¿Quién manda en Rusia? (II)

Origen y gestación de la actual clase dominante rusa

¿Quién manda en Rusia? ¿Estamos ante un nuevo zar al que nadie puede rechistar -Putin- rodeado de boyardos? ¿O tiene el poder una burguesía monopolista? Aquí la segunda entrega del serial para conocer de cerca a la clase dominante rusa: quienes son, de dónde vienen y cómo se han gestado, y qué proyectos geopolíticos les impulsan a guerras imperialistas como la de Ucrania

Como decíamos en el capitulo anterior: “En Rusia tiene el poder una burguesía monopolista de Estado que concentra la propiedad del gran capital y el poder del Estado. El origen de la actual clase dominante está en el proceso de reparto de la economía de propiedad estatal tras la implosión de la URSS en 1991, y la apropiación de las principales fuentes de riqueza del país por la élite de la burguesía burocrática soviética gracias a su lugar en los aparatos del Estado, por a ser cuadros del PCUS y miembros destacados en los aparatos del Estado y a su control sobre el poder político.

¿Cómo se ha gestado esta nueva burguesía monopolista?

Para responder a esta pregunta es preciso ir hasta los fríos días de febrero de 1956 cuando se celebra en Moscú el XX Congreso del PCUS, bajo la dirección de Jrushchov en el que se consagra la restauración del capitalismo en la Unión Soviética. El proletariado ha perdido el poder pasando éste a manos de una burguesía burocrática de Estado, gestada principalmente en el seno mismo del PCUS y en los aparatos del Estado soviético.

Esta burguesía de nuevo tipo que convirtió una economía socialista altamente concentrada en una economía de capitalismo monopolista de Estado en el que la propiedad jurídica de los medios de producción es colectiva y del Estado, mientras que esa burguesía burocrática goza de la propiedad real sobre el uso y disfrute de los medios de producción. Sustituyendo la democracia obrera por un régimen de tipo fascista y policíaco en el interior (socialfascista), y de tipo imperialista en lo exterior (socialimperialista); socialista de nombre pero imperialista y fascista de hecho.

La implosión soviética y gestación de la nueva clase dominante rusa. Primera etapa

El proceso de gestación de la nueva burguesía monopolista de Estado se desarrolla en las entrañas de la burguesía burocrática soviética que a lo largo de unos 15 años se apropiaron de las riquezas de las empresas estatales a las que podían acceder como directores o altos dirigentes del PCUS y del Estado.

Este proceso va desde mediados de los años 70 en los que la URSS entra en una profunda crisis económica conocida como “el estancamiento”, hasta su disolución oficial en diciembre de 1991.

Una crisis provocada por la resistencia y luchas de los pueblos en los países bajo su hegemonía frente a la opresión imperialista. Desde Hungría (levantamiento obrero en 1956), Checoslovaquia (Primavera de Praga en 1968) y el intento de golpe de Estado del KGB en Lituania,1991, a la derrota militar tras la invasión de Afganistán.

Por la incapacidad de su anquilosada, burocratizada y saqueada economía por la “nomenklatura” para mantener su expansión hegemonista basada en la fuerza militar (más de un 15% del PIB en gasto militar), la carrera armamentística con Estados Unidos en plena Guerra Fría, y su incapacidad para garantizar las condiciones de vida de las clases populares.

En 1985 la llegada de Gorbachov y las reformas de la “perestroika”, apertura política a un sistema de elecciones y sobre todo con la liberalización del mercado y la legalización de la propiedad privada de los medios de producción, va a desatar una una auténtica lucha entre las élites del PCUS y de los aparatos del Estado por hacerse con las propiedades estatales. Dando lugar a los primeros oligarcas integrantes de la nueva burguesía monopolista de Estado rusa.

Estos modernos oligarcas, miembros de la “nomenklatura”, amasaron grandes fortunas rapiñando las riquezas de las gigantescas empresas estatales a las que podían acceder como directores o altos dirigentes del PCUS y del Estado, operando como propietarios de hecho de las empresas estatales y traficando con los insumos, desde materias primas a maquinaria, equipos o trabajadores…

Mijaíl Jodorkovski y Borís Berezovski son dos ejemplos significativos de este estos primeros oligarcas de la caída del Soviet.

