A partir del 15 de enero, las nueve autopistas de peaje rescatadas por el gobierno van a ser rebajadas un 30%. Así lo ha anunciado el ministro de Fomento, José Luís Ábalos. Una buena noticia pero que no debe ocultar los desmanes que todavía que todavía quedan pendientes sobre las autopistas rescatadas.
En 2015, nueve autopistas entraron en concurso de acreedores: R3, R-5, R2, R4 (Madrid-Ocaña), M-12 (Eje aeropuerto), AP-7 (tramo circunvalación Alicante), AP-41 (Madrid-Toledo), AP-7 (tramo Cartagena-Vera) y AP-36 (Ocaña-La Roda).
Y resulta que existe una ley, la Responsabilidad Patrimonial de la Administración (RPA), por la que el Estado debe rescatar las autopistas en caso de caer éstas en quiebra, abonando una compensación a las empresas concesionarias propietarias.
Es un negocio redondo. Si las concesiones de las autopistas resultan fallidas y el Estado debe recuperarlas, hay que compensar a gigantes como Sacyr, Ferrovial, ACS o CaixaBank por ello. Si hay ganancias, se las quedan ellos. Si son rentables, los beneficios son privados, si hay pérdidas, las pagamos los ciudadanos.
A día de hoy, todavía no se ha resuelto lo que nos ha costado el rescate de las nueve autopistas, ya que según el propio ministro Ábalos, aún no ha sido calculado. Sin embargo, lo más seguro es que la suma no baje de los 4.500 millones de euros.
El ministro Ábalos explicó el motivo de la rebaja del 30% en los peajes de estas autopistas rescatadas por dos razones. La primera, por paradójica que pueda parecer, es la de aumentar la recaudación. Efectivamente, la rebaja busca aumentar el tránsito de los coches por estas carreteras, incentivando así que circulen más y, en consecuencia, paguen más. La segunda es facilitar la movilidad de los vehículos en una zona especialmente sensible como es la capital española.
Las nueve autopistas representan el 20% de todas las carreteras de pago que existen actualmente en España. Su rebaja es, por tanto, una buena noticia para empezar el año. No solo para todo ciudadano conductor, sino también para las empresas nacionales que necesitan del tráfico de mercancías para llevar a cabo sus negocios.
No debemos bajar la guardia
Pero no todo son luces. En primer lugar, hay que mencionar el elefante en la habitación: el resto de autopistas de peaje, que están en manos de constructoras van a aumentar el coste del peaje un 1’67% de media a partir del 1 de enero. Encadenándose así con la subida del 1’91% que tuvimos justo al empezar este año que termina. Mientras el gobierno rebaja, los monopolios nos ahogan.
Y donde tenemos que estar realmente vigilantes es en las propias autopistas rescatadas.
La intención del antiguo gobierno del PP fue la de vender de manera cuasi inmediata todas las autopistas rescatadas, por un coste muy inferior a su rescate (entre 700 y 1.000 millones de euros). Una vez tapados los agujeros, se regalan a los monopolios para que ellos sigan obteniendo ganancias.
Afortunadamente, fruto de la presión popular, el gobierno actual ha paralizado temporalmente su venta. No podemos quedarnos ahí. Hay que exigir que esta parálisis se convierta en permanente. Que devuelvan el dinero del rescate. Eliminar la RPA para no seguir cargando con los gastos de los monopolios. Y por último acabar con todos los peajes.