Procés xenófobo

“El separatismo en todos los sentidos encubre una forma de xenofobia, una forma del tú aquí no, tú eres distinto y tú no vienes con nosotros”. (Les Luthiers sobre el independentismo catalán, durante la recepción del Premio Princesa de Asturias de Humanidades).

Xenofobia significa rechazo a los extranjeros. Quienes han dirigido ideológicamente el procés independentista han perfilado el término, englobando en esa fobia a todos aquellos que aún siendo catalanes no apoyan su camino. Por eso Puigdemont invoca el mandato del Pueblo de Cataluña para sus proclamas, apoyándose en un 38 % de votos; porque el resto no cuentan, no son pueblo de Cataluña.

Dejando aparte el componente religioso del independentismo, (cartel de Artur Más como Moisés, o el mitin de Carme Forcadell hablando de ser un pueblo elegido:»tenemos la voluntad de ser lo más importante que se ha conocido en la historia de humanidad. Y solamente nosotros tenemos esta voluntad»); la xenofobia independentista tiene que ver con el miedo a la competencia, de un grupo social, enquistado en la Generalitat, cuyo modo de vida se basa en apropiarse de la riqueza ajena y repartírsela por el mero hecho de controlar el poder político que distribuye los presupuestos públicos. «El separatismo encubre una forma de xenofobia»

El cesado Oriol Junqueras escribía en 2008 en el diario Avuí: «Hay tres Estados donde ha sido imposible agrupar a toda la población en un único grupo genético. En Italia; en Alemania, y en el Estado español, entre españoles y catalanes. Los catalanes tienen más proximidad genética con los franceses que con los españoles; más con los italianos que con los portugueses, y un poco con los suizos. Mientras que los españoles presentan más proximidad con los portugueses que con los catalanes y muy poca con los franceses.» Su discurso es el mismo que el de Jordi Pujol en 1976: «El hombre andaluz no es un hombre coherente. Es, generalmente, un hombre poco hecho, un hombre que vive en un estado de ignorancia y de miseria cultural, mental y espiritual.”

Las palabras de Junqueras son intercambiables con estas de Pompeyo Gener (1849-1919): “No sabemos ya si el intelecto español, en general, es capaz de progresar y civilizarse a la moderna… Hay demasiada sangre semítica y bereber esparramada por la Península. Los elementos de la raza catalana son, prescindiendo del elemento autóctono primitivo, el celta, el griego, el romano, el godo, y por fin el franco. Razas fuertes, inteligentes, enérgicas”.

La raza, la raza

Así tomaba posesión de su cargo en 2013 Artur Mas, como President de la Generalitat: “Renacido el espíritu inmortal de nuestra raza, tomo posesión victoriosa de esta fortaleza, para celebrar de nuevo Cortes, que dictarán leyes nuestras, en nuestra lengua. ¡Sentid la alegría de este momento! ¡Y, con ella, vuestra responsabilidad y vuestra gloria!” (citando a Macià). Y la exdirigente de ERC Pilar Rahola clamaba contra la propuesta de que los marroquíes con permiso de residencia pudieran votar en las elecciones municipales: “Miles de personas, con la antena de televisión conectada a Al-Jazira y que no saben ni el idioma del país podrán votar en nuestros municipios”.

Todos comparten las ideas de Prat de la Riba, arquitecto del catalanismo político: «La «castellanización» de Cataluña sólo es una costra sobrepuesta, que se cuartea y salta, dejando salir intacta, inmaculada, la piedra indestructible de la raza». Tesis que culmina en el manifiesto Per la preservació de la raça catalana (1934) firmado por Pompeu Fabra, Jaume Pi i Sunyer,… que afirma que las «graves consecuencias (de la inmigración) nos pueden hacer pensar en la transformación o retroceso de la capacidad genética». Y proponen una política catalana de población que estudie las características de la «mezcla» y los mecanismos de «defensa de la nostra raça». Pere Rosell i Vilar veterinario y diputado al Parlament de ERC ya había publicado en 1917 el folleto Diferéncies entre catalans i castellans, donde exponía su plan de mejora de la raza catalana, tomado de sus experiencias sobre la mejora genética del ganado. No muchos meses la Generalitat pagó la publicación en la revista, la American Journal of Human Genetics, de una investigación de la universidad barcelonesa Pompeu Fabra que afirmaba que un 33% de los españoles son descendientes de judíos y moriscos; pero que los catalanes mayoritariamente tenían “genes europeos” a diferencia del resto del país…

