Corea del Norte ha lanzado un nuevo misil sobrevolando Japón, tensando aún más la explosiva situación internacional en la zona.
Esta prueba balística con un misil de medio alcance ha demostrado que el régimen de Kim Jong-un tiene capacidad para alcanzar el enclave norteamericano de la isla de Guam, en el Pacífico. Cada nueva provocación de Pyongyang acerca aún más a Japón y Corea del Sur bajo el paraguas de EEUU, que utiliza las amenaza norcoreana para impulsar la militarización de la zona y avanzar en el cerco a China. Mientras, Pekín -que se ha unido a las sanciones de la ONU contra Corea del Norte- llama a la calma e insiste en la «doble distensión» como la vía para resolver este grave conflicto que amenaza la paz en la zona y en el mundo.
Un nuevo misil balístico de alcance intermedio -un Hwasong-12, el mismo modelo que Corea del Norte disparó por encima de territorio nipón el pasado 29 de agosto- ha sobrevolado la isla de Hokkaido, al norte de Japón, alcanzando una altura de 770 kilómetros y volando una distancia de 3.700 kilómetros antes de estrellarse en el Pacífico. Con esa trayectoria, el régimen de Kim Jong-un deja claro que tiene capacidad balística para alcanzar la isla de Guam, un estratégico enclave norteamericano al sur de Japón que alberga importantes bases militares. El lanzamiento es el primero desde la sexta prueba nuclear de Corea del Norte y las nuevas sanciones de la ONU contra Pyongyang.
Tanto Japón -donde se ha alertado a la población de Hokkaido de que no salgan de sus casas- como Corea del Sur han redoblado su estado de máxima alerta y han exigido la más rotunda condena. Las autoridades niponas han acordado reuniones con Washington para acordar medidas contra la amenaza norcoreana. Cada provocación de Pyongyang hace que -frente a las resistencias de líderes como el presidente surcoreano Moon Jae-in, defensor de una solución diplomática con el Norte- se refuercen los lazos políticos, diplomáticos y sobretodo militares entre Seúl y Tokio con Washington, que utiliza las bravatas de Kim Jong-un para avanzar en su objetivo estratégico de cercar militarmente a China.
Mientras la tensión sube nuevos peldaños cada semana, creando una situación explosiva donde una chispa incontrolada puede acabar desencadenando un conflicto de inimaginables proporciones, China -sabedora de que la situación de Corea es una bomba de relojería contra ella- intenta llamar a la calma. «A pesar del desafío de Corea del Norte, el mundo debe permanecer tranquilo», titula el editorial de Global Times. Pekín -uno de los pocos interlocutores internacionales que le quedan al régimen de Kim Jong-un- insiste en su política de “doble suspensión», por la que Corea del Norte desista de nuevas pruebas de armamento a cambio del fin de las maniobras militares estadounidenses.
El gobierno chino, obligado por las contínuas provocaciones de su irritante vecino norcoreano, se ha unido hace semanas a las sanciones de la ONU e incluso sopesa imponer un embargo total de petróleo a Pyongyang, pero insiste en no alimentar la espiral de tensión con respuestas militares de EEUU o de Corea del Sur.
«Los Estados Unidos y Corea del Sur deberían cambiar sus estrategias de amenazas de fuerza anteriores para reducir las tensiones en la Península Coreana. Aunque las sanciones tendrán un efecto a largo plazo, la creciente presión militar sobre Corea del Norte sólo hará lo contrario. Esta mañana, Corea del Sur lanzó dos misiles en respuesta inmediata al lanzamiento de Corea del Norte. Esto sólo alentará al Norte. ¿Seúl cree realmente que sus misiles asustarán a Pyongyang?. Estados Unidos y Corea del Sur deben hacer esfuerzos para guiar a Corea del Norte hacia una nueva dirección estratégica. Una Corea del Norte aislada será más racional si la sociedad internacional la trata de una manera racional», razona el Global Times, organo oficioso de Pekín.