«Los países débiles del sur, los miembros del llamado Club Med, siempre han sido vistos como casos problemáticos. Ellos han vivido por encima de sus posibilidades y descuidado la necesidad de ser competitivos, han acumulado -en parte visibles, en parte bien escondidas- enormes montañas de deuda, y han evitado reformas contundentes. Estas condiciones existían antes de que se convirtieran en miembros de la zona euro, y no han mejorado después».
Los demás aíses del euro miraron hacia otro lado. Inicialmente, antes de la creación de la unión monetaria, desviaron la mirada porque no querían poner en peligro su objetivo político de una moneda común europea. Más tarde, porque ellos mismos se beneficiaron del euro. La economía exportadora alemana, en particular, pudo expandirse de forma continua, sin el estorbo de la revalorización y el reconocimiento de problemáticas que hubieran hecho sus exportaciones más caras. (DER SPIEGEL) DIARIO DEL PUEBLO.- El 4 de enero de 2010, el grupo del Dalai Lama publicó un artículo titulado “Las afirmaciones de China de que ‘el viejo Tíbet’ era una servidumbre feudal son ficción”. El artículo asegura que antes de 1949, “Tíbet no era ni una sociedad ideal ni un sistema de servidumbre feudal”, y lo describe como una sociedad libre de mendicidad y regida por un estado de derecho, ajena a las hambrunas, en la cual los arrendatarios eran ricos y la economía autosuficiente. Resulta inaudito cómo el grupo del Dalai Lama ignora los hechos históricos y celebra abiertamente su pasado de servidumbre feudal, el cual es comparable a la Alta Edad Media en Europa. Tamaña audacia provoca más de una reflexión. Alemania. Der Spiegel PIIGS a la matanza ¿Puede la Zona Euro hacer frente a una bancarrota nacional? A medida que los especuladores atacan el euro, Europa se enfrenta a una creciente amenaza de quiebras nacionales. Las consecuencias serían dramáticas para los bancos del conjunto del continente, especialmente de Alemania, que están muy expuestos a una arriesgada deuda. Los políticos de la UE están dispuestos a pagar casi cualquier precio para ayudar a los países asediados. En Wall Street, Bill Lipschutz es conocido como el "Sultán de las monedas". Fue él quien convirtió una vez al legendario banco de inversión Salomon Brothers en el operador de negociaciones con moneda extranjera más grande del mundo. Hoy Lipschutz dirige su propio fondo de cobertura, especializado en divisas. "Todavía me acerco al mercado de la misma manera. Todavía lo enfoco como un mercado de 24 [horas]/ 7 [días]", dice Lipschutz. Comercio casi constantemente, incluso en su apartamento en el distrito de moda en Nueva York, donde hay monitores por todas partes. Cada noche, Lipschutz se levanta a las dos o las tres de la mañana para ver lo que está ocurriendo en los mercados europeos. Europa es sin duda el tema de más candente actualidad en los mercados financieros mundiales. El maltratado valor del euro ha disminuido desde que el gobierno griego confesó el alcance real de su deuda, y a medida que se hacía evidente que las cosas no están significativamente mejor en los demás países PIIGS (las siglas se refieren a Portugal, Irlanda, Italia, Grecia y España). Nunca ha habido una incertidumbre tan grande. Nadie sabe si los griegos conseguirán solucionar sus problemas, y cómo otros países saldrán en su ayuda, si la crisis se puede limitar a Grecia o si se propagara como reguero de pólvora entre los PIIGS, y terminará desgarrando la unión monetaria europea. Todo esto se traduce en una excelente oportunidad para los operadores de divisas y los especuladores. Pueden apostar a un descenso del euro o a que Grecia saldrá de apuros bajo la forma de un plan de rescate por los países de la zona del euro. En el primer caso, el precio de los bonos del gobierno griego tocarán fondo, y en el segundo caso, se elevarán. Estos son los tipos de condiciones que permiten hacer un montón de dinero rápidamente, pero con consecuencias devastadoras, porque los especuladores amplifican las tendencias y aumentan los riesgos. Si se apuesta por una quiebra griega, será aún más difícil y caro atraer nuevos capitales. Esto podría conducir a una bancarrota nacional a la temida conflagración, o incluso la caída del euro. Casos problemáticos El sector financiero vuelve a sus viejos trucos, jugar con la mayor cantidad posible de riesgo. En el pasado, se especuló con la deuda de los propietarios estadounidenses y, como consecuencia, se provocó la mayor crisis en la economía mundial desde la Gran Depresión de la década de 1920. Ahora el juego es con las deudas de países enteros. Tras el fracaso del banco de inversión Lehman Brothers, fueron los gobiernos los que salvaron a los mercados financieros del colapso. Ahora los gobiernos están siendo atacados con el dinero barato que sus bancos centrales inyectaron en el mercado para mantener el sector financiero a flote. Un nuevo Lehman, provocado por la especulación en bonos del gobierno, sería desproporcionadamente más peligroso, ya que afectaría a toda la economía mundial. ¿Y quién iba a rescatar a la economía entonces? No es una coincidencia, sin embargo, que los especuladores