«Sólo beneficia a los grandes centros comerciales, y será la puntilla para el pequeño comercio». Quien así califica la medida adoptada por Esperanza Aguirre en Madrid -que permitirá a los monopolios de la distribución abrir 24 horas al día y 7 días a la semana- no es ningún representante sindical, sino Hilario Alfaro, presidente de la Confederación de Comerciantes y Empresarios de Madrid, integrada en la CEOE. ¿Pero no era el PP el «partido de los empresarios», el más genuino representante de sus intereses? ¿Entonces cómo es posible que uno de los dirigentes de los empresarios madrileños denuncie de esta manera una de las medidas estrella de Esperanza Aguirre?
La realidad es que los únicos “empresarios” que han respaldado la liberalización total de horarios en Madrid han sido los de la Asociación Nacional de Grandes Empresas de Distribución (Anged), la patronal de los grandes monopolios del sector, dominada por gigantes como Carrefour, Alcampo o El Corte Inglés.
El resto de asociaciones empresariales está en contra. Y no es para menos. Hasta este año, sólo los establecimientos de hasta 300 metros cuadrados disponían de libertad para abrir todos los domingos y festivos. En octubre, Esperanza Aguirre amplió el margen hasta los locales de 700 metros cuadrados. Y ahora impone una “liberalización total” de horarios que sólo beneficia a las grandes superficies, los únicos “empresarios” con capacidad para asumir los costes de abrir todos los días del año.
El 80% de las empresas comerciales en Madrid, que son pymes y autónomos, serán arrasadas, incapaces de competir con las grandes superficies. Lo que revertirá en cierres y destrucción de empleo. Por cada puesto de trabajo creado en una gran superficie, se destruyen cuatro en el pequeño comercio.
Así lo han denunciado los mismos empresarios madrileños. Para la Federación Nacional de Asociaciones de Trabajadores Autónomos (ATA) “ampliar la liberalización de horarios a todo tipo de locales será una nueva losa para el comercio tradicional, dará lugar a un trasvase de cuota de mercado a las grandes superficies, las grandes beneficiadas de una medida diseñada para que Goliat aplaste a David”.
También se han opuesto a la medida la Confederación Española de Comercio, o la Confederación General de las Pequeñas y Medianas Empresas.
La realidad desmiente que el PP sea “el partido de los empresarios”. Esperanza Aguirre se comporta más bien como la delegada local de Carrefour o Alcampo, defendiendo los intereses de los grandes monopolios y perjudicando seriamente a los pequeños y medianos empresarios.