Edulcorados por unos medios de comunicación dedicados a la tarea de intoxicar masivamente a la opinión pública, los planes de rescate del FMI y la UE son presentados como un gesto de «solidaridad» que los socios europeos se prestan entre sí para ayudar a los países en dificultades. La situación que viven y sufren los pueblos a los que se ha aplicado ya planes de rescates nos habla de una realidad muy distinta.
En rimer lugar, el rescate supone una pérdida y un secuestro en varios grados de la soberanía y la independencia de los países rescatados. Desde el momento del rescate, las principales decisiones de su política económica dejan de estar en sus manos. Al aceptar el dinero del rescate, los gobiernos ceden su poder de decisión al FMI (es decir, a EEUU) y a la UE (es decir, a Alemania), que a partir de ese momento pasan a llevar las riendas de la nación. Y para asegurarse que esto es así, Washington y Berlín dividen la entrega del dinero del rescate en cantidades más pequeñas que se van concediendo en distintos tramos. No se concede el siguiente si ellos consideran que el gobierno no ha aplicado con el suficiente rigor las medidas impuestas para el tramo anterior. El rescate se convierte así en una soga en el cuello de los países rescatados. No importa lo que opine su población. No importa siquiera lo que piense su clase política, sus representantes elegidos. Las decisiones pasan a tomarse en el exterior y queda secuestrada la soberanía popular, la capacidad de decidir sobre el propio destino. Pero, ¿qué significa en concreto que un país pase a ser “rescatado”? ¿A través de qué mecanismos se imponen los rescates sobre la voluntad de los países? ¿Y qué tajada extra sacan las grandes potencias de los rescates para empeñarse de tal forma en provocarlos? Los mecanismos para asegurar la quiebra y forzar el rescate: cuando pasas de pagar un 2% de intereses a un 10%. Si a usted un día su banco le dijera que está muy preocupado por su situación financiera y que, por esa razón, le va a subir el interés de su hipoteca del 3 al 15%, ¿qué ocurriría? Sencillamente que pasaría de pagar 600 a 3.000 euros mensuales sólo en intereses. Esto es, exactamente, lo que ha ocurrido con Grecia e Irlanda y está pasando ahora con Portugal y España. Y esta decisión de disparar los intereses de la deuda no la toman unos indescifrables “mercados”, sino organismos muy específicos con nombre y apellidos. En el caso de Irlanda, por ejemplo, cuyo gobierno se resistió durante semanas a las presiones de Berlín y el BCE, bastó para forzarle a aceptar el plan de rescate la decisión de las dos cámaras de compensación europeas (los organismosque concentran el 100% de la negociación europea de títulos de renta fija, actuando como depositarios y garantizadores de todas las operacionesde ese mercado) exigiendo depositar como garantía primero el 5, después el 15, finalmente el 30% del valor de toda la deuda irlandesa circulante. Como consecuencia de estas decisiones de LCH Clearnet, de capital franco-británico, y Eurex, de capital alemán, la demanda de bonos irlandeses cayó en picado, mientras que las ofertas de venta se disparaban, amenazando con llevar a la quiebra al Estado irlandés si no aceptaba inmediatamente el dinero del plan de rescate. Algo similar a lo ocurrido con Grecia en marzo, donde el vacío creado por los principales compradores de bonos griegos (la banca francesa y alemana) llevaron las tasas de interés que Grecia tenía que pagar por encima del 10%. Ago inasumible para cualquier país. Si hoy a EEUU se le pidiera por su deuda, no ya el 10%, sino unos mucho más modestos intereses del 3 o el 4%, no tardaría ni 24 horas en declararse en bancarrota. Condiciones del plan de rescate de Grecia por Bruselas y el FMI a cambio del préstamo de 110.000 millones de euros, a pagar en 10 años a partir de 2014 a un interés del 5,5%. Subida del IVA al 23%. De la gasolina, el alcohol y el tabaco entre un 10 y un 20%. Recorte de gastos sociales (sanidad, educación, subsidios,…) en 4.700 millones de euros en 2010.Reducción del sueldo de los funcionarios públicos, eliminación