Marchando desde la Plaza de España hasta la de Callao, venidos de toda España, convocados por la Plataforma Estatal de Organizaciones de Familiares y Usuarias de Residencias -que agrupa a 19 asociaciones de 11 comunidades autónomas- y con el respaldo de numerosas organizaciones sindicales y políticas, unas 5.000 personas han protestado en Madrid contra la “reiterada vulneración de los derechos humanos y fundamentales” de los usuarios de residencias de mayores en España. Su reivindicación: «otro modelo de residencias es posible»
Con consignas como: “Más personal y menos negocio”, «Por nuestros mayores», “Derechos humanos al anciano”, “Dignidad y respeto”, “A su robar, hoy llaman privatizar” o «Sin enfermeras no hay cuidados”, los manifestantes exigieron al gobierno, a las CCAA y a las fuerzas políticas otro modelo de cuidados y atención a la Tercera Edad. Un modelo con más centros públicos, dignamente financiados, más pequeños e integrados en los barrios de los usuarios, con más personal e inspecciones, y donde “se combata” la “obscena privatización del sector”, donde prima por encima de todo el beneficio empresarial por delante de la atención al anciano.
En el recuerdo de todos los asistentes estaban las cerca de 35.000 personas que vivían en residencias, de mayores o discapacidad, y han fallecido desde el inicio de la pandemia, contagiadas de Covid o con síntomas de la enfermedad. Ancianos vulnerables que fueron deliberadamente dejados a su suerte al contagiarse por Covid, con directrices como las que dio la Comunidad de Madrid presidida por Isabel Díaz Ayuso, cuyo consejero de Sanidad, Enrique Ruiz Escudero, envió en los momentos más críticos de la pandemia al menos cuatro correos a los hospitales madrileños dando órdenes de que no admitieran ingresos de ancianos de residencias.
En su manifiesto, la Plataforma denuncia «la inexistencia de personal suficiente, y cualificado, para atender las múltiples necesidades de los residentes; la deficiencia de la atención médica; la práctica abusiva de sujeciones físicas y químicas; el funcionamiento ausente de los servicios de inspección; las continuas violaciones de las normativas por parte de las empresas operadoras; la alimentación escasa y pobre en valores nutricionales; la ausencia de la iniciativa pública en beneficio de una consolidada red de empresas privadas usureras; unos servicios asistenciales y de cuidados paupérrimos o abandonados, etc…”. Todo ello, denuncian en la carta “es el inaceptable reflejo del modelo hoy vigente de residencias”.
Poco antes de la manifestación se hacía viral la brillante y desoladora intervención de Mariano Turégano, de 82 años, en un pleno del Ayuntamiento de San Sebastián de los Reyes. En ella Turégano relataba las indignas condiciones en las que se encuentran él y sus compañeros en la residencia de Moscatelares, en San Sebastián de los Reyes, unas instalaciones que dependen de la Comunidad de Madrid. “En nuestras habitaciones hemos pasado un verano de 40 grados porque la Comunidad de Madrid mira para otro lado cuando se trata de ver por la salud y el bienestar de sus ciudadanos. Algunas de nuestras compañeras y compañeros han sido hospitalizados este verano, con altos niveles de deshidratación que agravan o desencadenan otras patologías”.
Los sindicatos CCOO y UGT han apoyado la manifestación, secundada también por Marea de Residencias, el otro gran movimiento que agrupa a familiares. Numerosas organizaciones políticas, entre ellas Recortes Cero, han respaldado la protesta, como tambien personalidades del mundo de la cultura y el arte como los cantantes Juan Manuel Serrat y Miguel Ríos.
Al acabar el acto, la periodista Rosa María Artal leía un comunicado final. “Aquí está hoy despierto el pueblo, el pueblo dolido, herido, advirtiendo a la sociedad y a las Administraciones que no dejaremos que la historia vuelva a arrinconar, a abandonar a las personas más vulnerables e indefensas”, decía emocionada.
Otro modelo de residencias es posible. Y necesario.