El 12-D contra la crisis sitúa ante los trabajadores la necesidad de un nuevo movimiento obrero

Por un sindicalismo de clase y unitario

El 12-D ha creado nuevas, mayores y mejores condiciones para iniciar la batalla por un cambio en la correlación de fuerzas dentro del movimiento obrero.

La irrupción de la clase obrera en la escena polí­tica después de siete años -desde la Huelga General contra el «Decretazo» de Aznar- no sólo ha sacudido como un terremoto (de pequeña escala, pero terremoto) los centros del poder económico, polí­tico y mediático, que ven en la aparición de la clase obrera en la batalla contra la crisis un peligro para sus planes, hasta el punto de que han intentado por todos los medios desactivarlo con descalificaciones y minimizando la asistencia. También las cúpulas de los sindicatos mayoritarios convocantes encabezadas por los secretarios generales de CCOO y UGT, F. Toxo y C. Méndez, que convocaron, obligados por la presión de las bases obreras, una manifestación «controlada» y ahora se esfuerzan en actuar de «cortafuegos» para evitar su onda expansiva. La manifestación del 12-D fue un éxito a pesar de la actuación de las cúpulas sindicales. Bajo el lema «Que no se aprovechen de la crisis» hicieron una convocatoria vergonzante, claudicante y a la defensiva, como si el movimiento obrero tuviera que pedir perdón al gobierno y la oligarquí­a financiera para que no lleven más allá de lo que ya lo han hecho la descarga de la crisis sobre las espaldas del pueblo trabajador. Y bajo el espantajo de colocar como blanco «la CEOE» trataron de ocultar a los auténticos responsables de la situación: la gran banca encabezada por Botí­n y el gobierno de Zapatero. Pero el 12-D la aparición de las bases de los sindicatos (integradas en su inmensa mayorí­a por luchadores obreros), comités de empresa y trabajadores de las empresas en quiebra convirtieron, lo que pretendí­an fuera una concentración «controlada», en un éxito de asistencia (más de 200.000 manifestantes), de contenido (la difusión entre la manifestación de las consignas contra la banca y el gobierno) y de clase al destapar la combatividad acumulada en el seno de la clase obrera. El 12-D ha vuelto a poner al descubierto la aguda contradicción entre la lí­nea burocrática impuesta por las cúpulas sindicales y las bases de los sindicatos y los sectores adelantados del movimiento obrero, donde son ampliamente mayoritarias las posiciones de un sindicalismo de clase, unitario y combativo. La necesidad de impulsar en el seno del movimiento obrero una lí­nea revolucionaria que desbanque a la lí­nea dominante impuesta por las cúpulas de los sindicatos mayoritarios se ha convertido en una tarea urgente; tan urgente como el papel decisivo que el movimiento obrero ha de jugar en la batalla contra la crisis para imponer una salida favorable a los intereses del conjunto del pueblo trabajador. ¿Pero cuál ha de ser el contenido de esa lí­nea revolucionaria? ¿Cómo ha de ser el movimiento obrero que nuestro paí­s y el pueblo trabajador necesitamos?

