Acabo de recibir una denuncia muy seria acerca de una escandalosa licitación adjudicada or el Gerente de la Fábrica de Licores de Antioquia (FLA), uno de los preferidos del Gobernador Ramos y su familia, denuncia que fue presentada por su autor en la Contraloría y en la Fiscalía, sin resultados hasta la fecha y que habla de un enorme e injustificado sobrecosto en la adquisición de alcohol para la elaboración de ciertos licores.He encontrado que la denuncia tiene todo el fundamento del mundo y en resumen consiste en que mediante licitación 33-01-2010, la FLA le compró a la UNION TEMPORAL SILCOMPA – GUABIRA – TRENACO 11’500.000 litros de alcohol extraneutro al 96% a razón de U$ 1,43, cuando ese mismo alcohol lo expende el ingenio boliviano GUABIRA, empresa que lo produjo y que es una de las tres compañías que conformaron la Unión Temporal a U$ 0,39.Esto significa que los otros dos socios de la U.T. se embolsillaron U$ 1,04 por litro, o sea U$ 11’960.000, equivalentes a $ 22.640 millones, por la sola intermediación, sin tener en cuenta las posteriores adiciones al contrato que están por encima de los $ 10.000 millones, lo que podría significar que el detrimento patrimonial real cercano a los $ 29.000 millones, casi tres veces el dinero que requiere el Hospital de Puerto Berrío para salvarse, para poner un solo ejemplo.La licitación estuvo además rodeada de irregularidades, entre las que se encuentra que hubo un único proponente, cosa bastante extraña en un contrato de esa magnitud y cuyo propósito era la simple compra de un alcohol que se consigue fácilmente en el mercado.Pero la denuncia, gravísima a mi juicio, no puede hacernos perder de vista dos reflexiones sobre el tema del alcohol y la fábrica de licores. La primera tiene que ver con la ruina a la que han condenado los gobernantes a nuestros productores campesinos de caña, quienes podrían perfectamente suministrar todas las mieles y alcoholes para nuestra FLA si no se hubiera adoptado la absurda decisión de abrir nuestro mercado en medio del festín de la globalización neoliberal, a importaciones de productos subsidiados por distintas vías en otras naciones. La segunda, que me pareció totalmente pertinente, se la escuché al candidato a la Gobernación de Antioquia Rodrigo Saldarriaga, quien al celebrar que al menos dos de los candidatos oficialistas han afirmado en varios debates que por ningún motivo privatizarán la FLA, afirmó: está muy bien que no la privaticen, ese ya es un triunfo del POLO, único partido que se opone con todas sus fuerzas a que se entreguen nuestras empresas estatales. Pero eso no basta, es imperativo exigir que además de no privatizarla por la vía de la venta a un monopolio nacional o extranjero, se evite la privatización por la puerta de atrás, que consiste en mantener la propiedad pública, pero robarse su patrimonio entre sus administradores y sus cómplices particulares. Esta cleptoprivatización, la utilizan además como pretexto los neoliberales que se precian de ser honrados, quienes de manera falaz sostienen que la mejor manera de evitar el robo del patrimonio público es vendiéndolo a los monopolios, aplicando el viejo adagio de que lo que se ha de empeñar, que se venda. Pues bien, opino como el candidato a la Gobernación del POLO: que ni se empeñe ni se venda la FLA.