Pueden quedarse… de prestado

Otra idea formulada en los años 30 y repetida actualmente es que la fuerte corriente migratoria llevará a la extinción de la raza catalana. Y recuerda la que hace no mucho formuló el exportavoz de ERC en el Parlament, Joan Ridao, quien propuso que «los flujos migratorios sean coordinados y controlados con racionalidad desde su origen, para evitar el drama humano que a menudo hay detrás de estas cuestiones» y se evitaría que «crezcan los desajustes entre oferta y demanda», a la vez que «no se solucionan las necesidades de la empresa catalana». Los inmigrantes son una mano de obra necesaria pero que no deben tener derechos políticos.«“Los invasores serán expulsados de Cataluña” (Carles Puigdemont en la apertura del congreso de ANC en 2013)» Hace varias décadas Aymá i Baudina distinguía «entre los obreros auténticos que pasan hambre en silencio y los vagos forasteros que hablan siempre en castellano», contra los que propone «vigilancia a la entrada de la ciudad y energía por parte de las autoridades». Igual respondía en televisión la mujer de Jordi Pujol, la madre superiora Marta Ferrusola: «-Pregunta: ¿Le molesta que un president de la Generalitat tenga origen andaluz? (Por Montilla) -M. Ferrusola: Que un president andaluz tenga el nombre en castellá sí me molesta mucho. Mucho.» Ya ven, lo que más le molestaba es que no hiciera un gesto de sumisón como cambiarse el nombre de José a Josep.

Camuflaje

Los dirigentes del movimiento independentista catalán ocultan ahora el término «raza» que provoca rechazo inmediato; y lo sustituyen por «cultura». ¿Quién no se ha hartado de oir que los españoles tienen una cultura anti-democrática, que están atrasados y su atraso es «cultural», que no son «europeos»…? De otra manera explicaba esto mismo la escritora Laura Freixas en una entrevista: «Los independentistas dicen por ejemplo «queremos un Estado propio para decidir nosotros». ¿Y quiénes somos nosotros? En la novela El último patriarca hay un personaje, una marroquí analfabeta que solo habla árabe y vive en Vic encerrada en casa… ¿Tiene los mismos intereses, los mismos puntos de vista, los mismos proyectos o los mismos problemas que la familia Pujol? Hay que saber antes quiénes somos ese «nosotros», ¿no? Y esa idea de que solo por el hecho de que sea nuestro, en ese Estado ya viviremos mejor y todo lo haremos mejor… lo pongo en duda. En el fondo de lo único que están convencidos es de que son mejores y eso yo no me lo creo.»

Terror a la competencia

La agudización y difusión actual de la xenofobia proviene de grupo social que basa su riqueza en el control de los presupuestos públicos. Es lo que les permite tener más de 300 cargos con sueldos superiores a los de un ministro estatal, y es lo que les permite crearse una red de intereses mediante el reparto de puestos, concesiones y privilegios. Red que será a la vez su apoyo principal para seguir en el cargo. ¿No era el lema inicial de todo el «Madrid ens roba» tomado del «Roma ladrona» de la Liga Norte italiana? Pues ese es el origen del procès: necesitaban imperiosamente más presupuesto a gestionar, porque con el que les quedaba tras el saqueo impuesto por Washington para cubrir la crisis, no tenían suficiente para garantizarse sostener la inmensa red clientelar tejida. Y necesitaban imponer la xenofobia (como hemos visto, parte de su ADN político) para silenciar a la parte de la población trabajadora saqueada que reclama su parte y que acabará obteniendo su representación política en el Parlament.