La huelga general fue el inicio de una campaña de movilizaciones que, a la vista de la aceleración de los ataques, en forma de nuevos recortes, debe dar un nuevo salto adelante.
“La Unión Sindical Obrera rechaza los nuevos recortes aprobados por el Consejo de Ministros.
La aplicación del “repago” en el gasto farmacéutico (ya se venía aplicando el copago), supone en la práctica una devaluación del valor de la pensión contributiva que reciben nuestros mayores, ya que con ella tendrán que acometer un nuevo gasto que es necesario realizar y al que hay que añadir, con la misma pensión, la subida de impuestos, de gas, de electricidad, de combustibles, de alimentos, etc.
Ya financiamos con nuestros impuestos el gasto sanitario. La mejor medida para garantizar la viabilidad del sistema sanitario público es mejorar la recaudación tributaria. Para ello habría que olvidarse de amnistías fiscales y potenciar el consumo como elemento dinamizador de la actividad económica y por tanto del empleo. «La aplicación del “repago” en el gasto farmacéutico supone en la práctica una devaluación del valor de la pensión contributiva que reciben nuestros mayores»
Sólo con más empleo conseguiremos garantizar los ingresos necesarios para cuadrar las cuentas públicas. […] se incrementa el pago de las medicinas en un 10% de su valor tanto para las pensionistas como para los que no llegan a los 100.000€ y un 20% para rentas superiores, rentas que no son de usuarios habituales de la sanidad pública. ¿Dónde está la progresividad?
Con respecto a la Educación, cuya gestión está transferida a las CC.AA, las medidas anunciadas supondrán en la práctica una reducción de la plantilla del profesorado, ya que el incremento de alumnos por aula implicará menos aulas en funcionamiento y por tanto una reducción de la plantilla docente, es decir una aplicación de la reciente Reforma Laboral.
El incremento de las tasas académicas en la Universidad, hará que ante la falta de ingresos en los hogares y la pérdida de poder adquisitivo de las familias, muchas de ellas tengan que optar por no enviar a sus hijos a la Universidad, pasando estos a incrementar la ya escandalosa tasa de paro juvenil.
¿Por qué no en el marco de la reforma del sistema financiero plantear una quita de la deuda hipotecaria, o que las compañías eléctricas asuman una quita con cargo a sus beneficios de la deuda tarifaria, entre otras posibles actuaciones?”