El pueblo trabajador catalán da la espalda a la huelga convocada por los sindicatos independentistas
La huelga general convocada por Intersindical-CSC (Confederació Sindical Catalana), central que agrupa a varios sindicatos de orientación independentista, ha fracasado.
No solo no se ha paralizado la economía catalana, sino que el consumo eléctrico -uno de los indicadores claves para medir el éxito de una huelga, y que disminuyó un 8,3% en el “paro de país” convocado el pasado 3 de octubre- aumentó un 3,4%.
Este fracaso no se ha debido a la aplicación del artículo 155 de la Constitución, ni tampoco a una “represión policial” que esta vez, afortunadamente, ha brillado por su ausencia.
Si la huelga ha fracasado es porque el pueblo trabajador, y especialmente la clase obrera, se ha negado conscientemente a seguirla.
En la industria el seguimiento a la huelga se ha limitado al 4,3%. Y en las grandes concentraciones de clase obrera -SEAT, Nissan…-, que siempre encabezan las movilizaciones de los trabajadores, se ha reducido a cero.
Solo el 28,4% de las empresas productivas han hecho paros puntuales. Y en los sectores más combativos -como el metro- ha existido normalidad.
Incluso entre la administración de la Generalitat o la enseñanza -sectores más receptivos a los llamamientos independentistas- el seguimiento del paro ha sido solo del 40% y el 45% respectivamente entre los trabajadores.
No han sido los comerciantes -un sector donde solo el 15% ha cerrado- los que más han rechazado esta huelga. Tampoco los funcionarios. Ha sido la clase obrera.
Intersindical, convocante de la huelga, solo supone el 7,6% de todos los delegados sindicales en Cataluña -más de diez veces menos que CCOO y UGT, que se han negado a apoyar el paro-.
En esta huelga, los convocantes no han dicho una sola palabra de los recortes, de los salarios de miseria… dando la espalda a las reivindicaciones propias de la clase obrera. Y sin embargo han exhibido su apoyo a Puigdemont, representante de los gobiernos que han ejecutado salvajes recortes contra las condiciones de vida del pueblo trabajador catalán.
Esta era una huelga convocada para respaldar los proyectos de fragmentación que han conducido Cataluña al abismo.
Y la clase obrera y los trabajadores catalanes han dicho NO, se han negado a participar en ella.
Por eso los convocantes han concentrado sus acciones en cortes de carretera o de vías férreas. Sabían que el pueblo trabajador no iba a apoyarles, y han utilizado a una minoría organizada para provocar un colapso que diera visibilidad a una huelga que en los centros de trabajo apenas ha existido.
El pueblo trabajador catalán, con la clase obrera a la cabeza, ha dado una nueva muestra de que rechaza radicalmente la independencia. Y lo hace en defensa de sus intereses como clase, que necesitan unidad para poder luchar contra los recortes, los bajos salarios…