Aspiramos no sólo a que la sanidad sea pública sino que esté en manos de quien la mueve y utiliza. Que sean sus trabajadores y pacientes quienes organicen su eficacia y productividad; ni consejeros ni gerentes ni fondos de inversión.
Como las del resto de España, según sus consejeros, la asturiana también tiene sus listas de espera bajo control, congeladas. La asturiana es la mejor valorada por los pacientes, según las encuestas.Pero la realidad es que si en enero de 2002 había 12.109 asturianos esperando una operación, diez años más tarde hay 16.431.Hace diez años 49 enfermos esperaban más de 180 días a ser operados, hoy hay 328 personas que esperan la operación desde hace más de medio año. Siete veces más. El cierre de centros de salud en horario nocturno, de plantas de hospitales y la reducción de contratos provoca que hay menos médicos para más enfermos, las visitas no llegan ni a cinco minutos.
Todo esto tratan de minimizarlo o esconderlo. Lo que no esconden es que hay 303 millones de deuda, sobre todo con las farmacéuticas. Más 5 millones y medio de intereses de demora, son casi 310 euros por habitante.Pero ¿cómo queahora no hay dinero? ¿Cómo que la sanidad no es sostenible? ¿por qué se podían endeudar antes entonces?
Lo que no es sostenible es lo que han hecho todos estos años: saquear las arcas públicas en beneficio de las farmacéuticas y de llenarse los bolsillos, con sueldos de más de 70 mil euros al año, a una élite dentro de la consejería de sanidad y del estamento médico.
De ahí el endeudamiento. Ahora recortan la financiación de medicamentos que no tienen una utilidad demostrada. Muy bien, ¿y todos estos años? Por qué los recetaron? Que devuelvan el dinero malversado igual que obligan a las familias que reciben ayudas mal otorgadas a devolverlas sin miramiento ninguno.Los que nos endeudaron y los que nos recortan son los mismos. El final siempre es el mismo: desmontar la sanidad y venderla como está haciendo Valencia, que ha entregado toda un área sanitaria a un fondo de inversión norteamericano.
Claro que hay que recortar pero no quitando medicamentos de la cobertura, sino renegociando los 303 millones que dicen se debe a las grandes farmacéuticas: que sepan que no van a cobrar el 70% en 4 años y que tienen que abaratar un 70% los medicamentos más caros (SIDA, cáncer…). El gobierno Brasileño lo consiguió amenazando a Roche de anularle los derechos de patente si no accedía. El gobierno Indio acaba de retirarle la patente a Bayer sobre un anticanceroso porque no cubre las necesidades del pueblo indio. Con los 5500 euros que cuesta un tratamiento anual se pueden financiar 73 tratamientos con la versión genérica india. Si se quiere se puede. Y se puede también redistribuir los salarios dentro de la sanidad asturiana; ninguno por debajo de mil y ninguno por encima de 5.000.
También se puede perseguir el fraude fiscal de las grandes empresas y bancos que operan en Asturias.Claro que lo hay para contratar el personal y las instalaciones necesarias para resolver en dos años toda la lista de espera quirúrgica; para que no haya menos de 1 médico cada 1.000 habitantes o 1 de urgencias cada 4000, ninguna consulta de menos de 10 minutos y ningún plazo para pruebas o visitas más allá de lo que recomiendan las sociedades científicas. Si las enfermedades no respetan calendario alguno, ¿Por qué entonces no hacer que la sanidad funcione igual de mañanas que de tardes, igual de diario que fines de semana o festivos?Aspiramos no sólo a que la sanidad sea pública sino que esté en manos de quien la mueve y utiliza. Que sea preventiva no porque ponga vacunas sino porque se oriente a educar al sano para que no caiga enfermo y que sirva para ahorrar no porque recorte servicios y recetas sino porque premie a los médicos que más proporción de gente sana tengan entre sus abonados.
Sanidad pública? Sí pero con pies y cabeza… y corazón, O SEA, nacional, científica y al servicio del pueblo no de las farmacéuticas y los bancos.