Una encuesta realizada por La Vanguardia, uno de los medios de referencia en Cataluña, arrojaba una abrumadora mayoría: el 93% de sus lectores apoyaba la decisión del gobierno de Pedro Sánchez de decretar el estado de alarma. No se recuerda un grado similar de apoyo social. No es un estudio demoscópico amplio, pero sí es un ejemplo significativo de cual es la opinión y la sensibilidad de la inmensa mayoría de los catalanes.
Pero el president de la Generalitat, Quim Torra, se ha pronunciando contra este sentir mayoritario. Afirmando que “no estamos detrás del gobierno español”, calificando la declaración del estado de alarma de “un 155 encubierto” y “una confiscación de competencias” que tiene su origen en “una idea vieja de España”, y llamando a “un paro de país” con el que se quiere enfrentar a los catalanes con el esfuerzo común del conjunto de la sociedad española en su lucha contra el virus.
Al mismo tiempo, el portavoz del gobierno vasco, Josu Erkoreka, del PNV, calificaba la decisión del gobierno de Pedro Sánchez de unificar bajo su dirección todos los recursos del país para utilizarlos contra el Covid-19 como “una invasión competencial abusiva e injustificada”.
Quien ataque o debilite la necesaria unidad en la batalla contra el coronavirus está trabajando contra la salud y el bienestar de todos, del conjunto de los ciudadanos españoles, y también del de todos los vascos y catalanes.
Lo que es una “idea muy vieja”, y muy reaccionaria, es colocar la defensa de parcelas de poder y mezquinos intereses de casta por encima de la salud de la población.
La inmensa mayoría de los catalanes y vascos, y los hechos así lo demuestran, están firmemente unidos al resto del pueblo español en este momento de dificultad. Y toda la sociedad española va a prestar todo el apoyo necesario a Euskadi -donde se localiza, en Vitoria, uno de los focos princpales de la pandemia- y a Cataluña -la segunda comunidad en número de infectados-. Esta es la unidad que necesitamos.
Torra utiliza de forma miserable esta situación de dificultad para crear división y enfrentamiento. Es un elemento tóxico que perjudica la salud de todos los catalanes.