Ante la formación del nuevo gobierno

Por un gobierno nacional contra los recortes y por la regeneración democrática

Por encima del contenido del programa, o de la forma y composición que pueda tener, este es el gobierno que, en las actuales condiciones, crearí­a más contradicciones a la ejecución del proyecto hegemonista y mejores condiciones ofrecerí­a para hacer avanzar la acumulación de fuerzas en e seno del pueblo.

El acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos establece, a dia de hoy, dos opciones principales de gobierno: por un lado que el apoyo externo del PP, con o sin Rajoy, permita una mayorí­a estable, una de las formas que puede adoptar la «gran coalición», y que parece ahora la alternativa principal del hegemonismo y la oligarquí­a; por otro lado que la presión del avance del viento popular imponga la ampliación del acuerdo -bajo diferentes formas- a Podemos, IU, Compromí­s… La opción de una repetición electoral parece ahora improbable, pero la fluidez de la situación no permite descartarla.

El acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos incluye una “reforma exprés” de la Constitución, a realizar en los primeros 100 días, con cinco puntos: eliminación de los aforamientos; despolitización de la justicia; reducción de las firmas necesarias para presentar una Iniciativa Legislativa Popular de 500.000 a 250.000; supresión de las Diputaciones y limitación de mandato para el presidente del gobierno a ocho años.

Además incluye la renegociación de los objetivos de reducción del déficit con Bruselas, para “evitar aplicar recortes o copagos”; la reducción del IVA cultural del 21% al 10%; la eliminación de bonificaciones en el Impuesto de Sociedades para elevar la cuota real que pagan las grandes empresas; modificar el artículo 135 de la Constitución para que la sanidad sea un derecho fundamental; impedir referéndums de autodeterminación.

El contenido de este acuerdo no excluye que pueda ampliarse a Podemos, IU… Compromís ha declarado que “este acuerdo no nos parece mal, incluso muchas propuestas aparecen en nuestro programa electoral”. Declarando que preferiría un gobierno con el apoyo de 161 diputados, es decir, de PSOE, Podemos, IU y Compromís, pero también quiere que el Gobierno «arranque y comience a tomar medidas».

La presión del avance de viento popular ha obligado también a Podemos a cambiar su postura: aceptando “la abstención o el voto afirmativo” de Ciudadanos frente al veto total inicial, estableciendo que “el referéndum no es una línea roja, es la propuesta que consideramos mejor”…

La alternativa principal de gobierno, en las actuales condiciones, del hegemonismo y la oligarquía es la de que la abstención del PP permita una mayoría estable al acuerdo alcanzado entre PSOE y Ciudadanos.

Es lo que Enric Juliana denomina “el Gran Centro”, con “programas moldeables, empatía, buena relación con el empresariado y ninguna propuesta que Bruselas y Berlín no puedan acabar de digerir”.

La debilidad extrema del PP, agudizada por el estallido de casos de corrupción (hoy mismo el juez ha iniciado los trámites para imputar Rita Barbera, ayer se señalaba a Francisco Camps, calificando al PP valenciano de “organización criminal”, y estableciendo que el PP nacional también se lucró de la financiación ilegal) permitiría forzar a Rajoy a aceptar una abstención que ofreciera vía libre a un gobierno del PSOE. O incluso a provocar un cambio de liderazgo en el PP.

La oligarquía y el hegemonismo contemplan también un “plan b” para forzar esta forma de “gran coalición”. Hoy se plantea desde tres analistas con diferentes posiciones. Enric Juliana declara que “una vez creada la cápsula del Gran Centro, alguien podría sugerir, entre marzo y abril, que la pilote otro dirigente político que no sea Sánchez, ni pertenezca al PSOE, con el apoyo activo o pasivo del PP. El Gran Centro puede adquirir vida propia y escapar al control del eficiente equipo negociador socialista”. Pablo Sebastián en La República.com insiste en la misma idea: “¿Qué puede ocurrir si se estrella Sánchez? Pues puede ocurrir que en su partido le pidan que dé un paso hacia atrás, después del fracaso en las elecciones y en la investidura. Y que, una vez retirado, en el PP le pidan a Rajoy que haga lo mismo -una vez que vio pasar el cadáver político de Sánchez, como vio el de Artur Mas- y decida dar otro paso atrás. Y en ese momento podría articularse un pacto de gobierno PP, PSOE, C’s, sin Sánchez ni Rajoy. Antes incluso de que se convoquen otras elecciones el 3 de mayo”.