no se hayan concentrado en el dólar, la libra esterlina o el yen. Aunque Estados Unidos, Gran Bretaña y Japón están también gimiendo bajo el peso de su deuda, el euro es mucho más vulnerable, tanto por razones históricas como políticas. Los países débiles del sur, los miembros del llamado Club Med, siempre han sido vistos como casos problemáticos. Ellos han vivido por encima de sus posibilidades y descuidado la necesidad de ser competitivos, han acumulado –en parte visibles, en parte bien escondidas– enormes montañas de deuda, y han evitado reformas contundentes. Estas condiciones existían antes de que se convirtieran en miembros de la zona euro, y no han mejorado después. Los demás países del euro miraron hacia otro lado. Inicialmente, antes de la creación de la unión monetaria, desviaron la mirada porque no querían poner en peligro su objetivo político de una moneda común europea. Más tarde, porque ellos mismos se beneficiaron del euro. La economía exportadora alemana, en particular, pudo expandirse de forma continua, sin el estorbo de la revalorización y el reconocimiento de problemáticas que hubieran hecho sus exportaciones más caras. La reivindicación de los críticos El euro ha sido un éxito hasta ahora. Durante la reciente crisis financiera, la moneda común resultó ser una bendición en un primer momento, especialmente para los países más pequeños. Pero a medida que los niveles de deuda aumentaron, los problemas previamente suprimidos, se hicieron más y más evidentes, incluidas las economías basadas en la deuda del Club Med y sus desequilibrios en términos de competitividad. Incluso antes de que la moneda común fuera introducida en 1999, el premio Nóbel de economía Milton Friedman advirtió que el euro no sobreviviría a la primera crisis económica. Predijo que la zona euro podría fragmentarse después de sólo 10 años. Desde que los griegos se vieron obligados a admitir que su deuda nacional era mucho mayor de lo que afirmaban, los críticos hacia la moneda común europea se han sentido reivindicados. Ellos siempre habían advertido que con el tiempo los países del norte tendría que responder por las deudas del sur, que las diferencias en el desarrollo económico de la zona euro eran demasiado grandes y que una moneda común no podía funcionar sin una política económica común. En ese momento, los políticos ignoraron las preocupaciones de muchos economistas. Ahora se dan cuenta que esto puede haber sido un error. Los acuerdos europeos que definen el marco jurídico de la unión monetaria, no incluyen ninguna disposición para tener en cuenta el tipo de crisis que el euro está experimentando actualmente. Por esa razón, no hay instrumentos disponibles para luchar contra ella. DER SPIEGEL. 22-2-2010 China. Diario de Pueblo Los hechos hablan por sí mismos Zhang Yun El 4 de enero de 2010, el grupo del Dalai Lama publicó un artículo titulado “Las afirmaciones de China de que ‘el viejo Tíbet’ era una servidumbre feudal son ficción”. El artículo asegura que antes de 1949, “Tíbet no era ni una sociedad ideal ni un sistema de servidumbre feudal”, y lo describe como una sociedad libre de mendicidad y regida por un estado de derecho, ajena a las hambrunas, en la cual los arrendatarios eran ricos y la economía autosuficiente. El artículo asevera que, comparado con la China de entonces — e incluso con la China actual – el Tíbet era “una sociedad mucho más civil”. Resulta inaudito cómo el grupo del Dalai Lama ignora los hechos históricos y celebra abiertamente su pasado de servidumbre feudal, el cual es comparable a la Alta Edad Media en Europa. Tamaña audacia provoca más de una reflexión. Ha sido consenso en la comunidad internacional que el viejo Tíbet viejo estuvo gobernado por una teocracia que practicaba la servidumbre feudal. Si el Tíbet de antes de 1959 estuvo gobernado o no por un sistema de servidumbre feudal implementado por una teocracia, no es algo que quepa determinar a quienes hablan en nombre de los intereses de los dueños de siervos. Más convincentes en ese sentido son los archivos históricos chinos y extranjeros, así como las investigaciones de los estudiosos profesionales. La servidumbre feudal del viejo Tíbet quedó registrada en lengua tibetana Muchos archivos en lengua tibetana contienen registros que prueban la existencia de la servidumbre en el viejo Tíbet. Un permiso de residencia permanente emitido a favor de siervos locales, y administrado por la Asamblea de los Comunes (Bla-spyi) del monasterio de Drepung, en Lasa, que se guarda en la Antología Histórica de los Archivos del Tíbet, afirma: “Todos los esclavos, hombres y mujeres, la tierra y los prados donados por los siervos, pertenecen a la Universidad de Losel-ling del monasterio. Además, no se permite a los siervos arrendar sus tierras a otros sin antes informarlo a la universidad, y queda prohibida la huida a los esclavos. No se permite a los siervos casarse con otros esclavos bajo administración de otros monasterios por temor a la pérdida del siervo, y deben comportarse debidamente y pagar a tiempo sus impuestos al monasterio.” Este archivo prueba lo siguiente: En primer lugar, la licencia publicada