En el franquismo, se popularizó la consigna de «el hijo del obrero a la universidad». Era una conquista social. Ahora pretenden que las familias trabajadores ni siquiera se lo planteen.
Expulsar a los hijos de los trabajadores de la universidad
“Si sólo van a dedicarse a limpiar zapatos… ¿para qué tienen que aprender otra cosa que no sea limpiar zapatos?”.
Con esta reaccionaria consigna, la burguesía norteamericana negó a los negros durante décadas el acceso a la educación.
Hoy parece que este filtro de clase se dirige contra nosotros. El acceso a la universidad de los hijos de familias trabajadoras fue una conquista social por la que lucharon varias generaciones. Pero ahora nos dicen “si sólo van a ser mano de obra barata… ¿para qué desperdiciar recursos en que accedan a la universidad?”.
No es una exageración. Hoy hay 1,4 millones de universitarios, muchos de ellos proceden de familias trabajadoras. Quieren expulsarlos de la educación superior. Y esgrimen para ello la subida de las tasas y el recorte de las becas.
Las tasas universitarias pueden llegar a ser hasta un 66% más caras. Llevar a tu hijo a la universidad puede llegar a costar, solo en matrícula, más de 1.500 euros, 600 euros más que hasta ahora. ¿Qué familia trabajadora podrá permitírselo?
Justifican la subida de las tasas alegando que el objetivo es que el estudiante se haga cargo de lo que llaman “el precio real” de la asignatura y “el gasto real” que el estudiante supone para el Estado. Pero el cálculo del “gasto real” que nos presenta es muy superior a la inversión real que se hace en la universidad por estudiante.
Lo que si es absolutamente “real” es el filtro de clase impuesto en el acceso a la universidad.
Porque, al mismo tiempo que se han subido las tasas universitarias de forma salvaje, han dado un tijeretazo a las becas. Dijeron que no las tocarían. Mintieron. Han reducido un 11% el presupuesto para becas, con 166,4 millones menos que en 2011. Además, la renta de las familias deja de ser el criterio principal para la concesión de becas, perjudicando a los estudiantes de familias con menos recursos
Y encima, los alumnos que repitan cuatro veces una asignatura pagarán… 6.000 euros de matrícula. Si tienes dinero puedes repetir, y si no, vas fuera.
La Conferencia de Recortes, que representa a todas las universidades españolas, se ha opuesto rotundamente a la subida de tasas, mostrando su “máxima preocupación” ante que “muchas familias no podrán afrontar los costes adicionales de la matrícula universitaria de sus hijos”.
No ocurre sólo en la universidad. El tijeretazo va a afectar a todas las etapas educativas. Y va a cebarse siempre contra los que menos tienen.
El recorte anunciado en los gastos educativos dobla el impuesto en los últimos dos años. Si se habían “robado” 3.000 millones a las inversiones en educación entre 2010 y 2011, este año se “robarán” otros 3.400 millones.
Significa un recorte del 12% en los presupuestos educativos. Pero, puesto que el número de estudiantes ha aumentado, el recorte en el gasto por alumno llega hasta el 25%.
Es decir, la educación de nuestros hijos o nietos será un 25% peor.Para “ahorrar gastos”, el gobierno ha anunciado una drástica reducción del número de profesores. Según los sindicatos, 100.000 profesores menos en la educación pública.«El tijeretazo va a afectar a todas las etapas educativas»
Y un incremento del número de alumnos por aula (de 27 a 30 en primaria, y hasta 43 en bachillerato), lo que repercutirá en la calidad de su educación.
Y cuanto menos tengas, mas sufrirán tus hijos. Un estudio de CCOO sobre los efectos de los recortes en treinta institutos madrileños, desvela que la consecuencia principal será la atención a los alumnos (eliminación de desdobles, refuerzos, clases de repaso…) en los barrios más populares. Mientras que la asociación de directores de instituto de Valencia advierte que “no es lo mismo aumentar de 30 a 33 los alumnos por aula en un centro de una zona de clase media alta, que aumentar de 24 a 27 en una zona más pobre”.
Liquidación por derribo
El ministro de Educación, José Ignacio Wert, justificó la oleada de recortes en la universidad española alegando que había demasiada oferta de carreras, poca investigación, endogamia y, en definitiva, falta de resultados a pesar de todos los recursos invertidos.
Los argumentos del ministro coinciden milimétricamente con la conclusiones del último informe de LA Fundación CYD (Conocimiento y Desarrollo), financiada por el Banco de Santander y presidida por Ana Patricia Botín.
¿Acaso las universidades públicas nos cuestan demasiado, y no podemos permitírnoslo en ápoca de crisis?
Nada de eso. El presupuesto en educación superior en España es un 25% menos de la media de los países de la OCDE (un 1,5% del PIB). En otros apartados, la diferencia es más escandalosa. Dedicamos a becas el 0,1% del PIB, cuando la media de la OCDE está en el 0,2%, el doble que en España.
Como invertíamos demasiado poco en universidad, la alternativa del gobierno es… invertir todavía menos, recortando este año 300 millones de euros de inversión en la educación superior.
¿Hay demasiadas universidades en España, y es necesario un ajuste?
Mienten otra vez. En España hay 79 universidades, 50 públicas y 29 privadas, en las que estudian en torno a un millón y medio de alumnos al año. Sólo el Estado de California tiene 146 universidades, el doble que toda España. En EEUU hay una universidad por cada 94.000 habitantes, en España una por cada 582.000.
¿Son las universidades españolas poco productivas?
España es uno de los países que menos invierte en educación dentro de la comunidad europea, ha recortado un 11% en investigación universitaria y un 37% en I+D+i. A pesar de ello, la producción científica española creció un 80% entre 1997 y 2007, hasta constituir “el 3,4% de la producción científica mundial, realizándose dos terceras partes de este porcentaje en las universidades.
Habrá que ajustar cuentas a los problemas de endogamia y burocratismo, pero la realidad es que la inversión en educación superior es muy rentable.
Cada una de las razones que nos presenta el ministro para justificar los recortes esconde una mentira. Y las mentiras buscan siempre ocultar la verdad.
6.400 millones menos para la educación. Menos becas y matrículas universitarias más caras. Menos profesores y colegios e institutos en peores condiciones.
Y todo este salvaje recorte –el mayor de la historia en la educación pública- recaerá sobre ti, si eres estudiante, o sobre nuestros hijos o nietos. Su futuro está en juego. Su educación decidirá a qué tipo de trabajo podrán aspirar, de que grado de conciencia podrán disfrutar.
Esta es la verdad que pretenden ocultar.