El líder de la ultraderecha ha viajado a Washington a asistir a un discurso de Donald Trump, en un encuentro de la Conferencia de Acción Política Conservadora (CPAC), el cenáculo que reúne a las más tenebrosas y derechistas élites del establishment norteamericano. El mismo club de la oligarquía yanqui que promueve las formaciones de extrema derecha en Europa y en el mundo.
«España y Estados Unidos son dos países amigos y aliados que deben fortalecer todavía más su relación». En esta afirmación de Abascal se concentra cien veces más la verdadera naturaleza de Vox que en cien provocaciones contra el feminismo, el movimiento LGTBI, los inmigrantes, la ecología o la izquierda.
Y no solo por esta frase. Es vox populi que “Vox se fundó con un millón de euros del exilio iraní» (El País, enero de 2019). Pero es que el llamado Consejo Nacional de Resistencia Iraní (CNRI) lleva años vinculado a la inteligencia norteamericana, a la CIA y a los centros de decisión hegemonista.
También es vox populi que el auge de Vox se ha producido a raíz de que la formación de Santiago Abascal fuera «apadrinada» por Steve Bannon, ex-jefe de campaña y asesor presidencial de Trump, y que sale precisamente del entorno de la Conferencia de Acción Política Conservadora. Un personaje que trabaja para montar «The Movement», una suerte de «Internacional de la extrema derecha» que coordina y promueve a fuerzas como La Liga Norte italiana de Salvini, el Frente Nacional francés de Le Pen o Alternativa por Alemania. Vox viene a ser su «franquicia» en España y ellos mismos no tienen problema en vanagloriarse de sus nexos con Bannon.
Esta es la auténtica faz de Vox. Más allá de la parafernalia fascistoide y de un rancio tufo franquista, no estamos ante una «vieja» extrema derecha, sino ante una «nueva»… una ultraderecha «norteamericana», directa y profundamente vinculada con los nódulos más reaccionarios del establishment de Washington. Una herramienta del hegemonismo para golpear, sacudir, condicionar y degradar la vida política nacional.
Una extrema derecha que sirve como «ariete» de los recortes, para poner encima de la mesa cuestiones e intereses oligárquico-imperialistas que ni el Partido Popular se atreve a plantear. O al menos tan cruda y descarnadamente. Son un ariete, un escuadrón de choque para el Ibex35, la patronal… y para la oligarquía financiera de Wall Street.
Son los nódulos más tenebrosos de la plutocracia norteamericana -de los que la CPAC es un exponente- los que han financiado, promovido y sacado a Vox de las catacumbas de los partidos no parlamentarios. Son esos centros de poder de Washington quienes los utilizan para intervenir y contaminar la política española, con notable eficacia.
Cuando Abascal elogia a Trump diciendo que «compartimos que el futuro pertenece a los patriotas», y que elogia «su mensaje en defensa de los intereses nacionales frente a los organismos supranacionales», hay que fijarse en la etiqueta que le sale por detrás. Porque son “patriotas”…made in USA.