El mismo domingo que se decidía el gobierno de Ecuador, se celebraba la primera vuelta de las elecciones en Perú, un país marcado en los últimos años por una acusada inestabilidad: en cinco años ha tenido cuatro presidentes distintos. La abismal desigualdad social, aderezada con la corrupción y el clientelismo, han detonado grandes estallidos de indignación popular en los últimos meses. Por eso, estas elecciones en Perú han sido las más abiertas de los últimos años, con un amplio abanico de opciones donde la mayoría no ha superado el 15% de los votos.
Así, a la segunda vuelta han pasado dos opciones radicalmente opuestas. Vamos a ver en Perú una formidable batalla entre los intereses del hegemonismo y la oligarquía, y las fuerzas que aspiran a un país independiente de EEUU.
El más votado, con el 19,1% de los votos, ha sido el dirigente del sindicato de profesores, Pedro Castillo, candidato de Perú Libre, un partido que se define a sí mismo como «marxista-leninista-mariateguista» y como una izquierda socialista, internacionalista, latinoamericanista y antiimperialista, que mira con simpatía los procesos revolucionarios y soberanistas de Cuba, Nicaragua, Ecuador, Venezuela y Bolivia. La irrupción de este candidato ha sido una sorpresa total.
Su oponente en la segunda vuelta, con el 13,4% de los votos, es la ultraderechista Keiko Fujimori. Se trata de la hija del ex-presidente Alberto Fujimori, un dictador de facto al servicio de Washington que manejó el país con mano de hierro (1990-2000), siendo después condenado por múltiples delitos de lesa humanidad y corrupción. Entre su larguísima lista de violaciones contra los derechos humanos está la esterilización forzosa de 200.000 mujeres indígenas en Perú. El programa económico del fujimorismo es netamente neoliberal, al estilo del de Bolsonaro en Brasil.
La irrupción del izquierdista Pedro Castillo como candidato más votado en la primera vuelta de las elecciones peruanas ha sido una sorpresa total.
El balotaje, previsto para el 6 de junio, será -más aún que en el caso de Ecuador- extremadamente polarizado entre dos proyectos de país. Es previsible que Castillo pueda ganarse el apoyo de la izquierdista Verónika Mendoza (7,81%), líder del movimiento socialista democrático Nuevo Perú. Ambos difieren en temas sociales -la igualdad de género, la legalización del aborto y el matrimonio igualitario- pero están de acuerdo en su oposición al imperialismo y a la extrema derecha fujimorista.
Por contra, Fujimori ya ha ofrecido a los otros candidatos “moderados” de la derecha oligárquica y proyanqui un frente común «para evitar el avance del castrismo en Perú». También ambos contendientes tratarán de tender puentes con el centroizquierdista Yonhy Lescano de Acción Popular (9,11%).
Lo extremo de las dos opciones que se presentarán, y la lejanía del 6 de junio, hacen muy difícil prever el curso más probable de los acontecimientos. Pero en los próximos meses vamos a ver una formidable batalla entre los intereses del hegemonismo y la oligarquía por retener entre sus garras el país, y los de las fuerzas que aspiran a un Perú donde se redistribuya la riqueza y se gane en independencia respecto a EEUU.