El candidato socialista aceptó, una tras otra, todas las medidas y propuestas que iba poniendo sobre la mesa el candidato nacionalista: banca pública, tributación en Galicia de monopolios y multinacionales, pacto fiscal en la línea de Euskadi y Cataluña, reforma constitucional para un mayor autogobierno,…
Sólo les faltó explicar a ambos porqué durante el gobierno bipartito que compartieron durante cuatro años no tomaron ninguna de estas medidas. Y sobre todo, Pachi Vázquez debería aclarar por qué durante casi dos años el PSG-PSOE ha estado apoyando a Zapatero y su política, que es exactamente la misma que hoy aplica el PP. ¿O no fue Zapatero el primero en plegarse a las exigencias del FMI y Merkel, congelando las pensiones, recortando el sueldo a los funcionarios, subiendo el IVA o regalando graciosamente decenas de miles de millones de dinero público, dinero de todos nosotros, a los bancos? ¿No tienen nada de lo que arrepentirse, no van a reconocer ningún error, ni la más mínima autocrítica por lo que han hecho? Y no hace tanto tiempo de eso como para que a los votantes se las haya olvidado.Pero al que sí pareció olvidársele es a Francisco Jorquera, el candidato del BNG. ¿Va a dar ahora por buenas las promesas del candidato socialista, cuando son exactamente lo contrario de lo que han defendido y hecho hasta ahora? Vázquez dice que se rebela ante lo que está ocurriendo con Novagalicia banco, socializar las pérdidas para privatizar los futuros beneficios. Pero eso es exactamente lo que hizo el gobierno de Zapatero con Caja Castilla-La Mancha, Cajasur o la CAM. Y entonces no le oímos ni una sola palabra en contra. ¿Acepta sin más el BNG esta conversión a lo Pablo de Tarso de los dirigentes socialistas gallegos? ¿De verdad creen en este cambio radical o sólo hacen ver que lo creen para no dañar las posibilidades de entrar en un posible gobierno bi o tripartito? Las últimas encuestas del CIS ponen de manifiesto la creciente falta de confianza de los ciudadanos ante los políticos. El debate-pasteleo de anoche entre Vázquez y Jorquera debe haber hecho subir varios puntos la pérdida de credibilidad de la clase política entre los gallegos.