El orégano y el romero, dos potentes antioxidantes naturales, pueden ser utilizados para conservar alimentos y, aplicados a materiales biodegradables, permite crear envases que conservan de forma natural los alimentos, reduciendo el plástico y los conservantes artificiales que se usan hoy. Esta es la línea de desarrollo del científico Joaquín Gómez Estaca, del Instituto de Agroquímica y Tecnología de Alimentos de Valencia, dependiente del CSIC.
Podríamos hablar de “la vía mediterránea” ara conservar los alimentos viendo los desarrollos que está haciendo el CSIC en este terreno. El Instituto del Frío del Consejo Superior de Investigaciones Científicas (CSIC) desarrolla varias líneas de investigación basada en productos naturales propios de la flora mediterránea. Algunas de ellas están centradas en la conservación de productos refrigerados o congelados, como carpaccios o hamburguesas de pescado, y consisten en incorporar antioxidantes procedentes del clavo o la semilla de borraja. En plena época de uso (y cuestionamiento) de los conservantes E-, esta línea supone una forma revolucionaria, ya veremos si competitiva financieramente, para usar compuestos de origen natural como son las plantas aromáticas autóctonas con un alto poder antioxidante. Según Joaquín Gómez, usados en el envasado de los alimentos pueden mejorar su conservación. Este científico está trabajando en el uso de materiales biodegradables para el envasado de los alimentos, que en un futuro podrían sustituir parcialmente la utilización de plásticos. En esta línea se han desarrollado materiales de envasado a partir de gelatina, sustancia abundantísima en subproductos que contienen pieles, huesos, espinas y escamas de origen animal y que contiene el colágeno, una proteina estructural que permite fabricar estos materiales de envasado y a la que se puede incorporar los extractos de orégano y romero. Estos materiales ya han sido aplicados a la conservación de sardina ahumada, con "excelentes resultados”. En otros países ya existen este tipo de envases enfocados a la fruta. España tiene un potencial excelente para destacar en la industria agroalimentaria orientada hacia la nutrición y la salud. Poseemos la dieta mediterránea, por un lado, y unos excelentes científicos y tecnólogos que pueden convertir todo ese potencial en creación de riqueza, empleo y salud para la población y para el país. Y más ahora en plena crisis, romper la dependencia tecnológica y productiva es posible. El país lo demanda.