En esta situación, se puede entender cómo la protección del agua tiene todavía más importancia para cuidar de Doñana, de su futuro y de todas las especies que alberga.
Es más, la Unesco, que atesora a Doñana como el Patrimonio de la Humanidad más extenso, amenaza ahora con incluirlo en su lista de “patrimonio en peligro”. Esta categoría, indudablemente, atraerá a menos turistas o a un tipo de turista diferente. Se asociará el lugar con prácticas insostenibles y probablemente tendrá repercusión internacional.