por el monasterio de Drepung admite abiertamente que existían siervos en el viejo Tíbet viejo y que los esclavos eran propiedad de los monasterios y carecían de cualquier libertad individual. En segundo lugar, los siervos estaban confinados dentro del territorio del monasterio y no estaban autorizados a salir del mismo. En tercer lugar, los siervos no tenían libertad para contraer matrimonio. Finalmente, los siervos no eran más que simples herramientas parlantes que se limitaban a pagar impuestos al monasterio. La servidumbre feudal del viejo Tíbet en las escrituras en lengua china Existen asimismo registros sobre el sistema social del Tíbet en las escrituras chinas desde la última dinastía Qing (1644-1912) hasta 1949. Las mismas muestran con objetividad las características básicas de una sociedad de servidumbre feudal. Por ejemplo, cuando el autor y estudioso Chen Jianfu habla de las “clases entre los tibetanos” en su libro “Problemas tibetanos,” publicado en 1937, afirma: “Las familias nobles mantienen el control sobre la mayor parte del Tíbet. Tienen el dinero y el poder, y gobiernan la tierra de común acuerdo con los monasterios. Actúan como una clase exclusiva. … Los nobles son crueles con sus arrendatarios, que sufren constantemente de golpizas que los dejan cubiertos de contusiones y heridas y temerosos a rebelarse.” Por otra parte, los “arrendatarios no tienen ninguna libertad, pues son dominados por sus terratenientes”. Según la “Nueva historia del Tíbet,” compilada por Xu Guangshi y Cai Jincheng en 1911, “unos 41 artículos del Derecho Penal de Tíbet se derivaron de las costumbres locales de la región, entre ellas algunas extremadamente brutales”. “Los criminales que cometen robos u homicidios serán condenados a muerte, sin importar si son el culpable principal o no. El culpable será atado a una columna y se le dará muerte a flechazos, o se le decapitará y la cabeza cortada se expondrá al público. O se meterá al culpable vivo dentro de una cueva llena de escorpiones. Para los que cometan hurto, se detendrá a sus familiares, y se ordenará a los sospechosos compensar al perjudicado con una cifra varias veces mayor que el valor de lo sustraído. Entonces se le sacarán los ojos y se le cortarán la nariz, las manos y los pies”. Estos textos muestran que el viejo Tíbet era una teocracia formada por la nobleza y los monjes principales. Se ejercía un código penal extremadamente brutal y se privaba a los arrendatarios de la libertad personal. Todas éstas son pruebas de la existencia de una sociedad de servidumbre feudal teocrática en el viejo Tíbet. La servidumbre feudal del viejo Tíbet a los ojos foráneos Muchos extranjeros viajaron al Tíbet en el período de la última dinastía Qing (1644-1911) a 1949. Algunos registraron lo que vieron y oyeron. Sus escritos describen una sociedad atrasada, estancada y basada en la servidumbre feudal. Edmund Candler, británico, escribió en su libro “La revelación de Lhasa”: “La gente es medieval, no sólo en su sistema de gobierno y su religión, su inquisición, su brujería, sus conjuros, sus pruebas con fuego y aceite hirviente, sino que lo son además en cada aspecto de su vida diaria.” Otro británico, Charles Bell, que pasó mucho tiempo en el Tíbet en los años 20, escribió en su libro “El Tíbet, pasado y presente” que el viejo Tíbet todavía estaba en la etapa feudal: “Los nobles del Tíbet ejercen gran poder e influencia… La nobleza, codo con codo con los sacerdotes principales, gobierna la tierra. Al igual que los monasterios, poseen grandes extensiones de tierra”. El explorador francés Alexander David-Neel rememora en su libro, “El viejo Tíbet hace frente a una nueva China:” “Todos los campesinos del Tíbet son siervos encadenados por deudas de por vida, y es casi imposible encontrar a alguno que haya sido capaz de pagarlas”. Un estudioso indio, R. Rahul, dijo: los “campesinos en (el viejo) Tíbet, particularmente en las hacidendas de la aristocracia y los monasterios, son en cierto modo siervos.” Un especialista estadounidense, Dorsch Marie de Voe, se refirió al control espiritual que ejercían los dueños sobre sus siervos usando la religión, en su artículo, “El caso de Donden Ling: Un ensayo sobre la vida de los refugiados tibetanos con propuestas de cambio”. Él escribió: “Desde un punto de vista puramente secular, esta doctrina debe considerarse como una de las formas más ingeniosas y perniciosas de control social ideadas jamás. Para el tibetano ordinario, la aceptación de esta doctrina impedía la posibilidad de cambiar su destino. Si uno nació esclavo, la doctrina del karma enseñaba que tal situación no era culpa del dueño de los esclavos, sino de los esclavos mismos, por haber cometido alguna fechoría en una vida anterior. A su vez, el dueño de los esclavos estaba siendo recompensado por sus buenas acciones en una vida anterior. Si el esclavo intentaba romper las cadenas que lo ataban estaría cometiendo el equivalente a una autocondena a renacer en una vida aun peor que la sufrida ya.” Una gran cantidad de registros muestran que el viejo Tíbet era una sociedad de servidumbre feudal teocrática. DIARIO DEL PUEBLO. 22-2-2010