Cuando más se debilita la sanidad pública, más aumentan las ganancias de la privada.

Que no conviertan nuestra salud en un negocio

El deterioro de la Sanidad Pública no es fruto de la negligencia. Es un proceso deliberado que busca un objetivo: impulsar el negocio de la sanidad privada, en manos de grandes entidades financieras... y cada vez más, del capital extranjero.

No todo el gasto sanitario se ha recortado. Es la sanidad pública la que ha sido atacada, y como vasos comunicantes, su degradación se traducía en un nuevo auge de la sanidad privada.

En 2011, el 18,5% de la población española (8,7 millones de personas) tenían un seguro médico privado. Según los últimos datos proporcionados por la fundación IDIS esa cifra se ha disparado hasta los 11,5 millones, un 25% de la población.

El negocio de la sanidad privada no se ha recortado: ha aumentado su número de clientes en casi tres millones.

Y en algunas comunidades ese porcentaje es todavía mayor. En Madrid el 39% de los habitantes posee un seguro privado, en Cataluña el 35%, en Baleares el 33%…

La operación siempre es la misma: donde más recortes se aplican en la sanidad pública, más gana la sanidad privada.

A pesar de los recortes, o mejor dicho gracias a ellos, el gasto privado en sanidad ha ido aumentando persistentemente en los últimos 20 años, hasta suponer casi el 30% del total. Alcanza ya los 33.398 millones de euros, un 2,7% del PIB. A lo que hay que añadir el gasto sanitario público desviado a manos privadas a través de conciertos, que supone el 0,66% del PIB.

Este es el objetivo que hay detrás de los recortes en sanidad. Quieren convertir un derecho conquistado gracias a la lucha popular en un negocio privado. Al degradar la sanidad pública (aumentando las listas de espera, ofreciendo peores servicios…) están obligando a millones de personas a destinar parte de sus recursos para contratar un seguro privado. Y condenando a quienes no pueden hacerlo a una peor sanidad, recortando su salud e incluso sus años de vida.

Necesitamos una sanidad pública a prueba de pandemias. Destinando los recursos necesarios, protegiendo tanto a profesionales como a pacientes. Esta debe ser una exigencia que una al 90% de la sociedad. Es mucho lo que nos jugamos. El negocio privado de unos pocos no puede alimentarse de recortar los derechos de la mayoría.

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Perjuicio de muchos, beneficios para unos pocos

El negocio de los seguros sanitarios privados está controlado por un ínfimo puñado de gigantes que juegan con nuestra salud.

Adeslas/SegurCaixa es la que abarca una mayor parte de este mercado, con el 29% del total de pólizas. Tras ella se sitúa Sanitas, con un 15,6%, Asisa con un 13%, DKV con algo más del 7% y Mapfre con un 6,8%.

Son cinco grandes monopolios que acaparan el 71,4% del negocio de los seguros sanitarios.

Hay representantes de los grandes bancos españoles como La Caixa, a través de Adeslas, o el Banco de Santander, que mantiene una alianza estratégica con Mapfre.

Pero hay una presencia cada vez mayor del gran capital extranjero. Sanitas, uno de los gigantes sanitarios en España, pertenece a British United Provident Association (BUPA), grupo de capital anglonorteamericano. Y el principal accionista de DKV es ERGO, que pertenece al grupo alemán Munich Re, uno de los líderes mundiales en seguros.

En 2018 la inversión extranjera en el sector sanitario se multiplicó por cuatro. Con el capital alemán y norteamericano a la cabeza. Y recientemente Deloitte ha confirmado que uno de los sectores donde más se incrementa la inversión extranjera es el sanitario.

En 2014 un enorme consorcio con sede en Misuri, Centene Corporation, adquirió Ribera Salud, uno de los grupos más beneficiados por los procesos de privatización de la sanidad. Gestiona nueve hospitales en cinco comunidades, desde Valencia a Madrid o Galicia.

Ahora Centene ha traspasado la propiedad sobre Ribera Salud a Vivalto Santé, uno de los mayores grupos franceses en gestión de hospitales, participado por los principales bancos galos.

Y todos los informes advierten de una creciente penetración de los fondos de inversión extranjero, incluyendo los llamados “fondos buitre”, en el sector sanitario. Entidades que solo buscan un beneficio rápido y seguro.

Los gigantes financieros y monopolistas norteamericanos y europeos se pelean por el control de la sanidad privada en España. Un mercado en avance y seguro.

Cuando mas poder tengan esos grandes capitales ligados a las principales potencias sobre la sanidad española, mayor será la amenaza para nuestra salud.