«Tales declaraciones se suman a la decisión, anunciada en días previos por el gobierno de Washington, de vetar, en su calidad de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, la solicitud del reconocimiento de un Estado palestino. Los señalamientos formulados por el mandatario estadunidense dejan ver la miseria moral y el doble discurso de Washington y sus aliados, que apenas la semana pasada aceptaron, sin ningún trámite de por medio, la incorporación a la ONU del Consejo Nacional de Transición en Libia.»
Si EEUU quisiera realmente abonar a una az genuina y duradera, como afirmó ayer su presidente, tendría que, en primer lugar, condenar el terrorismo de Estado que practica Israel y forzar a las autoridades de Tel Aviv a poner un alto a los asesinatos de palestinos, a las políticas de manipulación demográfica en Cisjornania y al cerco devastador sobre la franja de Gaza; demandar la devolución de las tierras arrebatadas a partir de 1948 o el pago de las indemnizaciones correspondientes a los expulsados; reconocer a las autoridades palestinas democráticamente electas, exigir la contención de Israel en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, y aplicar las medidas de presión política y económica necesarias para someter el colonialismo, el expansionismo y el belicismo del Estado hebreo. (LA JORNADA) THE WALL STREET JOURNAL.- Los acreedores de Grecia podrían tener que revisar los términos del acuerdo del 21 de julio sobre ayuda adicional al maltrecho país mediterráneo, dijo el viernes el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble. El presidente del banco central holandés, Klaas Knot, dijo en una entrevista el viernes en el periódico Financieele Dagblad que no podía descartar la quiebra de Grecia. Su homólogo alemán, Jens Weidmann, que asistió a la misma reunión que Schaeuble, declinó hacer comentarios. Knot es el primer miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo en reconocer públicamente la posible necesidad de que Grecia suspenda pagos. México. La Jornada Palestina, ante la inmoralidad de Washington Ayer, en un discurso pronunciado ante la Asamblea General de la Organización de Naciones Unidas (ONU), el presidente de Estados Unidos, Barack Obama, afirmó que no existe atajo para la solución del conflicto palestino-israelí, que la paz no llegará mediante declaraciones y resoluciones en la ONU, y que son los israelíes y los palestinos, no nosotros, los que deben llegar a un acuerdo en los temas que los dividen. Tales declaraciones se suman a la decisión, anunciada en días previos por el gobierno de Washington, de vetar, en su calidad de miembro permanente del Consejo de Seguridad de la ONU, la solicitud del reconocimiento de un Estado palestino que se espera sea presentada mañana por la Autoridad Nacional Palestina (ANP) que encabeza Mahmoud Abbas. Los señalamientos formulados por el mandatario estadunidense dejan ver la miseria moral y el doble discurso de Washington y sus aliados, que apenas la semana pasada aceptaron, sin ningún trámite de por medio, la incorporación a la ONU del Consejo Nacional de Transición en Libia –conformado por fuerzas opositoras al régimen de Muamar Kadafi– y en cambio siguen regateando el derecho del pueblo palestino a constituir un Estado soberano, como demandan las resoluciones 242, 338 y 3236 del organismo multinacional. La negativa pertinaz a que Palestina ocupe el sitio que le corresponde en la comunidad internacional plantea, por lo demás, una perspectiva lamentable, pues, lejos de abonar al cumplimiento de las reivindicaciones legítimas de ese pueblo –como sostuvo ayer Obama– parece parte de un plan destinado a borrar del mapa a ese grupo nacional. Resulta indignante que el actual ocupante de la Casa Blanca recurra a argumentos pueriles, como la insistencia en la negociación bilateral como única salida al conflicto y la afirmación de que la resolución del mismo no se alcanzará mediante resoluciones de la ONU, cuando el belicismo y la unilateralidad del régimen de Tel Aviv han cancelado esa vía y han demostrado que la pacificación en Medio Oriente difícilmente se conseguirá fuera del ámbito de Naciones Unidas y el derecho internacional. Si Estados Unidos quisiera realmente abonar a una paz genuina y duradera, como afirmó ayer su presidente, tendría que esforzarse en crear