Open Arms. Cronología de una Odisea

Finalmente, y tras 19 días de espera con una cada vez más incontrolable situación a bordo, los 83 náufragos que quedaban en el Open Arms han desembarcado sanos y salvos en Lampedusa. El desenlace tiene lugar tras la decisión del fiscal de Agrigento, que contraviniendo las orden del ministro del Interior, el ultraderechista Matteo Salvini, ordenó el desembarco inmediato de los refugiados, pero también la incautación del navío de la ONG española, que se enfrenta a cuantiosas multas por parte de España.

Cuando Anabel Montes -la jefa de misión del Open Arms- leyó en la Capitanía de Lampedusa la resolución del Fiscal de Agrigento, tuvo que repasarla tres veces antes de romper a llorar. No podía creer que finalmente aquel papel -contra la ignominiosa cerrazón xenófoba del ministro del Interior, Matteo Salvini, que se había negado una y otra vez a que atracaran en un puerto italiano- les diera permiso para desembarcar.

Al volver al barco -a un Open Arms en el que tras casi tres semanas varados frente a Lampedusa la angustia y la tensión a bordo se podía cortar con un cuchillo, y varios refugiados habían intentado poco antes alcanzar la costa a nado- Montes y la tripulación intentaron ser cautelosos al dar la noticia. 

El desembarco de los refugiados sanos y salvos es la cara principal -y feliz- de esta odisea. Para la ONG española comienza otra muy distinta: una batalla legal. 

No lo consiguieron. «Cuando íbamos bajando las escaleras del puente, debieron de ver un gesto, una sonrisa, algo, en el rostro de alguno de nosotros… Los rescatados empezaron a saltar y ya corrimos todos a abrazarnos», cuenta Montes a eldiario.es. Una explosión de alegría y de cantos de «¡Boza!» (Victoria) llenó la cubierta y todos, tripulación y rescatados, se fundieron en abrazos y lágrimas.

Ese momento de euforia puso punto y final a lo que los propios miembros de la ONG llaman «la misión más dura» del Open Arms hasta la fecha, a 20 jornadas agotadoras. «Un día más y muere alguien», coinciden todos. Tras rescatar a 163 personas en tres naufragios, los gobiernos de Italia y Malta se negaron en redondo a ofrecerles un puerto seguro. Mientras los gobiernos europeos debatían y discutían y el ultraderechista Salvini lanzaba todo tipo de ataques verbales contra las ONGs que salvan vidas en el Mediterráneo Central, los días pasaban y los rescatados languidecían, cundiendo la desesperación a bordo, escaseando la comida y teniendo la tripulación que hacer frente al estallido de peleas y conatos de rebelión. Por enésima vez, quedaba en evidencia la ausencia total de una política migratoria común europea.

“Llevamos casi cuatro años haciendo esto y buscaremos mil alternativas. Se están vulnerando los derechos humanos. Antes presos que cómplices” (Óscar Camps)

 El desembarco de los refugiados sanos y salvos es la cara principal -y feliz- de esta odisea. Para la ONG española comienza otra muy distinta. El Open Arms ha sido arrestado bajo la excusa de «falta de condiciones de seguridad», y se enfrenta a una batalla legal que determinará si la ONG incumplió deliberadamente o no las autorizaciones de navegación; algo que analiza la Fiscalía italiana y que el Ejecutivo español amenaza con investigar con el añadido de una multa de hasta 900.000€. Desde Proactiva Open Arms insisten en la obligación de auxilio, recogida en la Convención de la ONU sobre el Derecho del Mar, y ya preparan un segundo barco -el velero Astral- para zarpar mientras el primero está bloqueado.

“Llevamos casi cuatro años haciendo esto. Nos han disparado, nos han secuestrado, nos han amenazado de muerte, nos criminalizan constantemente. Tenemos otro barco y buscaremos otro y tendremos mil alternativas, y cuando acaben con nosotros aparecerán otros, porque se están vulnerando los derechos humanos y los convenios internacionales”, ha dicho desafiante Óscar Camps, fundador de la ONG  y tripulante. «Antes presos que cómplices».

– 30 de julio: Después de haber estado 6 meses inmovilizados en Sicilia por orden de Salvini, el Open Arms zarpa desde el puerto de Lampedusa, en su misión 65ª en el Mediterráneo central, donde en ese momento no hay ninguna ONG de salvamento. 

Cronologia de una odisea

– 1 de agosto: Rescate de 55 personas a 70 millas de la costa libias. Entre ellos hay 16 mujeres, una de ellas embarazada, y dos bebés mellizos de nueves meses. El Open Arms avisa a las autoridades libias, a las maltesas, a las italianas y a las españolas.

– 2 de agosto: Segundo rescate: 69 personas con «signos de violencia», entre ellas dos niños y dos mujeres embarazadas. Los rescatados a bordo suman ya 124.

– 3 al 9 de agosto: Tras una semana en la que tanto Malta como Italia se niegan a darles puerto, la Guardia Costera italiana accede a evacuar a tres mujeres por razones de salud. El barco recibe la visita del actor Richard Gere. Mientras, el barco Ocean Viking, operado entre Médicos Sin Fronteras (MSF) y SOS Méditerranée, rescata a 85 personas. Tras varios rescates más, llegarán a ser 356.

– 10-13 de agosto: El Open Arms rescata a otras 39 personas durante la madrugada, por lo que el número de migrantes a bordo vuelve a ascender hasta los 160. Malta reconoce que el rescate se ha producido en aguas bajo su «responsabilidad» y ofrece hacerse cargo de estos 39, pero no del resto. La ONG se niega y la propuesta provoca un conato de motín. Por razones de salud se evacúa finalmente a 13 personas, entre ellos un bebé.

– 14-17 de agosto: Un tribunal italiano autoriza al Open Arms a entrar en aguas italianas (levantando una multa de 50.000 euros). Sin embargo, Salvini asegura que volverá a prohibir el desembarco. El Open Arms fondea a 1 km de las playas de Lampedusa. Otras 13 personas son trasladadas a tierra por motivos de salud, y luego también los 27 menores no acompañados. La situación en el barco es cada vez más inestable. España y otros cinco países (Francia, Alemania, Rumanía, Portugal y Luxemburgo) se comprometen a acoger a los migrantes. Pero esto no hace cambiar de idea a Salvini. 

– 18-19 de agosto: La situación se descontrola. Varios refugiados, muchos de ellos sin saber nadar, saltan por la borda en un intento desesperado por llegar a tierra y tienen que ser rescatados. El gobierno español ofrece el puerto de Algeciras, a más de 900 km de distancia. Se produce un agrio cruce de declaraciones entre la ONG y miembros del gobierno de Sánchez.

– 20 de agosto: Poco después de que el gobierno español haya resuelto enviar una fragata, la Audaz, para trasladar a los rescatados a Baleares, el fiscal de Agrigento da la orden de incautar el Open Arms y que todos los migrantes que quedan (83) sean desembarcados inmediatamente. A las 23:50 el Open Arms atraca en Lampedusa, donde tripulación y migrantes son recibidos por decenas de personas que les dan la bienvenida mientras cantan el «Bella Ciao».