El presidente colombiano, Gustavo Petro, ya no podrá pisar suelo estadounidense. El Departamento de Estado norteamericano ha anunciado la retirada de su visado, acusándole de instar a los soldados estadounidenses «a desobedecer órdenes e incitar a la violencia» durante una manifestación en Nueva York contra el genocidio Gaza.
El presidente colombiano se ha ido radicalizando en posiciones cada vez más antihegemonistas en diversos temas que van desde el genocidio que Israel perpetra en Palestina con la total complicidad de EEUU, a los ataques de la marina norteamericana contra supuestas narcolanchas en el Caribe; desde las persecuciones de migrantes en EEUU a las permanentes injerencias y agresiones de la superpotencia contra América Latina.
Cuando Netanyahu subió a la tribuna de oradores de las Naciones Unidas, un centenar de delegaciones diplomáticas, entre ellas la colombiana, abandonaron la sala. Pero Gustavo Petro hizo más. Salió al exterior, a las calles de Nueva York, y se encaminó a la nutrida manifestación que se estaba celebrando en la ciudad contra el genocidio en Gaza.
Allí, acompañado del mítico fundador de Pink Floyd -el músico británico Rogers Waters- y de otros activistas, se puso una kufiya, tomó un megáfono, y dirigió una potente arenga a los entusiasmados asistentes.
Petro denunció en los términos más tajantes el genocidio israelí en Gaza y la total complicidad de EEUU en el mismo, acusando a Trump y Netanyahu de crímenes de guerra. Y reiteró una propuesta que ya ha hecho en las últimas semanas: la creación de un «ejército de salvación del mundo» (votado por dos tercios de la Asamblea General) para liberar Palestina, invitando a ejércitos de Asia, Latinoamérica y otros a unirse, ya que «la diplomacia ya acabó su papel». Una propuesta que de momento ha recibido el apoyo de gobiernos como el de Indonesia.
En ese contexto, Petro añadió: «(Ese ejército) tiene que ser más grande que el de los EEUU. Por eso desde aquí, desde Nueva York, les pido a todos los soldados del Ejército de EEUU. que desobedezcan la orden de (Donald) Trump. Les pido no apuntar contra la humanidad sus fusiles”, recibiendo un fuerte aplauso de los miles de asistentes.
Estas palabras son el «motivo oficial» por la que el Departamento de Estado ha revocado el visado concedido al presidente colombiano, que no podrá regresar a EEUU. Petro, al abandonar el país rumbo a Colombia, respondió que no le importaba lo más mínimo esta sanción diplomática, que también ha sufrido el presidente de la Autoridad Palestina, Mahmud Abbas, añadiendo que «la sede de la ONU no puede continuar en Nueva York».
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Mucho más que una manifestación
La expulsión de Petro no es sólo ni principalmente por «violar las normas de cortesía diplomática» ni por incitar a la «violencia o la rebelión de los soldados de EEUU». En los últimos meses, el presidente colombiano ha ido elevando cada vez más el tono contra Trump y su dictadura hegemonista, convirtiéndose en uno de los presidentes iberoamericanos con una posición más enfrentada a las agresiones e injerencias de Washington.
Desde el principio de la ofensiva israelí sobre Gaza, Petro se ha pronunciado de manera tajante. La humanidad debe detener el genocidio en Gaza; no puede permitir ni un día más de genocidio, ni dejar libre a los genocidas de Netanyahu y sus aliados en Estados Unidos y Europa», dijo en su intervención ante la ONU, además de explicar su propuesta de un ejército de interposición de Naciones Unidas para detener la masacre en la Franja. Pocos días antes, ante los ataques de Israel a la Global Sumud Flotilla -donde participan colombianos- comparó a Netanyahu con Hitler y reclamó una «revolución cultural» global contra el fascismo.
En todas esas intervenciones, Petro ha denunciado de manera explícita la coautoría de Washington en el holocausto gazatí, diciendo «EEUU genocida» ante la ONU, denunciando también que «el gobierno de Trump ya no cumple con el derecho internacional», al prohibir la entrada a la Autoridad Palestina. Colombia es uno de los países del mundo que -desde mayo de 2025- ha roto completamente las relaciones diplomáticas con Israel.
Pero además, también en la ONU, Petro acusó a Trump de «tirano», por lanzar amenazas y atacar la democracia y a los migrantes, o por destruir el clima. Pidió además «procesos penales» contra Trump por sus ataques mortales contra embarcaciones en el Caribe. «Lanzar misiles sobre aguas de soberanía extranjera es un acto de tiranía. Es un asesinato en cualquier parte del mundo», dijo, recordando que «la política antidrogas [de EEUU] es para dominar a los pueblos del sur en general». Vinculó esto a la descertificación de Colombia por EEUU (anunciada semanas antes), que ve como pretexto para «dominar» la región. Además, advirtió que «si hay una agresión violenta contra Venezuela, lo que vemos en Siria e Irak será la realidad de toda la región grancolombiana», rechazando bases militares extranjeras y bloqueos económicos como «crímenes de lesa humanidad».
Estas son las osadas declaraciones del colombiano que han desatado la ira de la Casa Blanca… y la admiración y el aplauso de millones de personas en EEUU, en Colombia, en América Latina, en el mundo musulmán y en todo el planeta.
Como dicen en su tierra para celebrar una genialidad: ¡Qué bacano, Petro!