Anastasio Urra, economista

Otra mirada sobre las energí­as renovables

«La tendencia será ir incrementando el peso de las energí­as renovables, ¡porque ya no queda otra!»

José Anastasio Urra Urbieta

Doctor Europeo en Organización de Empresas.

Profesor Titular, Departamento de Dirección de Empresas «Juan José Renau Piqueras», Facultad de Economía – Universitat de València.

Director del Máster en Consultoría Estratégica, Universitat de València (www.mce-uv.es).

Miembro de la Comisión Económica de ATTAC-PV (www.attacpv.org).

¿Cómo ve el hecho de que según un estudio reciente («Impacto Macroeconómico de las Energías Renovables en 2015», elaborado por la patronal del sector APPA) el consumo de energía renovable en España bajó un 3,1% en 2015, mientras en Europa está creciendo al 9%, y al 4,8% en el resto del mundo?

En el caso de España, veo que, según datos del Ministerio de Industria, Energía y Turismo, con un crecimiento interanual del 0’1%, las energías renovables representaban en 2014 el 6’3% del consumo de energía final, que caía en su conjunto un 2’1% en usos energéticos y un 2’7% en usos no energéticos; y veo que la electricidad, a cuya producción se dedican fundamentalmente las energías renovables, representa solo el 23’4% del consumo final de energía y su consumo también caía un 1’9%. En la misma dirección apuntan los datos del BP Statistical Review 2016, que aunque indican un repunte del consumo de todas las fuentes en España durante 2015, señalan perfectamente su tendencia de caída desde 2008.

Estos datos evidencian claramente la destrucción de demanda y oferta que está provocando en nuestro país la crisis a partir del pico global del crudo convencional, comúnmente petróleo, porque importamos más del 98% del que consumimos. Y consumimos mucho, 50.740 KTEP; es decir, 50.740.000 Toneladas Equivalentes de Petróleo, el equivalente a unos 338.266.000 barriles, o el 50’8% del total de energía final. ¿Te das cuenta de que hasta el estándar de medida lo fija el crudo convencional…? ¿Por qué…? Porque es la “madre de todas las energías” que conocemos, por su concentración geológica, por su densidad energética, por su facilidad de transporte, por su versatilidad industrial…, y hemos construido la globalización basada en el crecimiento sobre la base de una disponibilidad energética que ha llegado a su fin.

La creciente escasez de petróleo no está siendo compensada por un aumento del consumo de electricidad, ni de otras fuentes; finalmente, La Globalización, dependiente en un 98% del crudo convencional para el transporte masivo y regular de mercancías y personas por el mundo, no funciona con electricidad ni con gas natural. Al ir escaseando el petróleo crudo, hasta ahora en una variabilidad interanual de entre el 3%-6% desde 2005 según la Agencia Internacional de la Energía (IEA), disminuye el consumo del resto de fuentes y formas de energía, porque sin el petróleo no es posible la actividad económica globalizada en la que estamos inmersos.

En este contexto, en el que si sumamos el cambio climático y la presión sobre los ecosistemas ya estamos alcanzando los límites del sistema planetario, de la Biosfera, la tendencia será ir incrementando el peso de las energías renovables, ¡porque ya no queda otra!

Como ocurre en Europa, donde los datos de BP también muestran el fuerte descenso del consumo final de toda la energía desde 2008. En el resto del mundo habría que hurgar en los datos, porque es muy probable que la mayor parte del aumento se deba a la consideración de la biomasa como renovable, que lo es, pero no a los ritmos del sol, el viento o las mareas; ni tampoco se dedica fundamentalmente a la generación eléctrica. Además, tomaría esos datos de crecimiento con cautela, porque tampoco sabemos en qué parte son el resultado de la bajada de precio de los paneles fotovoltaicos debida a la saturación del mercado mundial de paneles chinos de liquidación (con precio inferior a su coste industrial, no a su valor, ojo) a partir de la quiebra, a principios de 2013 de Suntech Power, el mayor fabricante del mundo de placas fotovoltaicas.

Pero si no comprendemos que las energías renovables son en realidad sistemas artificiales complejos no renovables de generación de energía renovable, si no interiorizamos que tienen límites físicos y técnicos que las inhabilitan para sustituir completamente el consumo actual de las fuentes fósiles, en particular el petróleo, corremos el riesgo de convertir la apuesta renovable en un intento de mantener el negocio de la economía del crecimiento, algo que va a ser cada vez menos posible en adelante.

¿Tiene este parón en la generación y consumo de energías renovables algo que ver con las Leyes, y en particular con la reforma energética del gobierno de Rajoy?

Tiene que ver con las Leyes, con las de la termodinámica y con las de nuestros políticos.

Gracias a la propaganda, en general, en la población se ha instalado la idea de que el progreso tecnológico es algo inevitable y siempre estará ahí para sacarnos de los problemas. Sin embargo, las Leyes de la Termodinámica limitan el progreso tecnológico de diversas formas. En el caso que nos ocupa, el desarrollo de las energías renovables se ve obstaculizado, en primer lugar, por las condiciones físicas, que establecen la energía que llega del Sol, su densidad energética en superficie, la dirección, regularidad, altura e intensidad de los vientos, la distribución y accesibilidad de los materiales necesarios, y, consecuentemente, el rendimiento máximo de las instalaciones solares y eólicas.

