En «Hacía un ruido. Frases para un film político» (Contrabando, 2016) María Salgado aborda la revuelta del 15M
María Salgado (Madrid, 1984) es poeta e investigadora. Trabaja con el lenguaje como material de textos, audiotextos y acciones. Recibió el doctorado en Teoría de la Literatura y Literatura Comparada en la Universidad Autónoma de Madrid en diciembre de 2014 con una tesis sobre poéticas orientadas al lenguaje en España desde 1964. Esta historia invertida de la poesía española de la segunda mitad del siglo XX será publicada como libro próximamente. Forma parte del grupo de investigación Seminario Euraca, un dispositivo de lectura, escritura y pensamiento colectivo con sede en Madrid. Ha publicado los libros «Ferias» (Universidad Popular José Hierro, 2007), «31 poemas» (Puerta del Mar, 2010) y «Ready» (Arrebato, 2012). Desde el año 2013 explora en el sonido junto con el compositor Fran MM Cabeza de Vaca. «Hacía un ruido» es su último libro.
¿Qué lugar ocupa «Hacía un ruido» en tu trayectoria?
«Hacía un ruido» organiza un tiempo de mi investigación como poeta. Tardé cuatro años en escribir «Ready» (Arrebato, 2012). «Hacía un ruido» también me ocupó otros cuatro años de exploración. La diferencia entre ambos radica en el procedimiento de escritura: aunque «Ready» pone en cuestión la forma del poema, mantiene su estructura lírica; «Hacía un ruido» explora otras opciones como el collage, expansiones alternativas en la página o la mezcla de materialidades verbales. Esta apuesta no se reduce al mero juego con el sistema poético sino que surge de la necesidad de contar una realidad nueva que busca ser codificada con un nuevo lenguaje: estoy hablando de los acontecimientos sociales, políticos y económicos de los últimos años, pero no desde la mirada de los medios ni del discurso académico. Tengo la sensación de que mis obras me han llevado a trasladar estos fenómenos al terreno poético, a buscar una voz o voces que sean capaces de hablar por lo que pasó en la Puerta del Sol: ¿Cómo enunciar el disturbio? ¿Cómo trasmitirlo? ¿Cómo descifrar su mensaje? ¿Qué nos está diciendo respecto al tiempo histórico?
El intento de incluir otras voces dentro de tu poemario ¿no rompe también con el protagonismo del Yo poético del autor?
Hay una forma que solemos asociar con la poesía que ocupa demasiado espacio en el archivo de nuestra memoria. Poesía es el uso del lenguaje que no tiene que ver con dar información. Es un trabajo con la lengua que busca mirarla.
El cuestionamiento de la poesía tradicional parte por el cuestionamiento de su protagonista. Este Yo poético es un producto histórico, no una constante en la poesía. A lo largo del tiempo ha habido más yoes y menos yoes, incluso ha habido propuestas para transformarlas en otra cosa. En «Hacía un Ruido», las partes biográficas están confundidas con otras voces. Es una manera de abrir el espectro de yoes: mi yo biográfico estuvo en el 15M, mi yo poético es una elaboración compleja sobre una materia que estuvo allí, pero quiero incluir más gente porque considero que mi experiencia no tuvo tanta relevancia, porque estaba conectada a un acontecimiento mayor que nos unía a todos los presentes en la Plaza del Sol. En el fondo, el 15M no fue una agregación de vivencias individuales, fue una experiencia colectiva que fluía entre los cuerpos. Por este motivo tenía que romper con el convencionalismo poético de dar una mayor relevancia al Yo del autor. No quería traicionar el espíritu asambleario.
Ya que mencionas los acontecimientos del 15M, ¿Qué lugar tiene la política en tu poesía?
Para mí el reto de «Hacía un ruido» consistió, ante todo, en contar o plasmar un hecho político tan significativo como la revuelta sin consumirlo, ni estetizarlo de manera estancada. Era necesario conservar el misterio en torno al cual giraba el 15M, incluir a sus protagonistas; estas eran las cuestiones que me tenían preocupada mientras que escribía el poemario: hacerme cargo de ese mundo. Una de las soluciones fue manipular un audio en el que la protagonista contaba una historia sobre un hecho pasado, mi intencionalidad fue la de generar una complicidad entre el lector y el protagonista de la historia de tal manera que surgiera una sensación de comunidad, una comunidad que conviviera en el texto poético.
En cuanto a la política, creo que ha sido una de las preocupaciones del arte contemporáneo y que existen mil maneras de resolverla. Mis libros tienen que ver con el tema de la política y una exploración formal que intenta trazar unas utopías de comunicación como horizonte. En «Hacía un ruido» prima la parte temática: los contenidos son las frases sobre la política, unas frases feas y prosaicas que no están revestidas de la belleza de otros temas. El collage como forma, como manera de construir con otras voces, es una apuesta estética muy política porque busca poner estas voces en un mismo plano para que el lector juzgue. Ezra Pound, en uno de sus poemarios más importantes llegó a incluir a los protagonistas sociales y económicos de su tiempo: habló de políticos y banqueros con nombres y apellidos juntándolos con el Ulises de Homero o Arnaut Dariel, ningún tema le era ajeno. Este era para mí el reto: dar cabida a esas frases feúchas, esas frases sin vuelo, no codificadas por la literatura, intentar mirarlas desde el prisma de la poesía sin transformarlas.
Sin embargo, en «Hacía un ruido» no solo trabaja con esta polifonía de voces sino que también se constituye como una reflexión poética en torno a una serie de palabras o conceptos vitales para la representación (o presentación) del mundo político en la poesía. Por ejemplo, ¿podrías hablarnos del concepto invisible-existente al que recurres repetidamente a lo largo de tu poemario?
La pregunta fundamental de cualquier sistema de pensamiento se puede plantear de una manera sencilla: ¿Qué es esto? Y luego ¿Quiénes somos? En «Hacía un ruido», es la pregunta emocionante por el sujeto de nueva formación que ha perdido su relato histórico y categórico: ya no es campesino, ni plebeyo, ni proletario… Hasta la palabra ciudadanos está tomada por un lado del espectro político. La disputa por la apropiación de estas palabras pertenece al terreno de la filosofía política, lo que pretendo es escenificar la disputa. Conceptualmente es una aspiración ambiciosa, pero materialmente creo que es humilde porque incluye desde especulaciones superficiales hasta las reflexiones de Ranciere. Todos están situados a la misma altura. Es el lector quien tiene que posicionarse.