de las dos pagas extras y recorte de un 30% de pluses y complementos. Congelación de pensiones y supresión de las dos pagas extras. Alargamiento de la edad de jubilación, de los 63 a los 67 años, y en 5 años para las mujeres que hasta ahora podían jubilarse a los 60 años con el 100% de la pensión. El Estado heleno deberá recaudar más de mil millones de euros anuales a través de la venta de empresas públicas. Privatización y venta del 49% de los ferrocarriles estatales OSE y del 39% del servicio estatal de correos Hellenic Post. Venta de un 23% de la compañía de agua potable y de la telefónica EYATH. Venta del monopolio semiestatal de la energía eléctrica Public Power Corp (del que el Estado posee el 51%) y privatización completa de los casinos. Privatización de los puertos y liberalización del servicio de tráfico marítimo, uno de los mayores negocios de un país con más de 6.000 islas. Profunda transformación de la administración del Estado. Despido del 30% de los funcionarios (el equivalente en España al despido de 750.000 personas): los estados regionales han dejado de ser 76 prefecturas para pasar a ser sólo 13 regiones, y de 1.034 municipios sólo han quedado 370.Copago sanitario: implantación del pago de 3 euros por cada visita a las urgencias hospitalarias o por cada prueba realizada a los enfermos. Rescate a Irlanda, 85.000 millones de euros, a devolver en 7,5 años y a un interés del 7%. En los momentos previos a la aplicación de las primeras medidas de ajuste exigidas por el FMI y la UE, el déficit fiscal irlandés no llegaba al 10%, y su deuda pública estaba en un modesto 50% del PIB. En 2010 –después de aplicar la rebaja de un 12% al sueldo de los funcionarios, subir toda clase de impuestos y recortar 12.500 millones de euros en gasto público–, el déficit fiscal se ha disparado al 32%, y la deuda pública asciende al 115% del PIB. Las medidas de ajuste han acabado por llevar al mercado interno al colapso y al país a una recesión tan aguda, que su PIB ha caído en dos años un 12,9%. Este brutal retroceso ha tenido como consecuencia inmediata la bancarrota de los tres mayores bancos del país. Las exigencias del plan de rescate a Irlanda, además de aumentar los ajustes en salarios y rebajas del gasto público, subida del IVA al 23%,…. se concentran en el sector bancario, que deberá ser troceado y vendido en parte al capital extranjero (Botín ya compró en septiembre el 70% que el Irish Bank tenía en el tercer mayor banco polaco) Una parte del rescate (17.500 millones de euros, el 20% del total) la paga el propio gobierno irlandés. Y para ello se ha utilizado el fondo de reserva de pensiones de la Seguridad Social irlandesa. Más riqueza que los pozos petrolíferos saudíes Existe la creencia errónea de que los países poseedores de materias primas, y en particular de grandes reservas de petróleo, son los más ricos del mundo. No es así en absoluto. Y los datos económicos lo confirman. España tiene una población que es 1,5 veces superior a la de Arabia Saudita, el mayor productor de petróleo del mundo. Y sin embargo, la capacidad que posee la sociedad española para crear nueva riqueza cada año es, incluso con crisis, 3,2 veces superior a la de Arabia, pese a toda su inmensa riqueza petrolera. La concentración de gran parte de los frutos de esa riqueza petrolera en manos de una única familia real teocrática y semifeudal –abonada al lujo y la ostentación sin límites– es la que provoca esa percepción distorsionada de la realidad. Pero la burguesía monopolista, como dice Marx, “es demasiado instruida, demasiado calculadora, para compartir los prejuicios del señor feudal, que alardeaba con el brillo de sus servidores”. Sus condiciones de existencia le obligan a hacer números. Y saben que dotarse de los mecanismos de intervención económica y política en un país como España –que cada año crea nueva riqueza por valor de 1 billón de euros– que les permitan trasvasar (es decir, saquear) un 40 o un 50% de los salarios y las rentas del 90% de la población a sus cuentas de resultados, son muchos más beneficios y riqueza que todo el petróleo de Arabia.