Representantes de más de 80 países, se han reunido en Pekín para el lanzamiento de la iniciativa China ‘One Belt, One Road’, (Una Franja, Una Ruta), un gigantesco plan de infraestructuras y comercio que busca unir Asia, Europa y África.
Supone una enorme inversión de un billón de dólares (900.000 millones de euros) para ‘resucitar’ la Ruta continental de la Seda y abrir la ‘Ruta Marítima de la Seda del Siglo XXI’, construyendo (o modernizando) todo tipo de infraestructuras, desde puertos y almacenes a grandes y modernos corredores ferroviarios.
La Nueva Ruta de la Seda implica -además de China- a 68 países que suman 4.400 millones de habitantes -casi el 60% de la humanidad- y el 40% del PIB mundial, y permitirá impulsar el comercio entre China y los mercados de Asia, Oriente Próximo, África y Europa, a través de la modernización y construcción de enlaces de transporte, infraestructuras y telecomunicaciones por dos vías: una terrestre, que incluye la ruta férrea más larga del mundo y que une a lo largo de Eurasia, a Madrid y a la ciudad china de Yiwu -conectada a su vez con corredores hacia Pakistán, Oriente Medio, India, Sudeste asiático e Indochina-; y otra marítima, que uniría los puertos chinos con el sudeste asiático, India, el este de Africa y Arabia y acabaría en el eje en el puerto griego de El Pireo. Incluye además diversos proyectos complementarios como un oleoducto que conectará el sur de China con Birmania y la bahía de Bengala, ferrocarriles que conecten la costa índica y atlántica de África, o un corredor económico desde Turquía e Irán hasta los confines occidentales de China.
La iniciativa OBOR llega en un momento donde el comercio global se contrae bajo los aires proteccionistas impulsados desde la Casa Blanca, que está rompiendo acuerdos comerciales firmados bajo la administración Obama como el Tratado TransPacífico (TPP). 2016 fue el peor año para el comercio mundial desde 2008. Las inversiones directas extranjeras se contrajeron un 13% y el comercio creció sólo un 1%.
Es por esto que el gobierno chino ha encontrado un enorme interés internacional en su iniciativa OBOR. La lista de los jefes de gobierno -junto a 70 representantes de organizaciones internacionales y más de 1.200 delegados de varias regiones y países- ilustra la importancia de la reunión: además del presidente ruso Vladímir Putin han acudido mandatarios como Mariano Rajoy, el griego Alexis Tsipras, el argentino Mauricio Macri o la chilena Michelle Bachelet. Los principales países europeos -en especial Alemania y Reino Unido- han enviado delegaciones del más alto nivel encabezados por sus ministros de economía, al igual que Japón o Corea del Sur. También ha asistido una importante delegación de Washington, encabezada por Matt Pottinger, asistente especial de Donald Trump y director para Asia del Consejo Nacional de Seguridad.
Para financiar el proyecto, China ha creado el ‘Fondo de la Franja y la Ruta’, con 36.000 millones de euros para impulsar la inversión privada y 90.000 millones del Banco Asiático de Inversión en Infraestructuras, participado por 57 países. 134.000 millones vendrán del Nuevo Banco de Desarrollo de los BRICS, y el Banco de Desarrollo de China y el Banco Exim, invertirán cada uno 358.000 millones destinados a proyectos en África o Sudamérica. En total, más de 100 países y organizaciones internacionales se han incorporado a la iniciativa y más de 40 de ellos han firmado acuerdos de cooperación con China.