Paco Castejón es responsable de energía nuclear en Ecologistas en Acción, y un profesional recomendado incluso por algunas de las voces pro-nucleares más destacadas del país.
¿Se puede decir que lo peor de Fukushima, de alguna manera, está por llegar?Lo único que se puede decir es que la reacción nuclear se ha detenido. Eso es lo único nuevo después de un año. Por cierto, lo contrario a lo que decían todos los expertos nucleares, que la reacción se controlaría a los pocos días, y ha costado prácticamente un año.¿Se acabó aquí la historia?, pues no. Queda proceder a la descontaminación de bastante extensión de tierra, lechos de ríos, el lecho marino… Queda también el desmantelamiento o bloqueo de los reactores, de alguna forma, mediante un sarcófago. Es algo que todavía está por ver. Y queda también por ver cuál va a ser el efecto sobre las personas y el medioambiente de esta catástrofe tan terrible. Es de esperar que los efectos en la población tarden en llegar 10 o 15 años. Es cuando veremos cómo afecta todo esto a la salud, cánceres, inmunodeficiencias… no se puede decir, ni mucho menos, que ya ha pasado todo. ¿Hay alguna manera de saber cuáles serán las consecuencias?Es difícil. Este accidente tiene muchas similitudes con Chernobyl, pero también muchas diferencias. El tipo de compuesto radioactivo, por ejemplo. En Chernobyl se esparció gran parte del inventario del núcleo, mientras que aquí hemos asistido a una fuga de cesio y yodo. Que son dos elementos más ligeros, que se desintegran antes, pero son más volátiles y pueden volar más lejos. Otro elemento distinto es la contaminación del lecho marino. En ambos casos hubo contaminación de ríos, pero del lecho marino es algo completamente nuevo que no sabemos qué consecuencias tendrá. Desgraciadamente va ha haber tiempo para estudiarlo. «Es de esperar que los efectos en la población tarden en llegar 10 o 15 años»Respecto a la salud se pueden hacer estimaciones en base a la cantidad de radiación recibida, y así ver los diferentes tipos de cánceres. Existen unas tablas desde las bombas de Hiroshima y Nagashaki, que se están intentando completar con la información de Chernobyl. Pero hay mucha controversia, porque así como nadie discute sobre los efectos de dos bombas nucleares, la industria nuclear discute los efectos de la radiación que se escapó de Chernobyl.Al menos se cuenta con estas tablas que permitirán hacer alguna previsión. Claro, hay que calcular las dosis de radiación. Primero porque todavía no han terminado. Hay personas que todavía siguen viviendo en zonas contaminadas. Hay una pluma de radiactividad que llega a más de ochenta kilómetros de distancia de Fukushima en dirección noroeste. Y según las estimaciones norteamericanas, en una pluma de unos 60 kilómetros, las dosis recibidas por la población en un año superarán los 20 milisiber, que es la dosis permitida para el personal expuesto en una central nuclear, en un año. Esto significa que la probabilidad de mortalidad aumenta un 1 por mil. Que es algo muy apreciable en cientos de miles de personas. Bueno, esto son cálculos que desgraciadamente podremos comprobar en algún momento. ¿Consideras que está demostrado que a sabiendas se puso por delante el beneficio que la salud y la seguridad de la gente?Totalmente. Una instalación, sea más o menos resistente, es un problema económico. Tepco puso por delante sus beneficios, pero no solo en Fukushima. En otra central también de su propiedad hubo un terremoto que provocó una fuga radioactiva, unos años antes. Y lo mismo ocurre, de otra manera, con las centrales nucleares españolas. Como es el caso de Garoña. Se ponen por delante los beneficios a la seguridad. Más teniendo en cuenta que es una central amortizada y es ahora cuando más beneficios produce. En todo caso vale la pena decir que por más que uno se esfuerce no es posible predecir todo lo que puede ocurrir. Ya podemos imaginar cualquier eventualidad posible, que es imposible garantizar la seguridad absoluta de una central nuclear, aún gastando todo el dinero del mundo. Por lo que pensamos que es una equivocación mantener las centrales nucleares abiertas. ¿Cómo valoráis los test de estrés hechos en las centrales nucleares españolas?Es un esfuerzo inmenso, que supone un enorme gasto por parte de los propietarios de las centrales. Pero no va a servir de nada. Hay varios elementos que lo convierten en inútil en sí mismo, de forma práctica. Todos los informes que se han entregado, lo han hecho los operadores. Por lo que no hay garantías sobre la verosimilitud. Pero también están basados sobre la situación ideal, es decir si hay tres válvulas, funcionan las tres, si hay anclajes sísmicos están en buenas condiciones. Sin embargo esto no está ni mucho menos garantizado. Se puede poner el ejemplo de Ascó, que tras pasar las pruebas de estrés tuvo un incidente en el que se demostraba que el anclaje sísmico de una de las válvulas de seguridad era defectuoso. Esto arroja dudas, lógicamente. Por otra parte, en las pruebas no se han considerado las acciones humanas, voluntarias o accidentales, como choques de camiones o explosiones. Y luego hay un problema de orden filosófico, y es el estar empeñados en un camino imposible hacia la perfección. Por más que nos esforcemos en estar seguros, siempre se nos va a pasar algo que pueda provocar un accidente. Por eso creo que lo sensato es reconocer nuestras limitaciones y olvidarnos de esta fuente de energía.¿Basta con que exista el más pequeño riesgo como para descartar la energía nuclear?Eso es lo que yo pienso, pero al menos se lo deberían consultar a la gente. Los propietarios de las centrales nucleares, la gente que vive del dinero de Endesa puede pensar de una manera, pero la gente cuya salud se pone en riesgo puede hacerlo de otra. Al menos existe el derecho de ser consultados si quieren asumir ese riesgo. Un montañero asume un riesgo, pero en este caso toman la decisión por ti. Esto, desde el punto de vista democrático es absolutamente inadmisible. Yo lo que creo que las autoridades españolas no han aprendido la lección, cosa que si han hecho las belgas, suizas, alemanas, holandesas, austriacas, italianas… donde se ha decidido un calendario de cierre nuclear, o el no relanzamiento de la energía nuclear. El mismo Japón solo tiene 2 de los 54 reactores en marcha, y muchos de ellos no volverán a ponerse en marcha. Debe haber un cierre inmediato de Garoña, y después un cierre escalonado del resto.