HACE siete meses, los sindicatos movilizaban a sus bases en una huelga general contra el Gobierno. Ayer sólo les faltó a Méndez y Fernández Toxo elogiar a Mariano Rajoy tras una entrevista en La Moncloa en la que no se alcanzó ningún compromiso concreto pero en la que ambas partes escenificaron un nuevo clima de paz social. El presidente subrayó que no se dan las condiciones para alcanzar un gran pacto económico nacional, pero apuntó que se crearan grupos de trabajo con los sindicatos para alcanzar acuerdos sectoriales. Rajoy se esforzó en resaltar las coincidencias con UGT y CCOO y enfatizó que, más allá de «las palabras», hay muchas posibilidades de cooperación.
Lo que se constató ayer es que los sindicatos están dispuestos a dar un margen de respiro a Rajoy a condición de que el Gobierno no asuma ninguna reforma adicional que pueda ir contra sus intereses como, por ejemplo, la introducción del contrato único, ya descartada por el Ministerio de Trabajo.Todo indica que el presidente ha decidido levantar el pie del acelerador y se conforma con una política de reducción progresiva del déficit presupuestario mediante más subidas de impuestos que recorte de gastos, lo que sin duda complace a los sindicatos. La paradoja de la situación en la que nos encontramos es que la verdadera oposición a Rajoy empieza a surgir en el seno del PP. Si hace pocos días era Esperanza Aguirre la que pedía una bajada de los impuestos, ayer se sumaba a las mismas tesis Gabriel Elorriaga con un estilo diferente.El presidente de la Comisión de Hacienda del Congreso calificó de «brutal» la decisión de aumentar los impuestos en una recesión y aseguró que España es el país que más grava las rentas salariales, tachando nuestro sistema fiscal de «injusto e ineficiente». Estas palabras no le van a gustar nada a Mariano Rajoy porque Elorriaga tiene una doble autoridad. La primera es que fue su colaborador más directo hasta que puso en duda sus cualidades como líder en un artículo en este periódico en 2008. Y la segunda es que se trata de una persona con una sólida formación intelectual y con prestigio en el partido. Pero además sus opiniones recogen lo que piensan sin atreverse a decirlo la mayoría de los dirigentes.Las importantes subidas del IRPF y del IVA del año pasado y los nuevos incrementos impositivos que acaba de anunciar el Gobierno no sólo contradicen el programa del PP sino que, efectivamente, encajan con las propuestas del PSOE y los sindicatos e incluso van más allá de lo planteado por IU en algunos renglones. No es de extrañar que la prórroga de la subida del IRPF a un tercer año haya generado un fuerte desconcierto entre la base electoral del PP.La conveniencia de bajar los impuestos se está convirtiendo en un clamor en el centro-derecha, que le pide al presidente que acometa una reducción del gasto que pasa por un adelgazamiento del sector público. Pero ayer de nuevo Rajoy aludió a una posible negociación con los sindicatos de la reforma de las Administraciones, lo cual sugiere que también quiere dar largas a este asunto.