Tras el 26-J asistimos a una ofensiva donde se pretende ganar en la propaganda lo que se ha perdido en las urnas. Los centros de opinión más conservadores nos presentan una espectacular victoria del PP. Y determinados sectores de la izquierda política y mediática, afirman que el 26-J se ha producido una derechización y un fracaso estrepitoso de las fuerzas que luchan contra los recortes. La realidad de los datos que ofrecen los resultados del 26-J es exactamente la contraria.
A pesar de su relativo avance el 26-J, el PP está en una posición minoritaria. Y, dejando al margen el retroceso de unas u otras candidaturas, la suma de las fuerzas que se enfrentan a los recortes representan una amplia mayoría social.
No es inevitable un nuevo gobierno del PP que nos traerá mayores ataques para el 90% de la población. Existen, como ocurrió tras el 20-D, condiciones para formar un gobierno de amplia unidad contra los recortes y por la regeneración democrática. «Una cómoda mayoría absoluta que permitiría la investidura y un gobierno estable»
La suma de PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos aglutina 13,5 millones de votos -casi el doble de los que ha obtenido el PP- y 188 diputados, 12 más que la mayoría absoluta.
Este es el gobierno, perfectamente posible, que ha apoyado la mayoria con su voto el 26-J.
Dónde está la mayoria y donde la minoría
El 63,1% de lo votantes, casi 15 millones, han apoyado a las candidaturas que se enfrentaban a los recortes. Es una amplia mayoría absoluta, y 6,2 millones más que el respaldo electoral a las fuerzas que en esta campaña han defendido los recortes.
¿Dónde está la derechización? Lo que existe es una mayoría absoluta de izquierdas y contra los recortes.
El PP sólo ha recuperado 690.000 votos de los más de tres millones perdidos el 20-D. Representa tan solo al 22,28% del censo, es decir a poco más de dos de cada diez españoles. Y está en el parlamento en una posición minoritaria, con solo 137 escaños. Ningún gobierno en la historia democrática española ha salido adelante con una base parlamentaria tan débil.
¿Qué tiene esto que ver con un “triunfo arrollador” del PP?
La alternativa del enemigo
El FMI y la UE, la gran banca española, los grandes monopolios mediáticos, ya tienen su opción de gobierno: un ejecutivo presidido por el PP, que gestione la ejecución de su proyecto sobre España.
En el terreno económico con un nuevo paquete de recortes (inmediato de 8.000 millones, en dos o tres años de 23.700) para cumplir con los objetivos de reducción del déficit. En el terreno político con la conformación de un nuevo modelo político que refuerce el dominio hegemonista y oligárquico. En el terreno militar blindando la mayor participación de España en los planes militares norteamericanos.
Para imponerlo se ha preparado la visita de Obama, del 8 al 11 de julio, donde de forma insólita el presidente norteamericano se reunirá en plenas negociaciones para la formación de gobierno con los candidatos de las cuatro principales fuerzas políticas (PP, PSOE, Podemos y Ciudadanos).
Pero el hecho de que Obama visite España revela las dificultades del hegemonismo para imponer sus alternativas de gobierno. En 2010 bastó una simple llamada telefónica para que Zapatero diera un giro de 180 grados a su política. Ahora el mismísimo presidente norteamericano está obligado a desplazarse a España.
Sí se puede formar un gobierno contra los recortes
La difundida sensación de derrota, donde un nuevo gobierno del PP sería poco menos que inevitable, es falsa e interesada.
Quien está en minoría y aislado políticamente es el PP. El rechazo acumulado tras cuatro años de ejecución del proyecto hegemonista determina que, a pesar de ser la fuerza más votada, no encuentre ni un solo aliado político para formar gobierno.
El día después de las elecciones Pedro Sánchez ha manifestado que el PSOE no apoyará ni se abstendrá en la investidura de Rajoy. Y Albert Rivera ha declarado que “no vamos a apoyar ningún gobierno de Mariano Rajoy”.
La suma de escaños de PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos daría 188, una cómoda mayoría absoluta que permitiría la investidura y un gobierno estable.
Con un programa mínimo de gobierno basado en los puntos de unidad que existen entre estas tres formaciones en el rechazo a los recortes ejecutados por Rajoy y en avanzar en la regeneración democrática.
Esta es la posición que defendimos tras el 20-D. Y que seguimos defendiendo ahora. En coincidencia con el sentir de la mayoria social que rechaza los recortes.
Más allá del carácter de estas tres fuerzas, un gobierno de unidad PSOE, Unidos-Podemos y Ciudadanos, que represente la voluntad mayoritaria de los votos expresada el 26-J, es el que en las actuales condiciones mejor defendería los intereses populares y más dificultades crearía a la continuidad de la política de recortes y saqueo contra el 90% de la población.
Debemos exigir que, esta vez sí, se cumpla la voluntad de los votantes, impidiendo un nuevo gobierno del PP.