condiciones mínimas para que ello sea posible, y eso implica, en primer lugar, condenar el terrorismo de Estado que practica Israel y forzar a las autoridades de Tel Aviv a poner un alto a los asesinatos de palestinos, a las políticas de manipulación demográfica en Cisjornania y al cerco devastador sobre la franja de Gaza; demandar la devolución de las tierras arrebatadas a partir de 1948 o el pago de las indemnizaciones correspondientes a los expulsados; reconocer a las autoridades palestinas democráticamente electas –sean de Fatah, de Hamas o de cualquier otra fracción–, exigir la contención de Israel en las fronteras previas a la Guerra de los Seis Días de 1967, y aplicar las medidas de presión política y económica necesarias para someter el colonialismo, el expansionismo y el belicismo del Estado hebreo. Ahora bien, a pesar de las advertencias formuladas por Obama y de la virtual imposibilidad de que la solicitud de la ANP prospere en el seno del Consejo de Seguridad, es altamente probable que el reconocimiento del Estado palestino logre, de cualquier forma, un respaldo mayoritario en el pleno de la Asamblea General de la ONU –actualmente tiene asegurados los votos de 126 de los 193 miembros–; que Palestina alcance, de esa manera, el estatus de Estado observador sin derecho a voto –similar al que ostenta el Vaticano–, y que termine por configurarse, en suma, una inconsecuencia entre el pleno de la ONU y su Consejo de Seguridad y una escisión en el seno de ese órgano multinacional. La falta de solución del añejo conflicto entre Israel y Palestina plantea, pues, la perspectiva de una fractura de la comunidad internacional, de un mayor aislamiento de Tel Aviv en la región y en el mundo y de un aumento de tensiones en Medio Oriente. Si tal perspectiva se concreta, el principal responsable será el gobierno de Washington. LA JORNADA. 22-9-2011 EEUU. The Wall Street Journal El segundo rescate de Grecia podría necesitar cambios Geoffrey T. Smith Los acreedores de Grecia podrían tener que revisar los términos del acuerdo del 21 de julio sobre ayuda adicional al maltrecho país mediterráneo, dijo el viernes el ministro de Finanzas alemán, Wolfgang Schaeuble. "Me sorprendería si las condiciones del desembolso del próximo tramo de ayuda en septiembre cambiaran, pero no que las condiciones de un programa adicional cambiaran", dijo Schaeuble en un encuentro con la prensa. "Sin embargo, primero quiero esperar y ver", añadió. Schaeuble dijo que se espera que la troika que forman los representantes de la Comisión Europea, el Fondo Monetario Internacional y el Banco Central Europeo retorne a Atenas pronto para seguir estudiando si Grecia cumple con el actual acuerdo. Los comentarios de Schaeuble se producen ante las especulaciones cada vez mayores de que Grecia podría tener que incurrir en el impago y buscar una ayuda mucho mayor de la prevista en julio, debido a la persistente incapacidad de cumplir sus objetivos de reducción de déficit y crecimiento económico. El presidente del banco central holandés, Klaas Knot, dijo en una entrevista el viernes en el periódico Financieele Dagblad que no podía descartar la quiebra de Grecia. Su homólogo alemán, Jens Weidmann, que asistió a la misma reunión que Schaeuble, declinó hacer comentarios sobre la opinión de Knot. Knot es el primer miembro del consejo de gobierno del Banco Central Europeo en reconocer públicamente la posible necesidad de que Grecia suspenda pagos. Schaeuble calificó la ralentización de la economía mundial de "no tan dramática". Weidmann, por su parte, dijo que "la situación económica es mucho mejor que la percepción" del mercado. Sin embargo, admitió que el bajo nivel de confianza está comenzando a trasladarse a la economía real. "Los paquetes de ayuda sólo pueden ganar tiempo, pero no pueden ser una solución a corto plazo", dijo Weidmann. Schaeuble hizo un comentario en esta misma línea al decir que "si estamos de acuerdo en que la falta de confianza en las cuentas públicas es una de las causas principales de la crisis, entonces la crisis no se puede atajar con [una ampliación de] la causa". Ambos rechazaron las demandas del FMI de una rápida recapitalización de los bancos europeos. Weidmann dijo que la situación de capital de los bancos es mucho mejor que la que había en 2008. THE WALL STREET JOURNAL. 23-9-2011