La oligarquía y el hegemonismo maniobran para imponer la alternativa de gobierno más favorable a sus intereses, establecer los “mandatos” y “compromisos” que el nuevo gobierno, sea cual sea su composición, debe ejecutar, e impedir que pueda formarse un gobierno de unidad contra los recortes.

El Círculo de Empresarios, una de las plataformas oligárquicas, ha publicado un documento titulado “Por un Gobierno estable. El turno de la política”. Donde se establece que “los españoles han pedido una gran coalición en las urnas el pasado 20 de diciembre”, y se llama a “impulsar nuevas reformas que fomenten la competitividad con pleno respeto a las reglas que derivan de nuestra pertenencia a la zona euro”.

También Moody´s, uno de los “brazos armados financieros” del gran capital norteamericano ha rebajado la perspectiva de la deuda de 14 comunidades y entidades españolas. Después de que el pasado 19 de febrero rebajara la nota de la deuda española, bajo el argumento de que “ sea cual sea la composición del nuevo Gobierno es improbable que se acometan nuevas reformas estructurales”.

Desde la UE a los principales portavoces de la oligarquía, insisten en situar las “líneas rojas” (perpetuar el saqueo sobre la población, acatar el nuevo papel de España en la OTAN…) que el nuevo gobierno no puede traspasar.

En estas condiciones debemos exigir a todas las fuerzas parlamentarias que representan el viento popular hacer posible, por encima de diferencias o del contenido del programa, un gobierno nacional contra los recortes y por la regeneración democrática. Que crearía mejores condiciones para avanzar en la acumulación de fuerzas en el seno del pueblo contra la ejecución del proyecto hegemonista de saqueo.

El avance del viento popular, y la presión de los 16,5 millones de votantes para que se forme una mayoría enfrentada a las políticas ejecutadas por Rajoy en los últimos cuatro años, crea buenas condiciones para exigir la formación de un gobierno nacional contra los recortes y por la regeneración democrática.

Nacional porque sitúe en primer plano la defensa de la unidad del pueblo trabajador de toda España en la lucha contra los recortes, frente a la división y la fragmentación, que solo beneficia a quienes pretenden imponernos un saqueo mayor.

Y que recoja los puntos de unidad “contra los recortes y por la regeneración democrática” entre un amplio abanico de fuerza, desde el PSOE a Podemos, desde Ciudadanos a Compromís o IU.

No partimos de falsas expectativas, y sabemos que un gobierno encabezado por Pedro Sánchez -la única forma que puede adoptar con la actual composición del parlamento un gobierno contra los recortes- cumpliría el grueso de los mandatos de la UE, el FMI o la OTAN. Pero por encima de ello, del contenido del programa, o de la forma y composición que pueda tener, este es el gobierno que, en las actuales condiciones, crearía más contradicciones a la ejecución del proyecto hegemonista y mejores condiciones ofrecería para hacer avanzar la acumulación de fuerzas en e seno del pueblo.

Cualquier posición que lo impida o dificulte, a “derecha” o a “izquierda”, estará atacando los intereses populares y actuando en contra del mandato de sus electores. Tanto Ciudadanos, cuando excluye a Podemos e insiste en contar con el apoyo del PP. Como la dirección de Podemos, cuando califica a Ciudadanos como “las derechas”, equiparándolo al PP, coloca el referéndum en Cataluña como una exigencia de primer plano, o pretende acaparar los principales ministerios, algo inaceptable para el PSOE.