Para reducir el precio de la luz el mecanismo ha sido sencillo y directo. Poner un limite a las ganancias del oligopolio eléctrico y redistribuir los millones obtenidos entre el resto de la población. Consiguiendo que once millones de usuarios paguen menos.
Esto es un proceso de redistribución de la riqueza.
Los que perciben rentas más altas recortan un poco sus ingresos, y lo que se obtiene con esto esto se redistribuye entre las rentas más bajas. Es sencillo.
Este hecho ha puesto encima de la mesa, en todas las mesas de España, que sí se puede aplicar un criterio de redistribución de la riqueza. Y lo hemos visto en televisión, lo hemos leído en los periódicos, lo hemos escuchado en la radio, y lo hemos podido ojear en nuestros teléfonos móviles. Es decir, se ha hecho de una manera pública y notoria.
Los que venimos defendiendo que la línea de actuación contra los recortes es la redistribución de la riqueza estamos contentos por esta publicidad, que ha tenido un alcance mundial.
Los propietarios de las siete centrales nucleares se han quejado, es lógico, es normal y están en su derecho. Y no solo eso, sino que también han amenazado con un “cierre patronal”. Con las limitaciones legales correspondientes están en su derecho.
Pero también estamos en nuestro derecho los once millones de beneficiados por estas medidas. Tenemos el derecho de apoyar al gobierno y alentarlo. Tenemos el derecho de enviar telegramas de apoyo a la Moncloa. De utilizar las redes sociales para expresarnos.
Esta línea de redistribuir la riqueza no es la que algunos sectores del gobierno querían. Pero es la que se ha aplicado.
La pregunta que es inevitable hacerse es: si la redistribución de la riqueza ha sido útil para bajar la luz, ¿lo será también para subir salarios y pensiones, mejorar la sanidad y la educación, permitir el acceso a la viviendo a quienes tienen dificultades para comprarse un piso, y en definitiva para frenar el conjunto de recortes?
Sea consciente o no, para nosotros no es un hecho puntual es una línea de actuación. La apoyamos.