Además, su desarrollo se ve también coartado por la disponibilidad de fuentes de energía previas, abundantes y baratas energéticamente, puesto que conviene no olvidar que, como he señalado, las energías renovables son en realidad sistemas no renovables de captación-generación de energía renovable, y en este sentido, requieren de una base fósil que sustente su desarrollo y despliegue; ¿cómo desarrollamos y desplegamos a escala industrial el parque renovable si aún no disponemos de energía renovable a esa escala…? La termodinámica impone la puñeta de la energía, que ni se crea ni se destruye, solo se transforma; y para producir o generar energía necesitas aplicar energía. La Tasa de Retorno Energético (TRE), o cociente entre la energía aplicada y la energía obtenida con la aplicación, determina la rentabilidad energética de cualquier aplicación, y esta su rentabilidad económica. Y las energías renovables no son precisamente baratas; tampoco las fósiles si hacemos bien las cuentas e imputamos en el proceso todos los costes de oportunidad. Pero como nuestro sistema económico es especialista en hacerse trampas al solitario, externalidades les llaman, no hacemos bien las cuentas, y entonces sí que las fósiles son rentables, mucho más que las renovables, sobre todo para los 62 ricos que según Intermon Oxfam detentan más riqueza que la mitad más pobre de la población mundial.

De momento, el despliegue renovable se ha sustentado y sustenta fundamentalmente en la disponibilidad fósil; y en subvenciones y ayudas públicas, más ahora con el Horizonte 20/20/20 Europeo, debido a su baja rentabilidad fuera de burbujas especulativas, fraudes y pelotazos. Lo que no sé es si hemos pensado cómo lo desplegaremos y mantendremos a medida que se pronuncie el declive fósil; y, más, cómo viviremos y nos relacionaremos cuando solo dispongamos de fuentes de energía de baja rentabilidad energética y muy alta entropía…

En España, a los factores físicos que limitan la rentabilidad energética de las instalaciones renovables se suma, en este caso, una situación de sacudida del sector eléctrico, fundamentalmente provocada porque sus empresas fueron mal aconsejadas e hicieron mal las previsiones de inversión; a lo que se suma la situación coyuntural del mercado mundial provocada por la quiebra de Suntech que ya hemos comentado, con la entrada masiva de paneles de bajo precio también en el mercado español, y que ha supuesto una convulsión adicional del mercado con la quiebra de numerosas empresas nacionales. En este contexto, la reducción de la facturación eléctrica se ha traducido en la hiperactividad del lobby eléctrico, que lógicamente no quiere ver reducida su parte de un pastel menguante; y aquí entran las Leyes de nuestros políticos, bueno, del PP, que como evidencian los juzgados, sucumbe fácilmente a los cantos de sirena de la patronal, en especial si es la del IBEX 35.

El sector experimentó su burbuja y ha sido propicio al fraude y el pelotazo, pero parece que las cosas vayan a cambiar. No porque las renovables sean “LA” solución, como digo, sino porque Europa ya nos advierte de que no estamos cumpliendo con el Horizonte 20/20/20 y debemos hacerlo si no queremos asumir sanciones. Bueno, y también porque hay intereses de grandes multinacionales esperando hacer su Agosto español, como BlackRock, que en Julio de 2015 anunció una inversión del 10% en la IPO de Bluefield European Solar Fund, un fondo británico de nueva creación que pretende inversiones de más de 200 millones de euros en plantas solares de España e Italia.

Va a ser interesante ver los equilibrios del PP durante la legislatura para satisfacer el dialogo político necesario para gobernar mientras vela por los intereses del IBEX 35; aunque en este caso de las renovables, me temo que la oposición se lo va a poner fácil jaleando el despliegue renovable multinacional con intereses espurios como vía para el crecimiento…

Ciertamente en el caso concreto de España se ganaría mucho teniendo un mercado eléctrico más abierto y menos controlado de facto por un oligopolio.

En el mismo estudio se dice que a pesar de todo las renovables produjeron para nuestro país en 2015 unos beneficios cuantificados en 6.500 millones de euros por la reducción de CO2, importaciones de petróleo, etc. ¿Son las energías renovables limpias, una alternativa para luchar contra el cambio climático y para dar una alternativa a las necesidades de energía de nuestras sociedades?

No. Esas cifras solo indican que hoy son un negocio para algunos, pero no dicen nada de su viabilidad técnica. Técnicamente, ni son limpias, ni son alternativa al cambio climático que es ya irreversible, ni tampoco disponen de potencial para sustituir el actual consumo final de energía de fuentes primarias fósiles, que es prácticamente el 85% de toda la energía que consumimos, en el mundo y en España.

Aparte de la biomasa, todos los sistemas renovables se dedican a producir electricidad y, por su estado de desarrollo y complejidad, descansan sobre la base de las energías fósiles. No es electricidad lo que nuestro sistema económico requiere para funcionar. Pero, además, su desarrollo y expansión están limitados por unas condiciones físicas y termodinámicas que incapacitan que puedan cubrir más allá de una pequeña parte de todo nuestro consumo de energía primaria.

