En una bronca sesión de control, en la que la actuación de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha soliviantado a los grupos de la oposición, la polémica sobre el manifiesto de un grupo de académicos Koiné reclamando que el catalán sea la única lengua oficial en una hipotética Catalunya independiente ha sido otro de los temas abordados. El portavoz de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell,ha tildado el documento de «racista» y de querer romper todos los consensos del catalanismo político, por lo que ha pedido al presidente de la Generalitat una condena en firme. Una petición que ha sido apoyada públicamente por Iceta.
En una bronca sesión de control, en la que la actuación de la presidenta del Parlament, Carme Forcadell, ha soliviantado a los grupos de la oposición, la polémica sobre el manifiesto de un grupo de académicos Koiné reclamando que el catalán sea la única lengua oficial en una hipotética Catalunya independiente ha sido otro de los temas abordados. El portavoz de Catalunya Sí que es Pot, Lluís Rabell,ha tildado el documento de “racista” y de querer romper todos los consensos del catalanismo político, por lo que ha pedido al presidente de la Generalitat una condena en firme. Una petición que ha sido apoyada públicamente por Iceta.
“Nosotros respondemos de nuestras políticas y compromisos. De manifiestos se hacen mucho de diferentes tendencias y no por eso el Govern debe posicionarse cada vez”, ha sido la respuesta de Puigdemont, calificada por Rabell de “tibia”.
Visiblemente incómodo por esta cuestión, Puigdemont ha recordado que el consenso político es la defensa de que el catalán y el castellano sean las lenguas oficiales pero ha negado que el manifiesto, suscrito entre otros por la exconsellera Irene Rigau, se pueda calificar de “racista”.
“Su Govern debería ser más responsable y contundente con un manifiesto que se permite hablar de la inmigración como colonizadores involuntarios del franquismo”, ha concluido Rabell.