Jodorkovski, graduado en ingeniería química en la Universidad de Tecnología Química de Rusia inició su carrera política como subdirector del Komsomol (Liga de la Juventud Comunista) en su universidad, y su carrera comercial con la llegada de la “perestroika” en 1986 y gracias a su conexión con otro líder del Komsomol, Alexey Golubovich, cuyos padres ocupaban altos cargos en Gosbank, el Banco Estatal de la URSS, iniciando negocios como la importación de computadoras personales, la venta de alcohol adulterado y su entrada en el mundo de las finanzas. En 1993 se convierte en fundador de la petrolera Yukos. En 2004 llegaría a ser el hombre más rico de Rusia, con una fortuna estimada en más de 15.000 millones de dólares por la revista Forbes.

Borís Berezovski hizo fortuna importando a Rusia automóviles Mercedes durante los años 1990 y estableciéndose como distribuidor de vehículos familiares fabricados por la compañía rusa AvtoVAZ. Se hizo dueño de la compañía petrolera Sibneft y magnate de los medios de comunicación al convertirse el accionista mayoritario del principal canal de televisión ruso, ORT. Durante la presidencia de Yeltsin se convirtió en un influyente político como vicesecretario del Consejo de Seguridad de la Federación Rusa, amigo de la hija de Boris Yeltsin, Tatiana, y miembro del circulo de confianza de Yeltsin conocido como la “Familia”.

La Familia” El nombre con el que era conocido el grupo de personas formado por: – Boris Yeltsin, sus hijas Tatiana (“la nueva zarina”), Elena y su esposa Naina. – Sus yernos, altos funcionarios como Anatoly Chubais y Valentín Yumashev. – Los magnates Leonid Dyachenko, primer marido de Tatiana -empresario petrolero y presidente de la «Compañía Pública de Energía de los Urales”, vinculado con el lavado de 10.000 millones de dólares en el Bank of New York. – El marido de Elena, Valery Okulov, presidente de la compañía aérea Aeroflot, acusado de desviar a cuentas en Suiza 200 millones de dólares por el uso del espacio aéreo ruso. – Y oligarcas como Abramovich (dueño del Chelsea) y Boris Berezovski.

Década de los 90. Segunda etapa

El segundo grupo de élites empresariales se fraguó en la década de los 90, tras la caída del Muro de Berlín (noviembre 1989) y la desintegración de la URSS en 1991. Surge con las privatizaciones impulsadas por Yeltsin y constituye el corazón de la burguesía monopolista rusa al apropiarse de las partes más valiosas de la economía soviética, las empresas nacionales de la energía y los principales recursos naturales.

El 25 de diciembre de 1991 Gorbachov dimite como presidente de la URSS. Yeltsin ocupa su lugar y tres días después, el 28, declara la disolución oficial de la URSS, dando origen a 15 nuevos países soberanos con la independencia de las antiguas repúblicas soviéticas y abriendo la oleada de privatizaciones de la década de los 90, que consolida y amplía un segundo grupo de oligarcas integrantes de la burguesía monopolista de Estado.

Yeltsin asume la presidencia con todo por hacer. Desde modernizar aeropuertos y crear bancos a, sobre todo, pasar a manos privadas la explotación de la fabulosa riqueza estatal rusa en petróleo, gas, acero, energía, telecomunicaciones etc.

La “Familia” va a jugar un papel determinante en el proceso de privatización y la creación de un nuevo grupo de oligarcas en la clase dominante.

En 1996 Yeltsi, necesitado de ganar las elecciones, firma un decreto por el que el Estado dará acciones de empresas públicas como garantía a cambio de créditos privados al gobierno para enjugar el déficit previsto del 7,8% del PIB.

El Estado no devolvió el dinero. Pero ingentes sectores económicos de sectores estratégicos de la energía como el petróleo; de la siderurgia; de la minería como Novilsk Nickel, la mayor productora mundial de nikel y paladio, y las telecomunicaciones acabaron a precio de saldo en manos de nuevos y “viejos oligarcas”. Así una de las mayores fábricas de aluminio del mundo, cuyo valor mínimo se calculaba en 1.000 millones de dólares, fue privatizada por menos de 300 millones por Roman Abramovich, el dueño del Chelsea.

El proceso continuaría en los años siguientes. En 1998 Yeltsin lanzará otro decreto de privatizaciones para 2.000 empresas, entre ellas las petrolíferas Rosneft, Slavneft y Onako, el coloso de la energía eléctrica RAO-EES y las sociedades de telecomunicaciones Svyazinvest, Elektrosvyaz y Celiabinsksvyazinform.

La tercera etapa de configuración de la actual clase dominante rusa se abrirá con la llegada de Putin al gobierno, aupado por el presidente saliente, Boris Yelsin, la “Familia” y los sectores hegemónicos de la buguesía monopolista rusa. Es su candidato y representa su proyecto.