1.- Una línea de clase y combativa Si el 12-D ha sacudido como un terremoto el corazón de la oligarquía y el oder político es por la aparición en la escena de una clase obrera que ha demostrado toda la energía de lucha que encierra y su capacidad para ser la única clase que puede articular una respuesta del conjunto del pueblo al proyecto de un puñado de oligarcas y monopolistas para salir de la crisis.La lucha contra la explotación en todas sus formas adquiere en estos momentos de crisis económica un antagonismo especialmente agudo. Con el aumento del paro, la rebaja de los salarios, la precariedad laboral, el endurecimiento de las condiciones de trabajo, los recortes sociales, la subida de impuestos generales a la población que reduce el poder adquisitivo de salarios y pensiones, etc. el gran capital financiero descarga implacablemente los costes de la crisis sobre las espaldas de la clase obrera y el pueblo trabajador.La virulencia con la que un puñado de banqueros imponen el contenido de su alternativa no se detiene ante nada: millones de trabajadores arrojados al paro y una gran parte de ellos a la indigencia, ejecutadas sus hipotecas, asfixiados y obligados al cierre cientos de miles de trabajadores autónomos porque la banca roba para sí los recursos del Estado… Y todo ello con la colaboración del poder político que lo ejecuta.No se puede hacer frente a la violenta dictadura de clase impuesta por bancos y monopolios más que desde una firme posición de clase obrera, ni se puede luchar contra la explotación, y ahora dar la batalla contra la crisis, desde las cómodas posiciones de los despachos y la burocrática rutina sindical de las “mesas del diálogo social”. Es preciso recuperar la tradición combativa de los propios sindicatos para situar en la movilización y en los diferentes medios de lucha, en las fábricas, en los polígonos, en los barrios… hasta la Huelga General el peso de la batalla. A las mesas del “diálogo social” hay que llegar con posiciones de fuerza, con los trabajadores en la calle movilizados. 2.- Unitaria. Unidad de la clase obrera y de ésta con el conjunto del pueblo trabajador La manifestación del 12-D demostró que, a pesar de la orientación y los objetivos vergonzantes de las cúpulas sindicales convocantes de CCOO y UGT para mantener a resguardo al gobierno de Zapatero y Botín, es posible transformarla para llevarla más allá de donde ellos quieren y darle la vuelta a su contenido. Se equivocaron las centrales minoritarias (CGT, USO…) que no convocaron por “diferencias” con los sindicatos mayoritarios.La unidad de acción del movimiento obrero no es sólo, ni principalmente, “el acuerdo entre las direcciones de las centrales sindicales” para una convocatoria unitaria; sino una línea de actuación impulsada desde la bases obreras y trabajadoras sindicadas y las no afiliadas en apoyo de la lucha.Su objetivo ha de ser siempre el de ampliar la unidad de todas las fuerzas presentes en una lucha a todos los niveles, de fábrica, sector, comarca, comunidad o nacional. Pero sobre todo dotar de la más amplia base de masas a cualquier movilización, ya que en ellas está no sólo la fuerza combativa frente a los explotadores, sino la energía de las posiciones para que se imponga un sindicalismo de clase y combativo frente a las convocatorias que desvían la lucha y ocultan a los verdaderos enemigos.Unitaria también para trabajar permanentemente por unir a la clase obrera con el conjunto del pueblo trabajador. Hemos visto este 12-D como los medios de comunicación de la derecha oligárquica han tratado por todos los medios de aplicar el “Aísla y vencerás”, aislando a la clase obrera del resto de sectores sociales (agricultores, autónomos…) que se han movilizado contra la crisis. Apoyar sus luchas y recabar su apoyo para las movilizaciones obreras, haciendo propias sus reivindicaciones, que coinciden con los intereses fundamentales de la clase obrera frente al gran capital oligárquico y monopolista. 3.- Democrática ¿Por qué se convoca una manifestación después de dos años de crisis, de 4,5 millones de parados, de cientos de miles de trabajadores con ERE…, sin un amplio movimiento de movilización desde cada fábrica, polígono o pueblo? ¿Por qué se hace sin abrir un amplio debate de asambleas sobre el contenido de la convocatoria y las exigencias?Como hemos dicho al principio porque las cúpulas sindicales no querían una movilización para acabar con el plan de la oligarquía bancaria y el gobierno de Zapatero para imponer su salida a la crisis.Hay una relación directa entre una convocatoria burocrática y el contenido pro “gobierno de Botín”. Con una convocatoria basada en una democracia amplia y directa con participación de las masas obreras y trabajadoras desde cada empresa o comarca ¿cómo podrían sacar adelante el apoyo a una política que entrega miles de millones a la banca mientras esta asfixia a las familias y el paro crece sin control? ¿Cómo podrían plantear que se van a sentar a negociar la “reforma a la alemana” en encierra una rebaja de los salarios?Necesitamos un movimiento obrero basado en una línea democrática, recuperando también en esto la tradición directa y asamblearia de las primeras “Comisiones Obreras”. Una democracia directa con asambleas a todos los niveles, desde cada fábrica, polígono, comarca o pueblo.Asambleas no sólo “informativas” sino de debate, donde se puedan debatir ampliamente los contenidos de las reivindicaciones, la orientación de las luchas, las consignas… Asambleas no sólo “consultivas” sino con capacidad de decisión, que las decisiones sean vinculantes para las direcciones sindicales. Con capacidad para elegir representantes directos, comités de huelga, etc. que lleven a delante esas decisiones.Asambleas ante las que los elegidos y los cargos sindicales rindan cuentas de su gestión y de cómo han llevado las decisiones aprobadas. 4.- Independiente Unos sindicatos que basan su financiación y su estructura burocrática en las subvenciones del Estado, gestionadas por el gobierno de turno, los gobiernos autonómicos, incluso los alcaldes; en los “liberados sindicales” por las grandes empresas y la administración; y en los créditos de la banca que maneja a conveniencia los plazos de devolución y la condonación de cuotas e intereses, están abocados a cumplir el viejo refrán: “el que paga manda”.La vinculación directa de los aparatos sindicales y sus dirigentes con ese tipo de financiación les convierte, de echo, independientemente de su voluntad, en burócratas “a sueldo” del Estado, las grandes empresas y la banca. Y al sindicato cada vez más en un aparato dependiente sin autonomía propia para llevar adelante un programa de transformaciones revolucionarias, como ahora la nacionalización de la banca. Es más les lleva a apoyar sus alternativas, como la entrega de los recursos del país a través de los planes de rescate bancario, o los 20.000 euros del “déficit tarifario” a las eléctricas.Pero no sólo eso, esa dependencia también rebaja la vinculación de los afiliados y del conjunto de los trabajadores con la propia organización sindical, no la siente tan propia.Es preciso recuperar la independencia económica de los sindicatos, a partir de una línea de financiación independiente, basada en las cuotas de los afiliados y el desarrollo de actividades que se apoyen en las amplias capas trabajadoras más allá de los propios afiliados; incluso creando empresas propias sobre bases socialistas (o tomando empresas amenazadas de cierre por las multinacionales) que desarrollen la creación de riqueza y empleo.Sin un sindicalismo sobre bases independientes será imposible escapar al control político y organizativo de los poderes económicos y políticos, y disponer de unos dirigentes únicamente comprometidos con los intereses de clase y las bases obreras y trabajadoras. Una corriente de clase y unitaria (CCU) El 12-D ha creado nuevas, mayores y mejores condiciones para iniciar la batalla por un cambio en la correlación de fuerzas dentro del movimiento obrero. Llevar adelante esta tarea exige de todos los trabajadores, y especialmente de los sectores más conscientes y activos del movimiento obrero, pasar a:Unir y agrupar en torno a esta línea revolucionaria, de clase, combativa, unitaria, democrática e independiente a todos los sectores del movimiento obrero y en el conjunto de los trabajadores.Organizar dentro de cada sindicato, y de forma especial en las grandes centrales sindicales, CCOO y UGT, una Corriente de Clase y Unitaria.Desplegar una amplia labor de afiliación sindical para dotar de la más amplia base de masas a la línea revolucionaria dentro de los sindicatos.