En realidad, todo el planteamiento de grandes instalaciones de producción eléctrica renovable construidas a escala industrial apoyada en combustibles fósiles y orientadas a la distribución sobre una gran red eléctrica no es más que otro vuelta de tuerca, otro giro de nuestro capitalismo, que solo reconoce las externalidades cuando puede monetizarlas y convertirlas en negocio; estamos hablando de un modelo corporativo orientado al control económico de En realidad, todo el planteamiento de grandes instalaciones de producción eléctrica renovable construidas a escala industrial apoyada en combustibles fósiles y orientadas a la distribución sobre una gran red eléctrica no es más que otro vuelta de tuerca, otro giro de nuestro capitalismo, que solo reconoce las externalidades cuando puede monetizarlas y convertirlas en negocio; estamos hablando de un modelo corporativo orientado al control económico de las grandes corporaciones, que barrerán de un plumazo cualquier aspiración de autoconsumo o producción a pequeña escala que les moleste.

Según otro estudio de la Universidad de Valladolid en esta misma década podemos tener serios problemas con los combustibles líquidos, y la sustitución tecnológica no llegaría a tiempo para dar la solución. ¿Qué trabas o quién se opone a que el cambio de modelo energético sea posible a corto y medio plazo?

En realidad no se opone nadie corpóreo y tangible, sino, de nuevo, los principios de la termodinámica.

El trabajo del Grupo de Energía, Economía y Dinámica de Sistemas de la Universidad de Valladolid evidencia que la sustitución no llegará a tiempo porque es física y termodinámicamente imposible que podamos llevar las renovables a un estado de desarrollo capaz de sustituir completamente el descenso energético del petróleo que estamos padeciendo, y vamos a padecer en adelante. De hecho, contempladas en su estudio las restricciones físicas y termodinámicas fundamentales del despliegue renovable, ni eso, porque en realidad toman los planes de desarrollo declarados por Europa para 2020, sus resultados apuntan a que su estado de desarrollo comenzará a no poder suplir el descenso energético fósil a partir de 2020; y aunque ya se puede apreciar, comenzará a notarse especialmente en el transporte, particularmente dependiente del crudo convencional como he señalado antes, con una contracción paulatina general del proceso de Globalización.

¿Qué haremos a partir de 2020, cuando la energía neta disponible socialmente, para todos los usos en que la aplicamos, que son todos, comience a disminuir…?, ¿seguir obcecados en la carrera renovable del capitalismo mientras convertimos los mares en cementerios, humanos, animales y vegetales; y nuestras sociedades en hordas de excluidos hambrientos…?

¿Qué le parecen los acuerdos firmados en la última cumbre de París?

Me parecen un brindis al sol dada la gravedad y urgencia de la situación; finalmente se trata de un acuerdo para acordar posteriormente la manera de acordar limitar el aumento de la temperatura del planeta, cosa que sabemos es ya irreversible, y además con poco compromiso por concretar acciones ni plazos, y menos por cumplirlas.

Claro, quienes asisten a estas cumbres no están ahí por casualidad, ni se blindan inexpugnablemente gratuitamente. Viendo al programa de Jordi Évole dedicado al Sistema, me sorprende el discurso de Naomi Klein, que básicamente se dirige a alertar del cambio climático, proponiendo como solución no tocar las fósiles que quedan y sustituirlas por las renovables con cuatro adaptaciones del sistema, porque “disponemos de la tecnología para ello”, dice; me pregunto por qué traslada este mensaje, porque tonta no es, cuando lo que sabemos en realidad es que el cambio climático es irremisible, que cada vez podemos extraer menos fósiles, y que el despliegue renovable con voluntad y valor solo puede llegar a cubrir una pequeña parte del actual consumo final de energía. No me cuesta imaginar que Elon Musk no le haga muchos ascos a su discurso…

No creo en la conspiración de los ricos, en realidad padecen entre ellos de los mismos conflictos que el resto de los mortales, y hay múltiples e innumerables conspiraciones simultáneas y contradictorias con poca probabilidad de imponer una tendencia global. Pero el poder mueve el mundo, y debemos trabajar para promover un profundo cambio en su distribución; o correr un serio riesgo de que, con un cambio disruptivo de su Biosfera, el planeta prescinda de nosotros.

En todo caso, ¿cómo cree que hay que abordar este problema?

No sé… ¿Con mucha información veraz y pedagogía para que la gente cobre consciencia de la realidad, pueda mirarla a los ojos sin temor y actuar con responsabilidad…? ¿Convenciendo a los militantes y dirigentes de Podemos y a una gran parte de los del PSOE de que el problema y la solución no son técnicos sino sociales y políticos, y de que deben formar gobierno en la próxima legislatura para liderar en España el cambio de modelo socioeconómico que demanda el momento histórico…?

La solución no es técnica, la técnica no puede ofrecer solución a un problema social y político; y si la solución es social y política, debemos buscarla y establecerla de esa forma.